Todo se veía bien para los porteños que disfrutaban con calma de la tarde en plena plaza Victoria, el pasado viernes 16 de agosto.

La pérgola, que está ubicada a la altura de la calle Molina, estaba siendo ocupada por partidarios del Apruebo, mientras tanto en la otra parte que colinda con calle Pedro Montt -a la altura de la estatua de los leones- estaban los partidarios del Rechazo.

Ya eran entradas las 16.30 horas y los funcionarios municipales se hacían presentes liderados por el director de comunicaciones, Paulo Gómez Palma, y la delegada de Placilla-Curauma, Jennifer Araya Lara, quienes fueron recibiendo a los demás funcionarios que se acercaban a medida que salían de sus jornadas laborales en el edificio consistorial de calle Condell. Ahí comenzaron a repartir banderas del Apruebo y a punta de arengazos, a través de un megáfono, una ronca voz femenina apuntaba a enfrentar a los partidarios del Rechazo, ya que "Valparaíso no los quería".

Así comenzó el primer encontronazo, ya que en el otro extremo permanecía el exconcejal Marcelo Barraza, la excandidata a diputada Paz Anastasiadis, Carolina Aránguiz, Leonardo Contreras y el exdirector municipal Carlos Soto, entre otros, quienes a través de carteles artesanales y banderas hacían campaña por la opción Rechazo.

Cuando los partidarios del Apruebo comenzaron a ganar terreno y avanzaron hacia Pedro Montt, se cruzaron las miradas de dos históricos rivales, Paulo Gómez y Marcelo Barraza. El primero comenzó a gritarle al exedil "¡Marcelo Barraza siempre ha sido de derecha!", mientras este último le respondía: "¡Miren a Paulo Gómez, le pagan 6 millones por mover la bandera del Apruebo!"

Todo estalló y comenzó una suerte de batalla campal, sumado a la denuncia del reportero de "Valparaíso Informa", Allan Parada, quien acusó agresión por parte del democratacristiano Barraza, cosa que este último desmintió enfáticamente.

Acto seguido, los partidarios del Apruebo tomaron una bandera amarilla del Rechazo y la quemaron entre las plazas Victoria y Simón Bolívar, pero ya había llegado Carabineros para tratar de calmar los ánimos que estaban muy exacerbados y el descontrol fue aún mayor.

Pero no todo terminó ahí: la batalla continuó a través de redes sociales, donde el portal en el cual trabaja Parada denunció a Barraza en un comunicado diciendo: "Durante esta tarde, nuestro medio se encontraba cubriendo las manifestaciones de las opciones Apruebo y Rechazo en el sector de Plaza Victoria, en Valparaíso. En ese contexto, nuestro cofundador y reportero gráfico, Allan Parada, fue insultado, intimidado y calumniado públicamente por parte del exconcejal, excandidato a alcalde de Valparaíso y hoy rostro del comando Rechazo local, Marcelo Barraza. El individuo acusó falsamente a nuestro medio independiente de 'ser una organización pagada por la alcaldía de Valparaíso', lo cual es absolutamente falso y lo instamos a demostrar sus acusaciones (…)".

Por su parte, el excandidato a la alcaldía porteña replicaba con una preparadísima declaración que, según me contaron, fue redactada por su buena amiga Paz Anastasiadis, en la cual se lee: "La otra cara de la historia: A raíz de una publicación en redes sociales que circula desde ayer, expresaré lo siguiente: Durante la actividad fui abordado por un individuo encapuchado, quien me conocía a raíz del cargo de concejal de Valparaíso que detenté durante los dos últimos períodos municipales. (…) Así, no es efectivo imputar a mi respecto 'amedrentamiento', 'intimidación' u otro actuar contra quien señala pertenecer a un equipo comunicacional, que en la oportunidad no ejerció como "reportero gráfico" como se indica en el medio, sino derechamente como un activista en contra de mi persona".

"¡Marcelo Barraza siempre ha sido de derecha!"

No se conoce lo suficiente la feroz y afilada crítica de Karl Marx al prócer venezolano Simón Bolívar (1783-1830). En su ensayo Bolívar y Ponte, Simón: el "libertador", escrito en 1858 por encargo de Charles Dana, director del New York Daily Tribune, y en una carta enviada a Engels ese mismo año, Marx fue implacable con Bolívar, incluyendo expresiones como "hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable". ¿Por qué este encono con la figura del venezolano?

Las fuentes de Marx para su semblanza sobre Bolívar son tres: el general francoalemán Ducoudray Holstein, el coronel británico Gustavus Mathias Hippisleys, ambos compañeros de Bolívar en las guerras de independencia (y más tarde acérrimos opositores), y las memorias del general inglés William Miller, más favorable al venezolano. Sin embargo, como reconoce el teórico marxista José Aricó -citado por Roberto Gargarella-, "Marx redactó su diatriba no siguiendo el juicio de sus contemporáneos, sino contrariándolo", puesto que hay evidencia que el filósofo alemán tuvo acceso a otras fuentes más benévolas con su biografiado.

Bolívar suele ser presentado por la corrección política como el libertador de buena parte de América en las guerras independentistas contra la corona española. Un político y caudillo militar de origen aristocrático que soñó con la unidad de la región y consolidó la independencia de Venezuela y otros países, aunque lejos de la templanza y austeridad de San Martín, el "Aníbal de Los Andes". Bolívar decía admirar la República, pero acabó siendo autoproclamado dictador. San Martín, en cambio, no ambicionó el poder. De hecho, terminó exiliado en Francia.

Marx veía en Bolívar al verdadero Soulouque. Este último fue un esclavo liberado que se proclamó "Emperador de Haití" ejerciendo su efímero poder de una manera despótica, delirante y violenta. La crítica de Marx no responde, como aseveran algunos pensadores neomarxistas, a un prejuicio eurocéntrico, sino a la naturaleza autoritaria y antidemocrática de Bolívar.

La avidez por el poder absoluto y los desvaríos de Bolívar (el Decreto de Guerra de Muerte de 1813; la traición a Francisco de Miranda; sus continuas retiradas de las batallas) representan fielmente la descripción técnica y desapasionada del poder que se lee en El Príncipe de Maquiavelo. Bolívar, el "Napoleón" de América según sus acólitos, y el oligarca despótico, oblicuo y acomplejado de su origen mestizo según sus detractores, fue el príncipe perfecto: el primer deber del príncipe es conservar el poder por todos los medios, siendo preferible ser temido antes que amado.

La diferencia con Maquiavelo es que el pensador florentino defendía la República como consta en sus Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, mientras que el venezolano pensó la República, pero acabó siendo un dictador como muchos de sus feligreses. ¿Qué pensaría Marx si despertara hoy de la tumba?