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A los combos

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Aunque casi extintas en Chile, las peleas en cuadriláteros, desde la lucha libre hasta el todo vale, gozan de enorme popularidad en Estados Unidos y en nuestros jóvenes a través de las redes sociales y juegos de video".

Reconozco que el título puede ser engañoso e inducir a creer que se trata de la pelea que se vivirá esta última semana entre el Apruebo y Rechazo por la nueva propuesta de texto constitucional. Sin embargo, no es en sentido figurado, sino literal. Quiero referirme aquí a la polémica que se ha desatado a propósito de las peleas organizadas por alumnos del Instituto Nacional en las calles aledañas.

Considerando la mala fama que se ha ganado este establecimiento en la última década, me parece relevante aclarar que no se trata de una riña cualquiera, de esas que se graban ahora con los celulares en los patios o salida del colegio, en las que se tiran al suelo y más de alguno incluso ha terminado sacando un arma blanca.

Me refiero a las peleas con guantes de box que han sido organizadas por los propios alumnos. Una práctica que, desde hace 50 años, parecía para siempre desterrada de nuestras modernas costumbres. En esta línea, el fallecimiento del pugilista Godfrey Steven, retador del título mundial en 1970, ocurrido hace algunos días en Australia, da cuenta de la marginación que los boxeadores en nuestra sociedad han terminado padeciendo.

Para intentar comprender el fenómeno de los enfrentamientos en el Instituto Nacional, debemos considerar dos influencias: una actual y otra histórica. Aunque casi extintas en Chile, las peleas en cuadriláteros, desde la lucha libre hasta el todo vale, gozan de una enorme popularidad en Estados Unidos y en nuestros jóvenes a través de las redes sociales y juegos de video. A eso se suman algunos gimnasios que lo han reactivado "con el gancho" de que es un deporte que ayuda a bajar esos kilos de más.

Por otro lado, las raíces del boxeo en nuestro país son profundas y se remontan, al igual que muchos deportes modernos, a la llegada de los británicos a fines del siglo XIX, popularizándose a comienzos del siglo XX. Alex Ovalle lo ha estudiado con detenimiento en una obra de reciente publicación titulada: El viril deporte. Boxeo, modernización y cultura de masas en Chile (1904-1931).

Según Ovalle, los partidos políticos fueron claves en la difusión del boxeo a través de un discurso que iba dirigido a la clase obrera. Como es de suponer, frente a su irrupción, hubo distintas miradas en la prensa. Aunque suene paradójico, mientras el periódico El Chileno despreciaba el box por su rudeza, era fomentado por El Ilustrado.

En esta misma línea, se consideraba que, a través del boxeo, se podía llevar a cabo una resolución de conflictos de forma moderada, pues recreaba una hostilidad que en el fondo era amistosa. "Una sociedad boxeadora sería pacífica", según El Mercurio de 1904, una década antes del inicio de la Gran Guerra.

Había, además, un relato paralelo en torno a su práctica, que estaba relacionado con el mejoramiento de la raza, tan en boga en la primera mitad del siglo XX: "Ese ojo en tinta vale más que una enfermedad, y el box, el football, la carrera pedestre, son los mejores remedios para evacuar los microbios y combatir el mal", afirmaba Los Sports en 1924.

Durante la primera mitad del siglo XX, el box vivió en Chile su época de esplendor. Incluso, el presidente Arturo Alessandri se hizo presente en algunos combates y los cultores del box encontraron en el chillanejo Luis Vicentini, dice Ovalle: "la primera estrella deportiva que se convirtió en un ícono cultural, dado que su figura trascendió los ámbitos deportivos".

El panorama fue cambiando con algunos hechos dramáticos, como la muerte en el ring de algunos boxeadores, combates que estuvieron arreglados, las malas prácticas de los representantes -vaya novedad-, pugilistas que terminaban en la miseria, golpeados y abandonados, y la expansión del fútbol que aquí en Chile lo terminó absorbiendo prácticamente todo.

Finalmente, hay que evaluar el boxeo de los alumnos del Instituto no a partir de los gustos particulares que tiene cada uno. Es comprensible que un adolescente quiera, siguiendo las normas, practicarlo. Asimismo, antes de que peleen en la calle, sería bueno que el Instituto lo promoviera para que se desarrolle según los marcos de seguridad adecuados. El deporte, independiente de cuál sea, fomenta valores y una disciplina que perdura para toda la vida, tal como lo destacaban las crónicas hace un siglo. 2

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Pelos en la sopa

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Tras 167 días en el cargo, Jeannette Vega selló su salida de Palacio al conocerse la llamada a Llaitul, lo que además dejó una estela de dudas respecto de si actuó por cuenta propia, si Boric sabía de estas gestiones y si ella misma estaba con la asesora cuando se comunicó con el líder de la CAM".

Probablemente será la última foto que tendrá la renunciada ministra de Desarrollo Social, la PPD Jeannette Vega, en La Moneda y cerca del Presidente Gabriel Boric. Y es que el mismo día en que estalló la bomba que detonó su salida del gobierno, la entonces secretaria de Estado posaba junto a Izkia Siches y varias de sus pares junto al Mandatario, en el marco del lanzamiento de la campaña "Tu voto decide", con el Servicio Electoral (Servel).

Nada hacía presagiar -como dicen los periodistas policiales- que solo unas horas después el huracán arrasaría con la noticiabilidad de aquello y, de pasada, con la estadía de Vega en Palacio, convirtiéndola en la primera "baja" de un gobierno que ha estirado el cambio de gabinete al máximo. Todo esto, además, enturbiándole la agenda al Presidente, a solo unos días del plebiscito.

Hasta entonces, la semana había sido redonda para Boric. Luego de su gira en tren rumbo a Chillán -en la que Vega compartió junto al Mandatario-, el Ejecutivo había presentado las indicaciones al proyecto que rebaja la jornada laboral a 40 horas, una iniciativa transversal, que había sido consensuada entre los trabajadores y empresarios, y que le generaba un importante punto a favor. De hecho, en medios trascendió que, hacia el miércoles, la sensación era de alegría en Palacio, mientras se preparaba el nuevo periplo que emprendería el Presidente, hacia el norte del país.

A eso se sumó la detención de Héctor Llaitul por parte de la PDI ese mismo día por la tarde, lo que ciertamente lograba apuntalar las áreas en las que el gobierno no ha logrado repuntar, como lo son la seguridad y el conflicto en La Araucanía. Aunque la captura se "robara" las primeras planas de los medios, era a todas luces una buena noticia para el Ejecutivo, que permitía mostrar un Estado que se hace cargo de un tema que parecía habérsele escapado de las manos.

Así llegó el jueves 25 y la ministra Vega se preparó para la actividad con el Servel, sin pensar que la aprehensión del líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) se convertiría en un boomerang. Llegó a La Moneda y participó de la reunión interministerial para organizarse con miras al plebiscito. Poco tiempo pasó de esa actividad para que los clics en redes sociales empezaran a aumentar -no precisamente por la pauta que habían tenido- y Vega se convirtiera en trending topic. Ex-Ante había publicado a mediodía la existencia de un telefonazo de parte de ella -a través de una asesora- a Llaitul, poco después de la jornada en que él había llamado a "preparar las fuerzas, a organizar la resistencia armada por la autonomía del territorio y autonomía para la nación mapuche" ante la inminente instalación del "estado intermedio" en la zona.

Esta no era la primera salida de libreto de Jeannette Vega -quien además había asumido en mayo como coordinadora interministerial de la Macrozona Sur-, lo que ya había generado ruidos para el gobierno. En entrevistas había afirmado que se sentía "cómoda" con la denominación de Wallmapu para la zona -lo que anteriormente había causado problemas con Argentina- y había dicho que "efectivamente nosotros tenemos presos políticos y, no todos, pero algunos de los presos que tienen que ver con pueblos originarios son básicamente presos políticos", lo que motivó una reprimenda por no seguir los lineamientos de La Moneda y la obligó a retractarse por Twitter.

Pero luego de 167 días en el cargo, Jeannette Vega selló su salida de Palacio al conocerse la llamada a Llaitul, lo que además dejó una estela de dudas respecto de si actuó por cuenta propia, si Boric sabía de estas gestiones y si ella misma estaba con la asesora cuando se comunicó con el líder de la CAM, por mencionar algunas.

Casi 48 horas después de que se iniciara la crisis, la ministra vocera, Camila Vallejos, no mostraba la misma alegría que rondaba en el gobierno el miércoles, aun cuando intentó poner paños fríos al problema. Echándole la culpa al empedrado, pidió no sacar réditos políticos de la situación y afirmó que no son el primer gobierno que ha intentado solucionar este conflicto histórico a partir del diálogo. ¿Entonces por qué sale Vega de su cargo si el "diálogo" era parte de una estrategia de corte lógico?

Lo único claro a estas alturas es que la aventura telefónica de la exministra de Desarrollo Social le puede costar cara al presidente Boric y solo agregó más pelos a la sopa en un tema que de por sí ha sido uno de sus talones de Aquiles. Flaco favor para el Apruebo y el gobierno, a solo una semana del plebiscito. 2

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