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ENTREVISTA. agustín squella, convencional del Colectivo del Apruebo:

"La disposición de quien ha estado trabajando casi un año en el nuevo texto es naturalmente hacia aprobar"

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Sebastián Mejías O.

Que los egos predominaron por encima del diálogo, que las opiniones extremas se impusieron demasiadas veces, que se aísla a los sectores moderados, entre otras, fueron parte de las críticas lanzadas por Agustín Squella al proceso de la Convención Constitucional. Sin embargo, también dijo que su definición pensando en el plebiscito de salida la dará cuando esté listo el borrador del texto y ese momento llegó.

Más allá de que durante todo el proceso su peso académico no primó, puede que su elección de cara al 4 de septiembre sí sea preponderante para todos los sectores moderados- ligados al socialcristianismo- que tienen dudas de la Convención y de sus resultados. Porque si bien todavía resta camino hasta el plebiscito de salida, que los liderazgos tomen partido puede ser clave pensando en reequilibrar la balanza para una de las dos opciones en juego.

-Muchas veces usted señaló que tomaría una decisión de cara al plebiscito con el borrador listo ¿Se definió por una opción?

-He dicho que decidirse por el apruebo o por el rechazo a la propuesta de nueva Constitución exige tener a la vista el completo texto de esta, incluidas sus normas transitorias, y debidamente armonizado. No hay que precipitarse. Entre el 4 de julio e igual fecha de septiembre habrá dos meses para leer con atención, ojalá en grupos familiares, vecinales, laborales, estudiantiles, el texto que será votado.

-¿Estos meses que quedan por delante tienen algo que decir para hacerlo inclinarse por una u otra opción?

-La disposición de quien ha estado trabajando ya casi un año en la propuesta es naturalmente hacia el apruebo. Por algo hemos estado allí y seguido allí hasta el final. Tendría que ocurrir algo muy grave y decepcionante en las semanas de trabajo que restan para como para inclinarse por el rechazo.

-¿Hará activismo por el apruebo durante la campaña?

-Ni activismo ni descanso, aunque todos los convencionales vamos a necesitar mucho del segundo. Creo que lo que haré será un trabajo en favor de una buena difusión y explicación de la propuesta, tanto en los que me parezcan sus pros y sus contras. O sea, intentaré ayudar al trabajo de ponderación al que aludí en una respuesta anterior.

-¿Ha crecido bastante el rechazo?

-Sí, ha crecido el rechazo, pero focalizado en el proceso en curso, pero no en el resultado final de este, y sí, hemos tenido más de un episodio ruborizante y más de una norma aprobada que no cuenta con nuestra aceptación. Al final, o sea, después del 4 de julio, todos los ciudadanos, ya con el texto definitivo al frente, tendremos que hacer una reflexión acerca de pros y contras para aprobar o rechazar. Un texto de más de 400 artículos no tendrá, según creo, ni una aceptación entusiasta de cada una de sus disposiciones ni tampoco un rechazo de todas ellas. Habrá que ponderar.

-¿Al final pudo incidir como le hubiera gustado?

-Mi incidencia ha sido limitada, pero no por falta de esfuerzo ni conversación. Pero creo haber ido mejorando en ese sentido. Lo que pasa es que alguien que no milita ni ha militado nunca en un partido político y que además se presenta como un liberal de izquierda la tiene bien difícil en este país: La izquierda arrisca la nariz ante la palabra "liberal" y la derecha ante la palabra "izquierda".

-Leyendo el borrador, ¿qué es lo que más le gusta y qué reformaría obligatoriamente apenas se pueda?

-El capítulo de derechos fundamentales ha quedado muy bien, en especial en lo que teníamos un gran vacío constitucional: Derechos sociales. En cuanto al sistema político -el otro gran capítulo de toda Constitución- tiene algo de experimento, es cierto, pero para cualquiera era claro que no podíamos seguir con un sistema que había hecho crisis hace ya tiempo. ¿Algo que me complique? Cierta retórica ampulosa y maximalista de algunas normas. Pero una Constitución es como una partitura inicial que tendrá luego que ser ejecutada por actuales y futuras autoridades, y por el pueblo mismo, sin descartar que hubiera que hacer más adelante algunos ajustes no a la orquesta, sino a la propia partitura.

-¿Los cambios a la Constitución serían en este Parlamento o cuando entren en vigencia el nuevo sistema político?

-Calma y buena letra, recomendaría yo al actual y futuro Poder Legislativo. En caso de ser aprobada la propuesta, lo primero que habrá que hacer es estudiar y dictar no pocas leyes que apunten a una aplicación pronta y efectiva del nuevo texto constitucional, ajustando también a este las políticas públicas de los gobiernos y los fallos de los jueces. Este es un muy largo camino que recién comienza. La propuesta, que será un punto de llegada para los constituyentes, será también, caso de ser aprobada, un punto de partida para el país.

-Cómo ve el ánimo en la derecha de cara al plebiscito? ¿Rechazo absoluto o nada es absoluto?

-Ni en Chile ni en la Convención hay una sola derecha, sino varias. Un sector de ella estuvo desde la partida por el rechazo, otro sector se ha ido inclinando poco a poco por esa alternativa, pero hay también una parte de la derecha en la Convención que, según me parece, está en un estado de reflexión que la podría llevar tanto a una como otra opción.

-¿Hay buenos liderazgos en la Convención de cara al nuevo ciclo político?

-Desde el primer día me di cuenta de que en la Convención había varias figuras jóvenes, y algunas que no tanto, que pensaban en futuras carreras políticas personales o que eran promovidas como tales, abiertamente, por los partidos a que pertenecían. Nada tengo contra eso, salvo que por momentos se cayera en el exhibicionismo y en la utilización de la Convención como un medio y no como lo que realmente es: Un fin. Una Convención Constitucional puede ayudar a futuras y legítimas carreras políticas, pero nunca debe ser transformada en un trampolín para ese efecto. Es demasiado importante lo que está en juego como para andar jugando con fuego.

-¿Deberían los convencionales hacer campaña abierta por una u otra opción?

-Cada cual deberá hacer ese cálculo y los constituyentes no debiéramos transformarnos en predicadores ni en uno ni en otro sentido. Lo que los ciudadanos esperan como insumo para formarse su propia y definitiva opinión es un texto final y una libre reflexión individual y colectiva al respecto. Todos, porque en septiembre el voto será felizmente obligatorio, tenemos que pasar de nuestro pre-juicio ( el que tenemos ahora) a un juicio que sea tan definitivo y responsable como la situación amerita.

-¿Qué será del Colectivo del Apruebo después de la convención?

-Me he sentido muy bien en ese colectivo, posiblemente el más pequeño de toda la Convención: Apenas siete convencionales. Hemos conversado mucho al respecto y quedamos de juntarnos relajadamente el 5 de julio - y relajadamente quiere decir aquí una comida o un asado- para seguir conversando con la misma libertad individual y colectiva que hemos tenido durante el proceso, en el que siempre se han respetado las decisiones de cada integrante. Somos un grupo, pero nunca hemos sido ni un rebaño ni una manada.

"Creo que lo que haré será un trabajo en favor de una buena difusión y explicación de la propuesta, tanto en los que me parezcan sus pros y sus contras".

"En caso de ser aprobada la propuesta, lo primero a hacer es estudiar y dictar no pocas leyes que apunten a una aplicación pronta y efectiva".