Correo
Un país invertebrado
La propuesta constitucional emanada de la Convención recuerda el conocido libro de José Ortega y Gasset, publicado en 1921, España invertebrada, en el que el distinguido filósofo planteaba que en ese entonces su país estaba infectado de particularismo. Explicaba esa realidad precisando que "la esencia del particularismo es que cada grupo deja de sentirse a sí mismo como parte, y en consecuencia deja de compartir los sentimientos de los demás"; dicho de otra manera, los intereses particulares de diferentes grupos que conviven en el marco de la nación tienen primacía sobre el interés colectivo, la visión de conjunto, alguna noción, aunque sea mínima, de bien común. Ortega añadía que estos intereses grupales desconectados del interés común favorecían conductas endogámicas que ponían en riesgo la misma vertebración de la nación española.
Cien años después, en nuestro Chile, el panorama que se desprende del texto constitucional propuesto a la ciudadanía no es tan diferente, puesto que no solo plasma intereses identitarios de grupos específicos, desde luego muy minoritarios, como si se tratara de una extensa lista de deseos y demandas de la más diversa índole, sino que además instituye privilegios injustificados para algunos de ellos, que en los hechos importan una vulneración flagrante de uno de los pilares básicos del sistema democrático, como es el principio de igualdad ante la ley.
A ello se agrega un diseño político desequilibrado, que distorsiona la representación y concentra el poder, debilita la separación de poderes del Estado y los deseables contrapesos, y confunde y mezcla la idea de regionalización con la de autonomía territorial, administrativa y financiera a nivel regional y comunal.
La Convención ha propuesto un modelo ideológico y normativo cuya aplicación significaría desmembrar la integridad de Chile como realidad nacional, territorial, histórica, cultural y espiritual, y allanar el camino para reclamaciones separatistas que convertirán a nuestra querida patria, efectivamente, en un país irremediablemente invertebrado.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Jornada decisiva
La agonía (en el estricto sentido griego de la palabra agon = lucha) representa "la última lucha", aquella que el ser humano, en su lecho mortal, rinde a la muerte intentando, fallidamente las más de las veces, librarse de tal infortunio y así seguir en vida la razón de sus afanes.
Mas no solo los hombres se enfrentan y enfrentan a la muerte en su crucial momento, también los países y sus pueblos tienen tiempos de agonía en que deben decidir si desgarrarse en luchas fratricidas, entregarse a ser dominados por ideas foráneas que buscan su deconstrucción y refundación, o afirmarse en su historia, sus tradiciones y sus más preciados valores, que son el bagaje que les da el sentido como nación, y así, con sus aciertos y sus fallos, seguir unidos para acometer el futuro y en un esfuerzo compartido corregir sus deficiencias e inequidades, para sentirse que cada día son mejores.
Qué duda cabe, vivimos "horas de agonía" en que nuestro país se debate ante dos opciones opuestas e irreconciliables. Este domingo daremos la última batalla de estas largas "horas de agonía" y ya esa misma noche sabremos qué destino hemos tomado.
Francisco Bartolucci Johnston
Deber cívico
John F. Kennedy dijo: "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país". Usted que vivió el Chile de los 70, que sabe que los pasados 30, 40 y 50 años no fueron en vano y que una revolución no es la solución, vote este 4 de septiembre y al día siguiente sienta la tranquilidad de haber hecho lo correcto por su país.
Mario Mateluna Morales
Ciencia pertinente
Sin duda, pasar de 1 a 4 artículos vinculados a las ciencias en la propuesta constitucional es un gran avance para los científicos y científicas de Chile. Pero no es solo un aumento cuantitativo, sino cualitativo: por primera vez se considera que la investigación científica en todas sus áreas, es decir, ciencias naturales, exactas y sociales, debe estar contextualizada de acuerdo con las necesidades de las personas y del ecosistema. Esto es sumamente relevante, ya que la ciencia ya no estaría desconectada de la sociedad, sino que en plena armonía con sus requerimientos y el medio donde nos desenvolvemos. Incluye, también, una visión descentralizada y enfocada en los territorios.
Chile es un país con una enorme biodiversidad y, por lo tanto, es bastante lógico que lo que en Arica puede ser un tema de urgencia, probablemente no lo sea en Magallanes. Sea cual sea la opción ganadora, aún nos queda mucho trabajo por hacer para posicionar a la ciencia como un tema central en la toma de decisiones e implementación de políticas públicas. Esperemos que la propuesta de Constitución nos haga avanzar en comprender el rol que tiene para el desarrollo integral de nuestro país.
Nataly Venegas Coordinadora Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Chile
Educación
Los malos modales, las groserías, los gestos obscenos, el lenguaje vulgar y ofensivo, ya sea para hacerse notar o expresar puntos de vista, parece ser que ya forman parte de la "incultura nacional.
Su uso como apoyo argumentativo o forma de expresión se da en políticos, futbolistas, comentaristas, algunos líderes de opinión y otros más, haciendo un daño irreparable a la convivencia, entendimiento y respeto.
Hay una tarea que hoy es indispensable: rescatar nuestro maravilloso lenguaje y eliminar gestos ordinarios y obscenos como medios de expresión. El único camino para lograrlo es a través de la educación.
Joaquín Ortiz G.
Objetivo no logrado
Al repasar un poco las noticias del año 2011, me encontré con tres dirigentes estudiantiles que organizaron y lideraron paros y marchas pidiendo educación de calidad. Hoy saco como conclusión que no lograron el objetivo.
Anthony Covarrubias Castro