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ENTREVISTA. Ignacio Briones, exministro de Hacienda y ex precandidato presidencial:

"No hay peor política social que gastarse lo que uno tiene y después tener que cortar programas"

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Si hay algo que saben los chilenos es de terremotos. La naturaleza se ha empeñado en dejar instalada en la memoria colectiva algún remezón que sirve para que cada generación comente sus recuerdos en reuniones familiares. Por eso, el exministro de Hacienda de Sebastián Piñera, y también precandidato presidencial de Evópoli, Ignacio Briones, decidió graficar como "terremoto educacional" lo que a su juicio debiera ser una prioridad del país y materia de un gran acuerdo nacional: Disminuir la brecha que produjo la pandemia y regresar a las aulas a los más de 50 mil estudiantes que abandonaron el sistema escolar.

Hoy está dedicado a hacer clases en la universidad y, sobre todo, a dedicar tiempo al centro de estudios Horizontal, que cofundó y desde donde intenta influir en los asuntos públicos que son de su interés, como la economía, el sistema político y, por supuesto, la educación. Fue así como recibió una invitación del ministro del ramo, Marco Antonio Ávila, con quien estuvo esta semana reunido una hora para plantearle sus inquietudes respecto del tema.

-¿Por qué dice que hay un terremoto educacional?

-Porque Chile fue de los países que más tiempo tuvo cerradas sus escuelas a nivel mundial. Durante los dos años de pandemia que tuvimos uno puede detenerse en las razones y recordar que al ministro Figueroa le valió una acusación constitucional por hacer todos los esfuerzos por abrirlas, pero el Colegio de Profesores fue contra corriente en esta materia. Pidió que fuera de los primeros vacunados y eso se cumplió, hubo exigencias de volver a fase cuatro o incluso fase cinco, hubo proyectos de ley de la oposición en ese entonces que dificultaron el retorno. Pero todo ya fue. Tuve la oportunidad de reunirme con el ministro Ávila, quien me invitó gentilmente luego del llamado del Presidente de la República, y uno de los puntos centrales que le planteé es que esto ya fue y que no podemos seguir pegados en de quién es la culpa. Hoy tenemos un problema del porte de una catedral y del cual hay que hacerse cargo a la altura del desafío, porque este cierre de escuelas en promedio significó, según un estudio de Horizontal, un año lectivo completo perdido en promedio. Pero, además, este año se distribuye muy desigualmente dependiendo del nivel educacional, del tipo de educación. Se distribuye muy desigualmente por tipo de dependencia. En el sector municipal el cierre significó 1,3 años perdidos; en el particular subvencionado fue de 0,9 y en el particular pagado de solo 0,4. Entonces, además del año perdido tenemos un incremento de desigualdad que nos llama a hacernos cargo, porque todos entendemos que los alumnos más vulnerables están en el sector municipal.