LA TRIBUNA DEL LECTOR Cuando lo barato cuesta caro
POR CHRISTIAN JANDER, DIRECTOR DE GALERÍA TARQUINIA
Desde que el arte se vinculó al dinero, cosa que ocurrió muy pronto en la historia de la humanidad, las falsificaciones e imitaciones de las obras originales han sido una constante en todas las culturas y civilizaciones. La dificultad por poseer un original, el gran valor que éstas alcanzaban, o simplemente la incapacidad de los genios para realizar las obras que se les encargaban, favorecieron no sólo a la aparición de imitaciones, sino también de falsificaciones.
Las grandes demandas que tenían los maestros estableció unos nuevos criterios, aún hoy no asimilados por los expertos: "basada en un dibujo del maestro", "en una idea original del maestro", "comenzada por el maestro y terminada por un discípulo", "obra de un discípulo retocada por su maestro", "de taller pero firmada por el maestro", etc.
La distancia que separa el original de un maestro de un "taller" o "discípulo" es tan sutil que no es de extrañar que los expertos prefieran evitar certificaciones y digan un día una cosa que les permitirá decir la contraria si las circunstancias cambian. A estas guerras de atribuciones no son ajenos, ni el dinero ni el orgullo personal. Siempre he considerado que es mucho peor el orgullo, pues nubla la mente más que el dinero.
Las falsificaciones siempre han acompañado la vida de los maestros. Según un conocido galerista de Madrid, un 30% de las obras que están en el mercado español son falsas. Incluye entre esas falsas las obras que se atribuyen a un autor y que no son de él, y adorna la afirmación con una serie de historias que servirían de guión al mejor thriller.
Me he especializado en Roberto Matta y he visto en mi vida de coleccionista innumerables falsificaciones, algunas muy burdas y otras idénticas a la mano del maestro. Podemos encontrar en el libro "MATTA, Opere dal 1939 al 1975", varios capítulos donde se mencionan obras falsificadas que van desde copias de un original, variaciones de un original y hasta una obra nueva.
También he podido detectar falsificaciones de grabados y litografías, como de HOM¨MERE (LËUTRE), Sonet 417, donde existen reproducciones digitales al igual que la obra denominada FIGURE.
En base a lo expuesto comparto algunos consejos al tomar la decisión de adquirir una obra de arte:
-El consejo más básico pero más cierto: sólo debes comprar una obra de arte que te inspire, que la veas y te encante. También tener en cuenta su funcionalidad, considerando si es por motivos decorativos, de coleccionismo o inversión.
-Estudiar al artista, sobre todo si es con fines de inversión o coleccionismo. Su trayectoria, su edad, su educación, sus influencias, incluso su carácter puede ser un elemento clave a la hora de decidir a invertir en arte. Analizar y prever la trayectoria de un artista es uno de los puntos más complicados y críticos tanto para un crítico de arte, un mecenas, galería, un simple coleccionista o inversor. Para minimizar los riesgos, hay que llevar a cabo una exhaustiva investigación de los pasos llevados a cabo por el artista en su carrera. ¿Se dedica a tiempo completo a la creación artística?, ¿ha tenido formación artística?, ¿quiénes son sus fuentes de inspiración y a qué corrientes pertenece?, ¿su obra es 100% original o sigue el estilo de otros?, ¿tiene publicaciones? Por último, conocer si ha recibido premios de la crítica, al igual que saber en qué galerías o exposiciones ha participado.
-Analizar los precios en que se han adquirido sus obras y estudiar el mercado. A la hora de invertir en arte, hay que ser muy cuidadosos en la época y el lugar en la que se realiza la operación. Son fortunas las que se han ido a la basura por comprar en épocas de burbuja (inmobiliarias, de divisas, de arte, …).
-Asegurarse de que la obra tenga historial, donde ha sido expuesta, quienes han sido los dueños anteriores, que tenga los certificados correspondientes del artista y del ente autorizado para corroborar que la obra no es una imitación.
Siguiendo estos simples consejos podremos tener la tranquilidad que nuestro dinero estará bien invertido y que no tendremos que recordar este viejo refrán: lo barato cuesta caro.