Impactos abordables de centro comercial
Proyecto en sector Santos Ossa es una noticia alentadora en medio del oscuro panorama en el sector de la construcción. Es necesario analizar a fondo sus fortalezas y debilidades. La principal fortaleza, irrebatible, es que se trata de un emprendimiento reactivador en lo económico, en lo laboral y hasta en lo anímico, algo muy necesario en el maltratado Valparaíso.
Cuando la inversión inmobiliaria proyectada en la Región está a la baja y el gasto nacional en obras públicas presenta una caída estimada en 19%, la propuesta de un gran centro comercial en Valparaíso resulta una noticia alentadora. El proyecto, denominado Terrapuerto Rapa Nui, se ubica en el eje Santos Ossa y consulta 60 mil metros cuadrados de construcción, con una inversión de US$ 120 millones.
Frente a esta iniciativa surgen reacciones, algunas de apoyo y otras de temor ante los impactos que generarían su movimiento que se sumaría al propio del área, principal acceso carretero de Valparaíso y eje de importantes núcleos habitacionales.
Para el presidente de la Cámara Regional de Comercio, José Pakomio, la iniciativa "viene a darle una mano a la tan anhelada reactivación". Agregó que las expectativas están en que el megaproyecto "sirva para generar certezas al mundo privado, certezas que hasta el minuto no hemos tenido". La presidenta de la Cámara de Comercio y Turismo de Valparaíso, Evelyn Henríquez, apoya también la iniciativa destacando su efecto reactivador, la generación de empleos y también su ubicación en las afueras de la ciudad, pues generaría menos congestión.
Y ese, precisamente, es el punto de quienes objetan la iniciativa, como la presidenta del Colegio de Arquitectos local, Carolina Peñaloza, al afirmar que un proyecto "en esa localización trasciende el interés comunal. Su impacto lo absorbe directamente la comuna, particularmente en materia de movilidad, transporte y sostenibilidad ambiental". Insistiendo en la materia, el presidente de la Unión Comunal porteña, Isaac Alterman, afirma que "el problema de Valparaíso son temas viales y ese tipo de proyectos generan impactos viales importantes, sobre todo a los vecinos de los sectores como Placilla, Rodelillo u otras áreas". Desde la municipalidad, con matices y resguardos, apoyan la iniciativa el concejal Dante Iturrieta (UDI) y la concejala Carla Sánchez, independiente.
Lo cierto es que el proyecto es ambicioso y es procedente analizar a fondo sus fortalezas y debilidades. La principal fortaleza, irrebatible, es que se trata de un emprendimiento reactivador en lo económico, en lo laboral y hasta en lo anímico, algo muy necesario en el maltratado Valparaíso.
La debilidad está en los alcances del impacto vial, tanto para la accesibilidad a la ciudad como para el movimiento de los vecinos del sector. La propuesta debe profundizar y socializar este punto con soluciones que no pueden ser meramente cosméticas, sino que deben ser parte de la infraestructura de la obra misma, con pasos a desnivel y sistemas de señalización. ¿Será posible avanzar en este proyecto buscando una solución a impactos que son abordables y dejando de lado ese negacionismo genético que ha frenado -con las mejores intenciones- tantas iniciativas y nos tiene por años marcando el paso?