El plebiscito del domingo,
Las mujeres estaban excluidas del sistema. Asimismo, había que ser mayor de 21 años, saber leer y escribir y estar inscrito en los registros. En suma y resta, de las casi 300 mil personas que estaban en condiciones de sufragar, solo acudió a las urnas el 45%".
hace 97 años
El domingo 30 de agosto de 1925, se efectuó el primer plebiscito constitucional de la historia de Chile. Aunque uno podría pensar que las expectativas eran similares a las que se vivirán hoy, los resultados de la participación electoral y la revisión de algunos diarios señalan lo contrario.
No obstante, el resultado iba a definir cómo iba a pasar Arturo Alessandri a la historia. El mandatario lo tenía claro, confiado en un resultado positivo, aceleró el proceso para alcanzar a que la nueva carta magna llevara estampada su firma.
En aquella oportunidad, la fórmula de votación se llevó a cabo a través de cédulas de colores. A cada elector se le entregaban tres votos de color rojo, azul y blanco. Al entrar a la caseta de votación, el ciudadano debía romper los dos votos que no quería y depositar el que consideraba era la mejor opción. La cédula roja significaba la aceptación y aprobación del proyecto presentado por Alessandri sin modificaciones y en todas sus partes. La cédula azul, la aceptación del proyecto con modificaciones, pero la mantención del sistema parlamentario y la cédula blanca, el rechazo absoluto del proyecto.
Parte marginal de las informaciones que tenían los diarios de ese día eran las directrices de los diversos grupos políticos a sus miembros. El Club Social Guerrilleros de la Democracia, por ejemplo, acordó votar por la cédula roja. El Centro Balmaceda, en tanto, afirmaba con orgullo: "los verdaderos balmacedistas en la hora solemne de la justificación de la existencia del partido y en homenaje al recordado mártir", debían optar por la cédula roja. El Comité ejecutivo y todos los centros comunistas, en cambio, había acordado sufragar con la cédula azul. El partido maximalista, en contraposición, acordó concurrir a las urnas con la cédula blanca, lo que implicaba su disconformidad absoluta con la nueva Constitución.
En una columna del día anterior, el doctor Oscar Fontecilla asumía como un hecho consumado el fin del régimen parlamentario: "No cabe duda de que la mayoría del país aceptará la cédula roja y sancionará, en consecuencia, el pensamiento de la Revolución. Pero se engañarán lastimosamente los que crean que bastará decretar la vigencia de la nueva constitución para que entremos en realidad a una nueva vida política".
Tal como lo presupuestó el doctor Fontecilla, el plebiscito de 1925 determinó el destino de Chile hacia un nuevo régimen que clausuraba el parlamentarismo y ponía una lápida a la carta magna de 1833.
No obstante, los resultados, en términos electorales, fueron bastante decepcionantes. En primer lugar, las mujeres estaban excluidas del sistema, lo que, según los estándares actuales, reducía la cantidad de posibles electores a la mitad. Asimismo, había que ser mayor de 21 años, saber leer y escribir y estar inscrito en los registros. En suma y resta, de las casi 300 mil personas que estaban en condiciones de sufragar, solo acudió a las urnas el 45%. En el caso de Valparaíso, la participación fue mayor al resto del país, con 62,22%. Lo relevante fue que el 95% de ese 45% optó por la cédula roja que implicaba el cambio de la constitución.
Si uno revisa la prensa, esta baja participación coincide con la relevancia menor que le dieron los diarios a este acontecimiento. Sin las redes sociales que absorben y polarizan a la población, el proceso se llevó con bastante calma. El punto negro de la jornada fue el cierre de un diario en La Serena por hacer propaganda contra el plebiscito.
Finalmente, mientras las encuestas tradicionales dan por ganador al Rechazo, los modelos de predicción matemáticos, en cambio, apuestan por un triunfo del Apruebo. Más allá de cuál sea el resultado, me quedo con otra reflexión que hizo en 1925 el doctor Fontecilla: lo resuelto en el plebiscito, será solo el comienzo de una profunda transformación del país. 2
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