Han sido días durísimos para la Democracia Cristiana en todo el país y la Región. Ya es sabida la renuncia de la senadora Ximena Rincón y del senador Matías Walker para fundar su nueva colectividad, el Partido Demócrata. Mayor dolor aún causa la salida del exconcejal Marcelo Barraza, el mismo que no participó de la interna alcaldicia del año 2016 porque "desconfiaba" del mecanismo de su propio partido (¡cuatro años más tarde sí fue candidato!) y que después agitaba banderas del Rechazo en la Plaza Victoria. Pero el golpe más fuerte que se ha producido en la zona fue la salida del histórico dirigente, expresidente nacional y exsenador Ignacio Walker Prieto. Para nadie era un misterio las permanentes diferencias que tenía el exsenador de la 5a cordillera con la actual conducción partidaria, especialmente con la definición en favor del apruebo y de pasar al tribunal de disciplina a históricos dirigentes por haber informado que estarían con la opción Rechazo, entre ellos el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Acá en la Región, donde se vive en un mundo paralelo, la campaña de la Democracia Cristiana en favor del Rechazo fue liderada por destacados militantes como el exrector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui, el actual vicepresidente del partido Gianni Rivera y el consejero regional Roy Crichton, por mencionar a algunos.

Pero también la molestia se suscitó por la displicente conducción partidaria a nivel regional, encabezada por el veterano Alex Avsolomovich, quien no solo realizó campaña por la opción Apruebo, sino que también aportó recursos para esa cruzada.

La gota que rebasó el vaso fue la designación por parte de Avsolomovich de Rodrigo Bustos como secretario regional del partido, lo que indignó a una buena cantidad de dirigentes locales como el core Roy Crichton y el exdirector de Sence, Esteban Vega Toro, quienes le enrostraron a este último conductas impropias, de corte impublicable, contra militantes de la juventud del partido hace algunos años.

Sumado a lo anterior, varios dirigentes, entre ellos los exparlamentarios Daniel Verdessi y Eduardo Cerda exigieron la realización de nuevas elecciones en la Región de Valparaíso para remover a Avsolomovich, debido a su desastroso desempeño electoral en las últimas elecciones municipales, en las que el partido obtuvo apenas tres alcaldías y cero cupos parlamentarios. En la elección parlamentaria la DC regional fue borrada del mapa, es decir, no obtuvo ningún representante (la Falange llegó alguna vez a tener 6 parlamentarios en la región).

Ahora se espera que las renuncias sigan aumentando. Y no es ningún misterio que el actual alcalde de Cabildo, Víctor Donoso, junto con el ya mencionado Daniel Verdessi y otros dirigentes locales estén pensando en migrar a Demócratas.

Se viven días cruciales a la espera de la realización de la Junta Nacional que se llevará a cabo este sábado 12 de noviembre. Todos coinciden en que allí se vivirá la madre de todas las batallas, es decir, solo un sector quedará con vida.

La antesala a esto se vivió anteayer, lunes 7, en la Cámara de Diputados donde la bancada de diputados de la DC se quebró: por una parte, los diputados Undurraga, Cifuentes, Barría y Caamaño sufragaron por el candidato del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, mientras que Aedo, Pérez, Saffirio y Calisto concurrieron con su voto por este último. Esto no solo grafica un triste espectáculo, sino que también refleja la magnitud del quiebre al interior del partido de Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin.

Triste final.

La DC, por

el excusado

En epistemología el constructivismo es la tesis de que la realidad no es más que una construcción social, un conocimiento que refleja la posición del observador en un momento histórico y en un contexto material y cultural determinados.

Esta doctrina no plantea solo la hipótesis trivial de que los objetos sociales (matrimonio, dinero, gobiernos, etc.) son lo que son porque las personas han convenido en que lo sean, sino algo mucho más radical: toda la realidad, incluyendo los hechos y objetos de ciencias duras como la física, química y biología son una construcción del observador. El conocimiento científico no sería el reflejo transparente y neutral de una realidad externa e independiente, sino un conocimiento situado y cambiante según la perspectiva cultural vigente en una época determinada.

Para un constructivista la afirmación de que un electrón es una partícula subatómica de carga eléctrica negativa es válida únicamente en relación con una serie de actitudes culturales, o con algún modo subjetivo de percibir el mundo. Además, de acuerdo con el constructivismo extremo, dos o más afirmaciones contradictorias pueden ser válidas al mismo tiempo y en el mismo sentido.

¿Se ve hacia dónde nos lleva este punto de vista? Si todo nuestro conocimiento, incluso el que tenemos sobre la realidad física, es relativo al sujeto que conoce, no puede haber pretensiones de conocimiento con validez universal. Esto posibilita el surgimiento de teorías extrañas, contrarias al sentido común y a nuestras intuiciones básicas.

Lo anterior no sería problemático si no fuera porque estas doctrinas radicales se han vuelto hegemónicas, resultado de un intenso trabajo de décadas desplegado por intelectuales, académicos, políticos, periodistas y activistas que pertenecen a élites que defienden una u otra versión del posmodernismo, que no es una época histórica, sino una ideología. Son las llamadas teorías críticas: feminismo, raza, derecho, neo marxismo, etc.

Se suma que el relativismo que acompaña al constructivismo contemporáneo no parece extenderse a los valores éticos, al carácter estético y a las normas culturales, pues los defensores de estas ideologías están convencidos de que su perspectiva es la única verdadera, razón por la cual los disidentes son anatematizados y "cancelados", incluso por la fuerza si es necesario.

El constructivismo débil o moderado tiene algún sentido, pero este se desvanece cuando se cruza la línea demarcatoria que separa a las ciencias naturales de las llamadas ciencias sociales o del espíritu. No todo lo real es percepción o autopercepción y "estar convencido" de algo no es, claro está, sinónimo de la verdad.

Parafraseando a Bertrand Russell, un robusto sentido de la realidad me lleva a sostener que el constructivismo radical es erróneo, y que cuando cierro los ojos y luego los abro, el árbol que vi hace unos segundos permanece en el mismo lugar.