Escribir sobre amor nunca es fácil, más cuando hoy brotan nuevas categorías como musgo entre la aridez de las piedras: relaciones cerradas, abiertas, poliamor, asexuales, cada quien según sea el deseo y encuentre -o no- quien le acompañe. Hace unas semanas, Amazon Prime Video estrenó la serie "El fin del amor", basado en el libro de la filósofa argentina dedicada al periodismo Tamara Tenenbaum (33), quien hasta hace una década vivía en una comunidad judía ortodoxa en Buenos Aires, Argentina, y salió de allí para moverse entre los parámetros y digresiones del amor en su generación, los "millennial" o nacidos entre los años 80 y 90 que llegaron a la adultez en el nuevo siglo. También se paseó por la siguiente generación, la de los "centennial" o los concebidos en la segunda mitad de los 90, hoy tesistas o egresados de la universidad.

La serie

La serie del streaming, basada en el libro de Tenenbaum, es protagonizada por la actriz Lali Espósito ("Casi ángeles"). La autora que vivía en el barrio +del Once en BAires, arriesga a decir que lo que transmite la pantalla no es ficción.

"El fin del amor" fue publicada a comienzos del año 2019. En sus primeros párrafos dice "casi todas mis compañeras de la primaria -enseñanza básica- están casadas y van por el segundo, tercer o cuarto hijo", algo por lo que pueden pasar algunas egresadas de un colegio de monjas chileno, donde "a veces cuesta explicar que, aunque una viva ahí, en una ciudad enorme en el medio de todos, en el medio de cualquiera, incluso aunque tenga tele e Internet, es como si vivieras en otro planeta".

"Fui pionera en la familia cuando le dije a mi mamá que quería ir a un 'buen colegio', de esos que te preparan bien para ir a la universidad", sigue Tenenbaum en su best seller que con la producción de Prime Video fue publicado también en Europa.

El padre de la escritora falleció en el atentado contra la Amia (Asociación Mutual Israelita Argentina) en 1994 y, pese a lo doloroso del hecho, la actriz que interpreta a la madre de la escritora, reconoce al final de la serie que tal vez la ausencia paterna permitió que Tamara y sus otras dos hermanas dibujaran sus propios caminos.

"La vida es un plan B", reitera el personaje de la mamá, quien, como cuenta la narradora, "debió cambiar las sábanas de las camas de tres niñas", pero no pudo, por ser mujer, recitar a su marido el poema que su credo lee a los muertos.

"No necesité pelearme a muerte con nadie, ni fugarme de mi casa, para hacer una vida nueva y convertirme en otra persona", afirma Tenenbaum en el libro. Luego, en la serie, el personaje que la interpreta dice a sus alumnos en la universidad que "la libertad pura no existe. Se da en un contexto, bajo ciertas condiciones y siempre es relativa, incluso nuestros propios deseos están atravesados siempre por todo lo que nos dijeron que no podemos hacer".

La escritora escapa de los mandatos de la fe, pero se encuentra de frente con los de la secularización, donde las adolescentes "no tenían todo tan claro como yo pensaba. Todas tenían miedo de hacer las cosas mal, todas sentían en algún momento que en efecto las estaban haciendo mal".

Qué defender

En el streaming de "El fin del amor", la protagonista, como todas las millennials, cita de pasada a la cantante estadounidense Taylor Swift, cuyas letras están relacionadas íntimamente con el libro inclasificable -puede ser ensayo o diccionario, realidad o ficción- "Fragmentos de un discurso amoroso", de Roland Barthes, crítico que nació en 1915 y murió en 1980.

"Al renunciar al estado amoroso, el sujeto se ve con tristeza exiliado de su imaginario", escribió el teórico en 1977 que se lee ahora en una impresión en minúsculas con líneas fucsia hecha para sus nuevos lectores por Siglo XXI editores, la versión del libro más económica disponible en Chile. Swift, a su vez, canta en el disco "Folklore", de 2020: "Ya no eres mi patria /Así que ¿qué estoy defendiendo ahora? /Eras mi ciudad".

La actriz que interpreta a Tenenbaum en la serie "El fin del amor" afirma que "yo no elegí pasar de la casa de mi madre a la casa de mi marido". Al huir de la comunidad ortodoxa "pretendía que entendía de qué hablaban cuando me contaban de sus vidas, de sus barrios, fingía que conocía calles que jamás había oído nombrar. Fingía que las cosas no me impresionaban para parecer canchera, pero todo me impresionaba: el calor de los caños de escape en las piernas cuando no tenés puesta esa pollera larga, el roce de la ciudad con mi cuerpo. Buenos Aires se me pegaba en la piel".

No obstante, una vez que abandona a su novio laico, la autora atraviesa la crisis de no contar con el dinero suficiente para vivir sola, sumada a la sequía de temas sobre los que hablar en el diario donde trabaja. En una escena llena de neones, la narradora sostiene que "para reconectar con la escritura tenía que hacer un viaje de vuelta, ir a buscar algo nuevo a un lugar viejo. (…) Volver a mi ciudad, a la ciudad que hice mía cuando las conocí a ustedes (amigas). Reconquistar Buenos Aires: eso tengo que escribir, una carta de amor a la ciudad que me hizo quien soy, la ciudad donde nadie me mira, donde nadie es nadie, donde conocí la libertad de ser invisible".

tamara tenenbaum es licenciada en filosofía y colabora en la revista orsai, vice y en anfibia.

Por Valeria Barahona

alejandro guyot

"No necesité pelearme a muerte con nadie, ni fugarme de mi casa, para hacer una vida nueva".