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ENTREVISTA. urmas eigla, nuevo embajador de Estonia en Chile:

"Chilenos y estonios tenemos una mentalidad muy similar, será que ambos somos países marítimos"

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Carlos Vergara Ehrenberg

Cuenta Urgas Eigla (1972), en un castellano bastante aceptable, que la reunión con el Presidente Gabriel Boric en La Moneda para la presentación de sus cartas credenciales como nuevo embajador de Estonia en Chile (un pequeño país de apenas 1.3 millones de habitantes, fronterizo con Rusia y Letonia, a orillas del Mar Báltico) fue una emoción que hace años no vivía.

"No en todos los países es una ceremonia tan solemne. Lamentablemente no pude conversar mucho con el Presidente Boric, quien se sentía mal y estaba algo enfermo. Pero conseguimos intercambiar algunas ideas sobre la cooperación digital que tenemos entre Estonia y Chile", explica este diplomático algo atípico, graduado en Lenguas Romances y con un pasado de tres años como embajador de Estonia en Brasil.

-¿Qué sensación le dejó conocer a unos de los líderes más jóvenes del mundo?

-Estonia comenzó su camino digital en los años noventa. Yo creo que un gran rol en ello fue del también joven gobierno que tuvimos. Los jóvenes son valientes. Estonia en los años 90, después de la ocupación soviética, era un país relativamente pobre, sin grandes recursos minerales ni humanos, pero se encontró un camino. Nuestros ministros eran muy jóvenes, tanto como vuestro Presidente, y tomaron una decisión muy audaz y riesgosa. No se trataba de una empresa, sino de un Estado. No se podían equivocar. Es bueno que la juventud tenga oportunidades.

-¿Había visitado Chile?

-No. Es la primera vez que vengo. Estuve ayer en el centro, el Museo de Arte Precolombino, la Catedral, la Plaza de Armas y he visto vuestras montañas, lo que para un estonio es algo muy exótico. Mi país es muy plano. Solo tenemos algunas colinas en el sur.

-En Chile no estamos acostumbrados a los embajadores no residentes. Usted vuelve a su país y mantendrá la relación desde allá.

-Sí. Tengo que admitir que es difícil trabajar a distancia. Pero en este mundo moderno, la distancia geográfica no cuenta mucho. Los husos horarios son lo más complejo. Nosotros estamos a un click. Una cosa que ya puedo decir es que somos muy similares. Tenemos una mentalidad similar. Privilegiamos la transición digital, somos líderes en nuestras respectivas regiones. Me cuesta explicarlo, pero me es fácil comunicarme con los chilenos. Será que somos ambos países marítimos. Hay un lazo que nos une, pese a la distancia geográfica. Digitalmente lo estamos más aún.

-¿Cuáles son las prioridades en la relación Chile-Estonia?

-Me he reunido con el senador Kenneth Pugh, con el jefe de la división de gobierno electrónico de la Presidencia y con el equipo de Relaciones Exteriores. Podemos proponer compartir nuestra experiencia en el e-government. Una cosa que pienso que sería muy bueno para adaptar aquí es el X-Road, el sistema que une todo nuestro e-gobierno. Tenemos un sistema descentralizado, con muchísimos bancos de datos, no uno solo. Tenemos la experiencia de ataques en el pasado, por lo que debemos estar doscientos pasos más adelante. Los ataques cibernéticos son una realidad cada vez más presente.

-Para el Estallido Social se especuló con la intromisión en Chile de hackers rusos.

-Sí, pero es muy difícil probarlo. El mundo digital no tiene fronteras. Es como si fuese un mundo paralelo. Es muy fácil desviar y esconder las cosas.

-Usted también es concurrente en Perú y Colombia. ¿Qué le ha parecido esta mutación hacia la izquierda de los países en los cuales debe trabajar?

-Es lo mismo en Europa. Cuando hay dificultades, surgen movimientos y partidos extremos. En Europa tenemos muchos países donde hay no extremismo, pero sí populismo. También hay ejemplos como cuando el poder muda de un extremo a otro, es una realidad que corresponde a nuestras vidas. Vuelvo a los jóvenes. Ellos siempre quieren deshacer el trabajo de los padres. Es una cuestión humana. Está en la historia. También en la vida política sucede lo mismo con cada nueva generación que llega al poder. Lo que sucede en el mundo también influye. La pandemia y otras situaciones extremas fortalecen los extremos.

-¿Qué le sugiere el actual proceso constituyente chileno? ¿Cómo fue vuestra experiencia en Estonia?

-Bueno, nuestra Constitución no es tan nueva. La República Estonia no nació en 1991, sino en 1918. Tuvimos el período de ocupación soviética. Después de recuperar la independencia, se continuó con la misma república y la misma constitución, aunque con algunas modificaciones. Los cambios a veces son necesarios.

-Ya llevan casi cuatro meses con una guerra en su vecindario.

-No podemos olvidarnos de apoyar a Ucrania. Esta agresión rusa es una guerra no provocada y totalmente injustificable. Es una brutal agresión contra un estado soberano e independiente. Rusia no atacó solo a Ucrania, sino que a todos los valores de la democracia occidental, la paz de toda la Unión Europea y de todo el mundo.

-¿Qué ocurrirá después?

-Nosotros hemos luchado por nuestra independencia con Rusia dos veces y dos veces la conseguimos (1918 y 1990). Ya sabemos que no se puede confiar en ellos. Pero nuestra situación es muy diferente a la de aquellos años. Estonia es hoy miembro de la Unión Europea y, más importante, de la OTAN. Cualquier agresión contra Estonia sería contra todos los países de la OTAN. Por lo mismo apoyamos la adhesión de Finlandia y Suecia para que nuestra región fortalezca la arquitectura de seguridad en Europa. Respecto de la relación con Rusia, tenemos que conseguir o tratar de crear una paz para tener una relación más normal posible. Lamentablemente no depende de nosotros. Es un vecino complicado y la situación responde a nuestra geografía

-Hasta Chile ha llegado también la inflación, explicada en buena parte por la guerra.

-Uff. La guerra ha influenciado mucho la inflación. Sabemos que las sanciones de la Unión Europea -ya hemos aprobado seis paquetes- también nos castigan a nosotros. Pero la libertad no tiene precio.

-¿Cuándo lo veremos de nuevo por acá?

-Yo quiero venir más veces y también conocer Valparaíso. Pero tengo que ser realista. La distancia me obliga a ello.

"Con los chilenos pensamos de forma muy parecida. Privilegiamos la transición digital y somos líderes en nuestras respectivas regiones".

"Nosotros hemos luchado por nuestra independencia con Rusia dos veces, en 1918 y en 1990, y dos veces la conseguimos. Ya sabemos que no se puede confiar en ellos". "Me encantaría venir más veces a Chile, pero debo ser realista: la distancia me obliga a ello. Aunque en este mundo digital siempre estaremos a un click".