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Línea de crédito

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La pregunta que queda en el aire es cuánto aguantará la línea de crédito que la ciudadanía le ha entregado al gobierno. Efectivamente, ésta puede ser muy elástica, pero en algún momento los fondos se acabarán. Y los ministros, sobre todo Izkia Siches, deben cuidar ese capital para que la luna de miel dure lo más posible".

Cuando recién asumía Gabriel Boric a la cabeza del país, una ciudadana comentaba en la radio que tenía fe en lo que venía, que sabía que sería complejo, pero que los chilenos tenían "paciencia" para esperar que el nuevo gobierno pudiera acometer las tareas comprometidas.

En otras palabras, alguna parte de los y las chilenos que votaron por Boric tienen claro que los cambios no se pueden implementar de un día para otro y, por lo tanto, establecen una cierta línea de crédito, con algún grado de libertad en su uso, a la espera de "vivir mejor", como rezaba su slogan de segunda vuelta.

Pero, en estos primeros 30 días, la ministra del Interior, Izkia Siches, ha sido probablemente la que más ha utilizado este "colchón", a partir de varios pasos en falso y autogoles.

El primer tropiezo se dio a solo unos días de asumir el gobierno, cuando debutó viajando a La Araucanía, específicamente a Temucuicui -una de las zonas más rojas del conflicto-, donde se reuniría con Marcelo Catrillanca, padre del comunero asesinado en 2018. Sin embargo, no logró llegar a su destino, tras ser recibida con balazos al aire y un auto incendiándose en medio del camino.

Si la apuesta hubiera resultado, efectivamente habría sido un tremendo golpe a la cátedra, ante un conflicto que ningún gobierno ha podido solucionar y que se ha tornado mucho más complejo en las últimas décadas. Habría, de hecho, marcado una diferencia clara y tangible con la administración anterior. Pero no resultó. Primer faul.

Nunca se supo en rigor, quién tuvo la responsabilidad de esa fallida jornada. Desde las comunidades de la zona se acusó improvisación e incluso algunos afirmaron que nunca fueron contactados por el equipo de la Ministra. No obstante, la jefa del gabinete dijo que sí había existido un equipo de avanzada.

Luego vino la utilización del concepto "Wallmapu", que se ha empleado ampliamente en la centroizquierda como una forma de acercarse al mundo mapuche, aun cuando algunos consideren que es más una apropiación cultural que otra cosa. Independiente de aquello, las palabras de Siches causaron revuelo más allá de nuestra frontera, cuando en Argentina consideraron que la situación afectaba la soberanía de su país. La Ministra tuvo que pedir disculpas, lo que a su vez le generó críticas en su propio sector político. Segundo autogol.

Y la tercera no fue la vencida. Esta semana se produjo la polémica más compleja en la que se ha visto involucrada la secretaria de Estado, cuando denunció a viva voz en la comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados y Diputadas, que durante el gobierno de Sebastián Piñera había existido un vuelo hacia Venezuela para expulsar migrantes, que había tenido que devolverse con todos sus pasajeros. Vehementemente, además, advirtió que había entonces malgasto de recursos estatales y calificó la situación de "chambonada" e "impresentable".

De pasada -y a partir de su fijación con los contenidos noticiosos-, cuestionó a los medios de comunicación, a los que acusó de ayudar a Piñera a ocultar ese hecho, mencionando a algunos con nombre y apellido, los que habrían, según la Ministra, publicado el suceso en primera plana si hubiera ocurrido en la actual administración.

Apenas unas horas después, Izkia Siches tuvo que desdecirse a través de su cuenta de Twitter. Y pedir disculpas, una vez más. Y aunque la oposición se apuró en pedir su renuncia, Boric la habría reprendido, pero en lo público, la respaldó. La salida política, como casi siempre, fue cortar por el lado más débil y culpar a la exdirectora (s) del Servicio Nacional de Migrantes de la "información errónea" supuestamente recibida por la Ministra.

El tema es que la jefa del gabinete es la que dirige el equipo de gobierno, la que tiene la responsabilidad política y la que debe evitar que este tipo de polémicas afecte al Presidente.

Por el contrario, la secretaria de Estado ha demostrado una vez más que el sentido común es el menos común de los sentidos, abriendo flancos innecesarios, en momentos en que comienza a aumentar la desaprobación ciudadana hacia el nuevo gobierno y la propia Ministra aparece como la peor evaluada del equipo gubernamental medido, por ejemplo, en la Cadem.

La pregunta que queda en el aire es cuánto aguantará la línea de crédito que la ciudadanía le ha entregado al gobierno. Efectivamente, ésta puede ser muy elástica, pero en algún momento los fondos se acabarán. Y los ministros, sobre todo Izkia Siches, deben cuidar ese capital para que la luna de miel dure lo más posible. No, a contrario sensu, encargarse de boicotearla. 2

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Retomar a Hipócrates

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Izkia Siches está próxima a cumplir un mes en el cargo, superando los casos de Balmaceda, Letelier y Matte. Cuánto más logre mantenerse en el ministerio dependerá de la capacidad que tenga para percatarse que dejó la vocería del Colegio Médico y asuma que ahora es parte fundamental del Gobierno".

La llegada de Izkia Siches al ministerio del Interior fue un hecho inédito. Después de 212 años, y desde que el abogado serenense José Gaspar Marín se hiciera cargo del rol de secretario del Gobierno de Chile en 1810, por primera vez, asumía en este importante rol una mujer, madre y trabajadora.

Su arribo al ministerio tiene la gracia de haberse logrado por sus propios méritos, sin haber sido originariamente de la capital, sin haber pertenecido a los colegios de la élite y sin haber sido prima del Presidente o ser cacique de algún partido político.

Uno no sabe si por ambición, ignorancia o una seguridad absoluta en sí misma, la especialista en medicina interna -vaya coincidencia- aceptó esta cartera, creyendo que debía cumplir una función similar a la que tenía como presidente del Colegio Médico. La gran diferencia es que en la asociación gremial podía decir lo que quisiera sin consecuencias, tal como quedó demostrado a través de una serie de declaraciones que hoy, en perspectiva, no tenían sustento.

En esta línea, surgieron las nuevas expresiones de la Ministra en el Congreso, acusando al gobierno anterior de una maniobra distractora con los inmigrantes expulsados del país, sin tener una certeza de que así fuera. La altura del cargo parece haberle hecho olvidar ese juramento de Hipócrates que hizo cuando soñaba con mejorar la vida de las personas a través de la medicina y que decía en uno de sus párrafos: "Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas".

Esa falta de prudencia, válida para cualquier profesión, la ha puesto en entredicho y ha llevado a algunos a cuestionar su capacidad para ejercer un cargo que ha sido sensible a lo largo del tiempo. Haciendo una revisión de la historia de este ministerio, desde el retorno a la democracia, ha sido de una gran estabilidad. Michelle Bachelet tuvo tres ministros en cada uno de sus gobiernos; Piñera dos en el primer mandato, igual que Ricardo Lagos; en el caso de Eduardo Frei, fueron tres y con Patricio Aylwin, increíblemente, solo uno: Enrique Krauss. La excepción que confirma la regla fue el último gobierno de Piñera que tuvo cuatro ministros que intentaron sortear con dificultad las olas del estallido.

Revisando la historia de nuestro país, resulta evidente que la cantidad de ministros del interior va en directa relación con la capacidad de un gobierno para ejercer sus funciones. En esta línea, exceptuando a Piñera y el estallido, desde 1990 el clima fue de orden. En la vereda contraria, nos encontramos con los casos de Salvador Allende que tuvo 9 ministros del interior en tres años; Carlos Ibáñez del Campo, 16 ministros en seis años, durante su segundo gobierno. Uno menos que Arturo Alessandri en su primer gobierno. Durante el siglo XX, el récord lo tuvo su antecesor Juan Luis Sanfuentes con 18 secretarios.

El primer ministro de Sanfuentes, José Elías Balmaceda, duró apenas 16 días. En tanto, Orlando Letelier fue ministro del Interior durante la Unidad Popular por 14 días. Cuatro días más que Jorge Matte, que estuvo encargado de esa cartera solo diez días como ministro de Alessandri en su primer gobierno.

Más allá de sus errores no forzados, Izkia Siches está próxima a cumplir un mes en el cargo, superando los casos de Balmaceda, Letelier y Matte. Cuánto más logre mantenerse en el ministerio dependerá de la capacidad que tenga para percatarse que dejó la vocería del Colegio Médico y asuma que ahora es parte fundamental del Gobierno. Su permanencia en el cargo será, en definitiva, el principal barómetro de la capacidad de este mandato para gobernar al país. 2

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