Correo
Desequilibrio
El 43,5% de las mujeres renunció a su trabajo durante la pandemia para cuidar niños o adultos enfermos o incapacitados, según un análisis realizado por el Observatorio del Contexto Económico de la UDP. A esta escalofriante cifra se suma el primer informe Zoom de Género (Observatorio de Contexto Económico UDP y ChileMujeres, donde se da cuenta que la baja en los índices de empleabilidad tras la pandemia es mayor en los hogares donde hay niños y adolescentes, y que afecta mayormente a las mujeres.
En los sectores más vulnerables, las horas dedicadas al cuidado de otro miembro del hogar se desbalancean aún más hacia las mujeres, perpetuando la brecha de género. Esta realidad la vemos día a día en Fondo Esperanza, donde el 80% de los más de 110.000 emprendimientos que apoyamos son liderados por mujeres. Estas emprendedoras ven en su negocio la posibilidad de compatibilizar las labores de cuidado con el desarrollo de una vía de ingresos que se adapte al tiempo del cual disponen. Lamentablemente, durante la pandemia el desequilibrio en la responsabilidad por los hijos o, derechamente, la falta de una presencia masculina en la casa, provocó una mayor desviación de su tiempo a las labores de la casa en desmedro de su negocio y, por tanto, de sus ingresos.
Mientras ellas con esfuerzo y dedicación comenzaban a levantar sus alicaídos emprendimientos, aquí estamos nuevamente con los colegios cerrados y los niños en la casa al cuidado de sus madres, abuelas o tías. Una vez más, es el tiempo de las mujeres el que se transforma en la variable de ajuste. Con tanta evidencia, no podemos seguir dilatando la implementación de políticas públicas que aborden esta realidad.
Mario Pavón Prat Gerente general Fondo Esperanza
Unidad
La unión hace la fuerza, pero la proposición de nueva Constitución la anula.
René A. Zapata Valiente
Legitimidad
El preámbulo dice: "Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático". Este texto, haciendo el ejercicio de clasificarlo en una tabla de alineamiento, quedaría ubicada al centro, manifestando verdadera neutralidad, pues se limita a declarar quién es el Constituyente y cómo fue el proceso. No niega a nadie ni nada, los menciona a todas y todos; ni siquiera mira en menos a los autoexiliados de la Convención que trataron de hacer imposible su trabajo.
¿Es tan así? Claro, piense que en su momento se iba a agregar un párrafo que hablaba del estallido social y "la fuerza de la juventud", pero esto hubiese sido limitar el discurso a un hecho histórico y un grupo etario, por tanto, finalmente no quedaron en la versión final.
Por otra parte, alguien podrá alegar que la cita a las "diversas naciones" es de corte partidista, pero la verdad es que por discriminar y no incluir el reconocimiento a otras culturas se podría ser igualmente partidista, pero al mismo tiempo corremos el riesgo de caer en la exclusión, afectando la extensión de la idea del nosotras y nosotros, que es esencial.
Finalmente, ¿se podría no reconocer que este proceso fue participativo, paritario y democrático? Dos tercios de las más variadas personas votadas a nivel nacional dan fe que sí tuvo esas tres características.
Por tanto, mi conclusión es que este proyecto de Constitución, desde su punto de partida, representa un ejercicio más digno y republicano que la Carta que nos rige actualmente. Esta última, con vergüenza, en el preámbulo original y reformado solo se atreve a justificar su normatividad, pues no tiene la legitimidad de origen y de fondo que sí tiene el proyecto.
Carlos Muñoz Lecerf
Plebiscito de salida
Nos convencieron que "cualquier cosa es mejor que una Constitución redactada por cuatro generales". Por eso pusieron cerrojos y candados a su trabajo y en la piedra ideológica más dura que encontraron hicieron la propuesta de nueva Constitución. Ciertas señales los hicieron pensar que todo su trabajo, o casi todo, estaba malo, por lo que tuvieron que salir del paso diciendo que "todo es perfectible".
Cierto, pero hay que esperar hasta el 4 de septiembre.
José Luis Hernández Vidal
Consenso constitucional
El expresidente Ricardo Lagos ha declarado que tanto la propuesta de la Convención como la Constitución vigente "están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana".
Pues bien, a mi juicio lo señalado por el exmandatario es acertado. El punto es que el 4 de septiembre no juzgaremos la actual Constitución vigente, sobre la cual podremos debatir después, sino el texto que nos propone la Convención y es sobre ese texto que don Ricardo Lagos advierte que no concita un alto grado de aceptación ciudadana.
Desde esta perspectiva, bien parece que la opción racional más prudente es rechazar el texto que se nos propone para, como concluye el expresidente en su declaración, entender que "el desafío político relevante es encontrar la manera de abordar la continuidad del debate constitucional hasta alcanzar un texto capaz de concitar un alto grado de aceptación".
Francisco Bartolucci Johnston
Aborto y humanidad
A propósito de la Constitución, estos días se reavivó la discusión del aborto. Lamentablemente, en la Convención no hubo análisis profundos, pues se privilegió la mirada política de la libertad de la mujer y no el fundamento filosófico que subyace al aborto. El problema central aquí es la humanidad del feto, ausente en la discusión por sus implicancias morales y políticas. Si el feto es humano, el aborto vulnera su libertad y constituye un homicidio.
¿Cómo abordar el problema? La ciencia experimental y la democracia no tienen voz sobre la humanidad, que no es objeto de experimentación ni decisión de mayorías. La alternativa es entonces la filosofía, cuyo objeto son las esencias: aquello que define a los seres según su naturaleza.
La única posición antropológica que no se contradice lógicamente es la que arguye al feto como humano: un ser que procede de humanos y que se define por sus facultades humanas: racionalidad, voluntad y libertad. Todo lo demás (cultura, circunstancias y acciones específicas) es importante para entenderlo en trayectoria, pero no define ni cambia su esencia. Esta, nos guste o no, existe desde el momento en que aparece un nuevo ser: la concepción. De este modo, y aunque no lo crean, quienes aprueban el aborto consienten la eliminación de un ser humano.
Daniel Nieto Orriols Director Licenciatura en Historia U. Andrés Bello, sede Viña del Mar