"Predomina una forma de hacer política alejada de la razonabilidad que debería tener el Parlamento"
El peak de la semana política pasada lo marcó, sin duda, el diputado del Partido de la Gente (PDG) Gaspar Rivas y el escándalo -con insultos de por medio hacia sus compañeros de partido-, que armó mientras se votaba la moción de censura presentada por la oposición en contra de la diputada Carolina Marzán (PPD) en la comisión de Adultos Mayores y Discapacidad.
"Nunca había estado en una institución donde haya tantas personas desequilibradas y payaseo como en esta Cámara de Diputados, debemos devolverle la seriedad y sobriedad a esta institución Republicana", reclamó el PS Tomás de Rementería en sus redes sociales tras lo sucedido.
A su juicio, más allá de lo que pasó con el diputado del PDG, hay conductas similares que se repiten en este Congreso y que se podrían evitar si se le exigiera a los partidos un mayor control hacia los candidatos que presentan y si, además, se fortalecen las sanciones.
- ¿Qué hay con este Parlamento tan descalificado por los analistas? ¿Tiene que ver con la tensión que dejó el plebiscito o con la política espectáculo que vende más que la de diálogo?
- Lo que veo es un desequilibro político. O más bien que predomina una forma de hacer política alejada de la razonabilidad que debería tener el Parlamento. En eso creo que las causas son múltiples y los primeros grandes responsables son los partidos que muchas veces han presentado -por ese aliciente de tener más votos, porque al final eso significa más plata- a candidatos que dejan mucho que desear en sus actitudes.
- ¿Está pensando en nombres particulares que desvirtúan la acción parlamentaria?
- Por ejemplo, con Gaspar Rivas. Yo no tengo ningún problema, pero es una persona que no tiene un solo filtro de las cosas que dice y lo vimos esta semana insultando a sus compañeros del Congreso. O hay otros que derechamente tienen actitudes sicopáticas como Gonzalo de la Carrera, que es una persona totalmente agresiva, que ha amenazado a muchos en la Cámara, que utiliza métodos de "apriete" por medio de personas relacionadas a barras bravas y con historial delictual. Parlamentarios como Rivas o De la Carrera son los que desprestigian con cada paso que dan al Parlamento. Cada día nos alejamos más de ese Congreso donde hay diálogos con altura y sobriedad, no a punta de garabatos, peleas y espectáculos circenses.
- Pero el espectáculo en el Congreso no es algo nuevo. Escándalos hubo siempre
- Es verdad, pero la crisis de efectismo que hay en la política es cada vez más grave. La inmediatez de las redes sociales hace que destaque el más polémico y eso se replica en los medios. No puede ser que los insultos de Gaspar Rivas a sus compañeros de partido haya sido el acontecimiento más importante de la semana para los medios, cuando pasaron otras cosas que le hacen mucho más sentido a la ciudadanía. Los partidos deberían ser más consientes de las decisiones que toman y a quiénes eligen y no presentar a candidatos únicamente por una cuestión de popularidad.
- En la izquierda también hubo ejemplos parecidos a los de Rivas o De la Carrera...
- Comparto y creo que tenemos que hacernos cargo de que alguna vez también llevamos candidatos populistas. Florcita Motuda era un diputado de izquierda que le bajó el nivel al Congreso y me sentí responsable de aquello en algún momento, pese a que no provengo del mundo del Frente Amplio. Además, hubo otro problema en la izquierda parlamentaria cuando nos tocó ser oposición, cuando, quizás por facilismo, tuvimos una idea de manipular las instituciones para bloquear al gobierno de Piñera permanentemente.
- Precisamente, esta semana varios en su sector reclamaron por lo que llamaron unas "mezquinas" censuras a las presidencias de las comisiones. ¿La derecha les está devolviendo la mano de lo que fueron ustedes como oposición?
- Tenemos que hacernos cargo de lo que alguna vez hicimos y las acusaciones constitucionales a raudales que se hicieron contra el gobierno de Piñera. En la izquierda tenemos que hacernos cargo de nuestra historia como oposición. Es gracioso, porque cuando llegué al Parlamento en marzo de este año, en privado, alguien me dijo "que lata que hayas llegado siendo gobierno". Y es que ser gobierno implica un pago de costos. Es fácil ser oposición, pegarle a todo el mundo y darte cuenta que cuando llegas al gobierno tienes que responder con resultados y con realismo.
- ¿En parte, las oposiciones son responsables de la crisis del Parlamento?
- Debería analizarse este tema, porque si vamos a seguir en esta línea de respondernos como gobierno por cómo fuimos como oposición, estamos perdidos. Creo que tenemos que ponernos de acuerdo en la forma en como se hace oposición de manera republicana.
- ¿Cómo se explica esta incapacidad de ponerse de acuerdo y preferir el escándalo por sobre la responsabilidad?
- Tiene que ver con que los partidos están obligados a dar una pelea por nichos de votantes. El sistema te obliga a mantener tu nicho y no estar disponible para ampliar esos límites, ni ponerte en la posición de consensos porque en el fondo tus votantes más duros se molestarán contigo. Es lo que le pasó a Chile Vamos que, desde la llegada del Partido Republicano, se ha visto obligado a disputar el nicho pinochetista y rechazar, por ejemplo, el presupuesto al INDH o abstenerse ante el proyecto de resolución sobre si hubo en Chile detenidos desaparecidos.
- ¿Cómo se cambia esta situación en el corto plazo?
- Lo fundamental es un gran compromiso de que en las próximas elecciones se excluya a aquellas personas que hayan cometido actos impropios en la Cámara y, además, necesitamos internamente generar un sistema de sanciones que sea más efectivo. La Comisión de Ética debería pasar a ser un órgano externo y no que los propios diputados se juzguen entre sí. Las sanciones deberían ser mucho más duras para los que pasen a llevar las reglas y estoy pensando en suspensión del cargo, en quitarles el derecho a votar por algún tiempo, o que se restrinja el derecho a la palabra si éste se usó indebidamente.
- Por otra parte, esta semana una investigación de Ciper reveló abusos de parlamentarios con un beneficio del Estado. ¿Hay que sancionarlos?
- Eso también hay que sancionarlo severamente. Lo que hemos visto en los últimos días con diputados y senadores abusando de las tarjetas de combustible debe terminar con sanciones firmes. Tenemos que darle mejores señales a la ciudadanía del trabajo que estamos haciendo.
"La crisis de efectismo que hay en la política es cada vez más grave. La inmediatez de las redes sociales hace que destaque el más polémico y eso se replica en los medios".