Secciones

(viene de la página anterior)

E-mail Compartir

verdadero motor de actividad cultural. Tiene talleres y encuentros en las áreas visuales, oficios, literarias, científicas, entre otras, así como espacios donde funcionan una biblioteca, una cafetería, salas de lectura y de encuentros, y Una Casa de Cartón.

Experimentar, conocer, conversar

El poeta Diego Alfaro Palma -Premio Municipal de Santiago 2015- y su pareja Claudia Sanz, ilustradora, artista visual y galerista argentina, viven en el camino a Lliu Lliu, en una casa colindante con una plantación de mandarinas, perfumada por las flores de azahar.

También editor, traductor y profesor, el autor de Tordo, Paseantes, Litoral Central y Trabajos voluntarios, que prepara el ensayo narrativo El oído -a publicarse en 2023-, La casa del cerebro y Las vías del agua son conocidas, vivió ocho años en Argentina y está dedicado al proyecto Big Sur, que trae editoriales trasandinas, españolas y mexicanas a Chile, y lleva editoriales chilenas a esos países.

Aunque admite que quizás le convendría estar más relacionado a un circuito cultural en Santiago, con dos días a la semana en la capital le basta. Lo que hoy busca es tranquilidad, "un espacio para experimentar con las plantas, con la naturaleza, salir los fines de semana a los cerros a investigar, ir a buscar pájaros, hongos, plantas y encontrarme con amigos". En Limache se ha encontrado "con un grupo de gente muy interesante, con la que he tenido muy buenas conversaciones, y de a poco van saliendo proyectos".

La familia materna de Diego ha vivido por más de 120 años, en Limache, y de hecho es nieto de Ricardo Alfonso Palma, que fue alcalde de la ciudad e intervino en la creación del Parque Nacional La Campana. Recuerda que la ciudad "fue proyectada por el arquitecto español Ricardo Caruana, que era poeta y muy amigo de Gustavo Adolfo Bécquer. Hay una relación ahí entre la ciudad, la palabra y la poesía interconectada con la naturaleza".

El arribo de su pareja fue accidentado. En Buenos Aires Claudia estaba a cargo de la coordinación del directorio de Museología de la Fundación ILAM, Instituto Latinoamericano de Museos, hacía clases de restauración, de arte y trabajaba en la Fundación Pablo Cassará, cuando a Diego le ofrecieron el proyecto Big Sur en Chile. Él se vino primero, ella desarmó la casa y tenía lista la despedida cuando empezó la pandemia y los dos quedaron encerrados con sus respectivas familias en países distintos hasta que pudieron reunirse.

A su llegada, comenzó a trabajar en ilustraciones para Argentina por redes sociales, y realiza talleres de ilustración botánica en el Café Libro en Actto, de Agua Santa con Merced Oriente, en Viña del Mar. Además, ya instaló su taller contiguo a la casa.

Carlos de rokha, la naturaleza y la escultura

El investigador, editor literario y periodista Cristián Jofré, su pareja, la escultora Marcela González, y sus dos hijos de 16 y 17 años dejaron Santiago en plena pandemia y se mudaron a una especie de quinta con vegetación salvaje cerca del cementerio, donde aprendieron a hacer adobes para terminar la construcción que existía, en un terreno donde todo está separado, los dormitorios, la cocina, el baño, y donde también la ducha ha sido con agua fría.

Habilitar todo eso a pulso con la participación de los cuatro y cero comodidades citadinas fue, recuerda la artista, parecido a un reality, sobre todo para unos chicos que antes "estaban encerrados, jugaban, hacían tareas y tenían amigos en el computador, iban al mall y volvían". Limache, dice, "se nos abrió, nos sentimos acogidos, fue muy bonito", en especial porque sus hijos "ahora no van al mall, van a la plaza, uno de ellos está pololeando, están felices".

Cristián ha estado dedicado por años a la investigación para el rescate de la obra de Carlos de Rokha, hijo de Pablo y Winétt, fallecido en 1962, a los 42 años, por una intoxicación de medicamentos y alcohol, y quien dejó solo dos libros publicados en vida. Con el apoyo de la Fundación de Rokha se publicaron los volúmenes II y III de El orden visible, y gracias a la Editorial UV apareció este año la completa Antología del poeta y artista visual.

Autora del Monumento al Pampino Salitrero, que está en la plaza de María Elena, y de la escultura El Caminante para el parque Peñalolén, entre otras obras que figuran en Chile y el extranjero, Marcela se inscribió para vender sus trabajos en la feria de artesanía del Parque Brasil y se demoraron solo dos semanas en darle el sí. Le propuso al alcalde una escultura pública dedicada a la campesina o los campesinos, con sus canastos, que sería en bronce. Está entusiasmada por la acogida del jefe comunal, contenta de haber hallado "una vida más cerca de la tierra" y en campaña junto a su marido para comprar un terreno y quedarse en Limache.

Un espacio para estar y aprender

Carolina Hornauer, arquitecto y joyera artística viñamarina, es directora de la Fundación Planea, cuyo propósito es promover la cultura para una vida sustentable, a través de la práctica de los oficios, la alimentación consciente y el cuidado de la Tierra. Y aunque la sede está en Recreo, ella y su pareja viven desde 2010 en el sector de Santa Rosa, en una construcción de adobe que demoraron dos años en refaccionar, mientras ocupaban una casa rodante.

Conoce bastante gente -arquitectos, libreros, artistas, joyeros- que al igual que ellos se fue a vivir a Limache. Más que un movimiento artístico o cultural, "diría que es un cierto grupo de personas que se ha venido a la zona buscando un poco más de naturaleza, de tranquilidad o alternativas de educación para sus hijos".

Para ella, el principal atractivo del valle es "tener un espacio de naturaleza para estar y aprender de ella, lo cual lamentablemente está en riesgo de perderse porque ha aumentado mucho la población que busca parcelas y esto también genera una gran presión sobre el ecosistema y el agua", subraya.

Provincianos editores en marga marga

El poeta Andrés Urzúa y su socio Nicolás Meneses codirigen Provincianos Editores, "con especial interés por la poesía, la narrativa, el manga y la narrativa gráfica". Licenciado y magíster en Literatura, Urzúa ha publicado desde 2012 Galería, Zapping, Tetris, El lenguaje de las piedras, Letra chica, Gracias por favor concedido, Polvo de ladrillo, El discurso de la iguana y Memorial de los desconocidos.

Oriundo de Viña del Mar, no se radicó en Limache buscando naturaleza o calidad de vida, sino porque su pareja es de allá. Pero admite que en los nueve años que lleva en estas tierras, se ha dado cuenta de lo agradable que es la ciudad, "que mantiene cierto ritmo amable, cierta economía o comercio antiguos, como esos pequeños almacenes, zapateros, relojeros" que han ido desapareciendo en otras partes. A pesar de ser bien escéptico con la idealización de los territorios, concede también que Polvo de ladrillo está totalmente situado en Limache, en especial en el club de tenis.

La editorial funciona bien, dice, "porque hemos hecho un trabajo bastante riguroso", y su ubicación en una comuna periférica de la Región de Valparaíso ha sido un factor ventajoso para efectos de acceder al Fondo del Libro, "al cual postulamos religiosamente cada año". Pero el aspecto comercial es otra cosa: entre el 70% y el 80% de las ventas online corresponden a la Región Metropolitana, lo que revela "un centralismo muy pronunciado en el consumo".

Desde uruguay y por todo chile

El poeta uruguayo César Arbulo llegó hace 15 años a Chile. Partió en Valparaíso, conoció a su esposa Elizabeth Brizuela "y después nos fuimos al sur; estuvimos en Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Chiloé, Río Bueno. Yo editaba mis propios libros de poesía -ha escrito cuatro- y con eso vivía. Viajé por casi toda Sudamérica de esa manera".

La pareja es dueña de la librería Fiestita Loca -República 345-, que partió vendiendo artículos de escritorio y derivó en los libros tras un canje con Plan Lector. Empezó a recibir literatura general y a exhibir esos títulos en la vereda. "Juntamos tantos, que decidimos poner al lado este segundo local", adonde se puede ir, mirar o leer.

Dice que "no es un negocio muy lucrativo, pero da para vivir y trabajar tranquilos". Además, piensa que Limache no es caro, "somos pocos, nos conocemos todos, la ciudad es caminable, no entiendo por qué tanto auto". Sí cree que debería haber "un teatro o un cine, o algo que funcione como ambos, y más actividades artísticas, ya que la mayoría es autogestionada. Un poco más de apoyo del municipio sería bueno, porque acá hay material de sobra, escritores, músicos, pintores, ceramistas, escultores, de todo". 2

Lejos y cerca de santiago y del gran valparaíso, pero en el centro del mundo

E-mail Compartir

Muy cerca de Limache, en Olmué, vive el escritor Roberto Ampuero, excanciller, diplomático y autor de más de una veintena de novelas. Explica su decisión:

"Tras la muerte de Alejandro Magno (323 anE), cuando las polis griegas dejaron de ser el centro del mundo, Epicuro creó su Jardín en Atenas, oasis donde se apartó del mundo en crisis. En 1351, fase de pandemia, Boccaccio creó el Decamerón, y en 1722 Daniel Defoe escribió el Diario del año de la peste. En ambas obras los personajes se instalan lejos de las metrópolis para sobrevivir".

Salvando las distancias, dice, hoy pasa algo parecido con Limache y Olmué. "Están lejos y cerca de Santiago y el Valparaíso metropolitano, pero en el centro del mundo gracias a Netflix, Kindle, Spotify y RRSS".

"En un Chile en policrisis ofrecen refugio en parcelas, aire puro, un nivel cada vez mejor de cafeterías, restaurantes y clínicas, mejores colegios y más actividades, y menos stress y delincuencia. Son un imán para artistas, profesionales con teletrabajo y la tercera edad, que coinciden en la búsqueda de un vida apacible para llevar una vida alternativa, comunitaria y (relativamente) segura".

Le recuerda, comenta, el caso de los escritores de Nueva York. "La mayoría vive en ese estado pero lejos de Manhattan". 2