Las convicciones de Sharp en seguridad
El alcalde de Valparaíso hizo un emplazamiento a la ministra del Interior para acordar medidas que pongan atajo a la violencia en las calles.
Las señales sobre la escalada de violencia entre bandas criminales de Valparaíso fueron muchas y de tal contundencia en los últimos años, que ningún personero que haya ejercido algún tipo de autoridad en este periodo puede separar su responsabilidad de los hechos que hoy tienen a toda la ciudad conmocionada. Dos niños, uno residente del cerro Los Placeres y una segunda de tan solo 3 años que vive en Playa Ancha, se debaten entre la vida y la muerte en el Hospital Carlos van Buren, luego de sufrir balazos en su cabeza, fruto de ataques que las policías aún investigan, pero que involucran altercados entre grupos rivales y ajustes de cuentas.
De allí que causa extrañeza el emplazamiento que hizo el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, a la ministra del Interior, Izkia Siches, a quien pidió a través de un mensaje publicado en Facebook -las antiguas formalidades que implicaban ir hasta La Moneda para analizar estos temas parece que estorban- una reunión para presentarle las ideas generadas desde el municipio porteño para mejorar la seguridad en las calles de la ciudad. De facto, Sharp se saltó a la delegada presidencial, Sofía González, quien ejerce la coordinación en temas de seguridad a nivel regional, y prefirió acudir directa y públicamente a la secretaria de Estado. La propuesta representa un marcado cambio de actitud respecto de su primer periodo, cuando Sharp desestimaba cualquier responsabilidad municipal en temas de seguridad pública y, más aún, de esos negros días de estallido social en Valparaíso, cuando el jefe comunal porteño era más enfático en criticar las acciones de Carabineros que los saqueos e incendios que asolaban a pequeños comerciantes y edificios patrimoniales en el plan de la ciudad. Las irresponsabilidades públicas de una autoridad son difíciles de borrar. Por ello aparece como contradictorio que Sharp pida el regreso de los carabineros que reforzaron durante mayo la dotación de la comuna, cuando un par de años antes encabezaba -un video rescatado por redes sociales lo muestra sosteniendo un lienzo en primera fila- marchas en las cuales se hacía burla de la misma institución a la cual hoy pide ayuda.
Este cambio de actitud, por supuesto, es positivo, pero para ser consistente y reflejar un compromiso serio con los problemas de seguridad que aquejan a todos los porteños, requiere de acciones concretas que salgan del marco habitual de los emplazamientos públicos y aterricen en decisiones capaces de ayudar a Carabineros en el control del orden -dentro del marco municipal que la ley permite-, como fortalecer las unidades de fiscalización, poner atajo a los ambulantes, mejorar la coordinación con las instituciones policiales, aprobar y materializar un Plan Comunal de Seguridad. Una señal sería empujar con prioridad los seis proyectos en este ámbito que forman parte del plan "Valpo al 100". En resumen, el alcalde debe aún demostrar que sus convicciones como autoridad municipal están alineadas con las necesidades de la ciudad para poner atajo, de una buena vez, a la escalada de violencia en sus calles.