LA PELOTA NO SE MANCHA La Legión Extranjera
POR WINSTON POR WINSTON
A menos de un mes del inicio del Mundial, me he percatado del siguiente dato: la FIFA tiene afiliados a 209 federaciones (16 más que la ONU) y en Qatar solo participarán 32 selecciones, es decir, un miserable 15%. Por lo tanto, hay un 85% restante que se queda de brazos cruzados, divididos entre quienes lo ven con entusiasmo por haber participado de las clasificatorias (Andorra, Burkina Faso, Moldavia o Tahití) asumiendo siempre quedarán excluidos y los que, como Chile, perdieron la opción por poco.
¿Cómo se podría encantar a esos países quedaron fuera de esta cita? Sencillo, abrir un cupo entre los países clasificados para un equipo más, denominado la Legión Extranjera. El concepto nace de aquella rama del servicio francés creada en 1831 para fortalecer el ejército galo con reclutas de todas partes que, a cambio de borrar pasados tormentosos, estaban dispuestos a dar la vida por Francia.
En este caso, la Legión estaría conformada por los jugadores de mayor valoración de cada una de las selecciones que quedaron excluidos de la cita mundialista. En este torneo, el equipo tendría que comenzar cubierto bajo los tres palos por el esloveno Jan Oblak que ha sido figura del Atlético de Madrid. La defensa, en una clásica línea de cuatro, estaría compuesta por el compañero de Oblak en el Atlético, el defensa central Stefan Savic de Montenegro y el austriaco David Alaba del Real Madrid. El colombiano Juan Guillermo Cuadrado como lateral derecho, mientras que la banda izquierda estaría ocupada por el escocés Andrew Robertson del Liverpool.
Vamos al medio campo. La contención estaría en manos del italiano Marco Verrati quien sería acompañado por el nacido en Malí Mohamed Camara del A.S. Mónaco y, además, por Tomás Soucek de la República Checa.
El tridente de ataque sería una locura y se inicia con el robocop del Manchester City, Erling Haaland, acompañado de las dos craks también de la Premier: el egipcio Mohamed Salah como extremo derecho y el argelino Riyad Mahrez haciendo el sacrificio de ajustarse por la izquierda.
La banca también sería un lujo, partiendo por el experimentado Zlatan Ibrahimovic de Suecia, el gabonés Pierre Emerick Aubameyang del Barcelona. Junto a ellos se sentarían el marfileño Franck Kessié del Barcelona y el delantero turco Serdar Dursun del Fenerbahce. A los ucranianos se le podría ofrecer dos cupos, una por mérito propio (si es que se puede hablar de mérito) y la otra, correspondiente a Rusia. Ahí estarían Oleksandr Zinchenko del Arsenal y el joven defensa del Everton F.C. Vitaly Mykolenko.
A estas alturas la pregunta obvia es dónde están los chilenos. Sincerémonos: Arturo Vidal no ha sido figura indiscutida en el Flamengo y pese a lo mucho que genera en la afición del Mengao, demuestra una baja ostensible en su rendimiento, a base de brahmas y caipiriñas. Alexis Sánchez, en tanto, aunque partió haciendo goles, sigue en la racha negativa en el Olympique de Marsella. Cerca de Francia, Charles Aránguiz vive el ocaso en Bayer Leverkusen y ya se especula su retorno a este lado del mundo. A la colonia mexicana, por respeto a quienes nos gusta el fútbol deveritas, mejor ni mencionarlos. Sólo nos quedarían dos únicas figuras con algunas posibilidades de ser La Legión: Marcelino Núñez y Ben Brereton que brillan en Inglaterra, aunque en la Championship, que es una forma elegante de denominar a la segunda división del fútbol inglés.
Mas, no se desanime, le tengo una sorpresa. Nos falta un director técnico experimentado que ponga orden en esta constelación de futbolistas picados por no haber logrado clasificar y que, como en la Legión, están dispuestos a dar la vida por ir al Mundial. Quien más que el bueno de Manuel Pellegrini que acaba de confesar que su sueño es retirarse después de dirigir una selección en un mundial.
Es cierto que aún quedan temas por aclarar, el color de la camiseta (¿un arcoíris?), qué himno podrían cantar (¿ha escuchado usted la canción oficial de Qatar?) o quién se queda con la Copa si ganan el Mundial.
Pero lo importante es que este equipo de estrellas resultaría un negocio redondo para la FIFA, que verá multiplicado los derechos de televisión abarcando una nueva gama de países, lo mismo para los auspiciadores y coleccionistas de láminas.
En fin, solo lamento que no se me haya ocurrido antes.