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Expertos dan claves para poder evitar futuros megaincendios

SINIESTROS. PUCV llama a reemplazar vegetación combustible, exdirector de Onemi pide un plan de prevención permanente y académico USM pone acento en las tomas.
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Pamela Boltei

En forma paralela a la tragedia en Viña del Mar, diversos especialistas en emergencias de este tipo plantearon las principales medidas a tomar de parte de las autoridades como también de los dueños de predios y personas que ocupan terrenos de manera irregular.

El despeje de las áreas de forestación inflamable, su reemplazo por otras especies que sean menos combustibles, la responsabilidad de los dueños de tierras de hacerse cargo de sus bienes en prevención de incendios, acelerar las soluciones habitacionales de las familias que se toman lugares en sitios peligrosos, un plan para prevenir no anualmente, sino de aquí a 10 años catástrofes similares, e institucionalizar la labor bomberil a fin de que la señal no siga siendo la de un heroico voluntariado, sino de una política de Estado, fueron los principales puntos que abordaron.

Ariel Navarro, ingeniero forestal, doctor en Ciencias Forestales de la Universidad Austral de Chile y académico de la PUCV, señaló: "Muchos de los sitios donde han ocurrido estos focos ayer y hoy son lugares que ya estaban identificados como de alto riesgo, es información que tienen universidades como los municipios mismos. Hay muy poca posibilidad de que los municipios lleven adelante acciones preventivas eficientes para realmente reducir el riesgo. Necesitamos que sea abordado desde el nivel central, que el Estado genere una política distinta para llevar adelante planes preventivos para incendios", dijo.

Señaló que en estos sitios predomina "el eucalipto, pino, vegetación exótica y es la vegetación más inflamable que tenemos. Es la que cubre prácticamente toda la zona donde vive la población. Es vegetación que crece más rápido y ofrece sombra más rápido, pero también significa un riesgo más persistente. Un eucalipto puede estar 80 años en un lugar generando biomasa y no solo es inflamable por todos sus aceites, sino porque también se descorteza y genera combustible seco fino en la parte baja que aumenta mucho más la conectividad del fuego y su propagación, y un plan de sustitución de la vegetación podría disminuir significativamente el riesgo de incendio y dar otros beneficios como biodiversidad, regulación de régimen hídrico, regulación de las temperaturas".

"Es un polvorín"

En ese sentido, indicó que para reemplazar estas especies combustibles están el "boldo, quillay, peumo, espino, colliguay, hay muchísimas especies para elegir para cada sector, pero es un trabajo de restaurar el ecosistema, que hemos dejado casi que suceda aleatoriamente y se ha transformado sin querer, pero en base a la planificación cero, en un polvorín. Prácticamente todo lo que vemos en Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, etcétera, es vegetación exótica inflamable. Es información que tenemos hace muchos años y no hemos sido capaces de traspasar hacia la legislación urbana".

El exdirector de la Onemi, Guillermo de la Maza, recordó los últimos grandes siniestros en Valparaíso, con características similares, y llamó a concretar planes de prevención a largo plazo efectivos. "Julio de este año fue el más lluvioso de los últimos 16, 17 años, y permitió que los pastos dejen un combustible disponible en abundancia que es por donde se trasladan los incendios forestales. Eso es una condición y está dado en toda la Región de Valparaíso. Además, las condiciones climáticas han sido desfavorables, con 2 o 3 y hasta 4 grados sobre lo normal en la zona y han sido sostenidas. Y a eso se le suma la intervención humana", dijo De la Maza.

Zonas periféricas

En ese sentido, reconoció que los últimos grandes incendios han comenzado en zonas periféricas: Panguirosa, en Santo Domingo; Laguna Verde, en Valparaíso; Colliguay y Lo Orozco en Quilpué, "han sido los lugares más importantes donde se ha registrado esto últimamente y todo por intervención humana. Entonces, la toma Felipe Camiroaga, Las Palmas y la quebrada El Huaso que conecta Villa Monte con Forestal son lugares complejos por la cantidad de vegetación y casas".

Asimismo, recordó la complicación del crecimiento de los asentamientos irregulares. "Hemos perdido la memoria, hay puntos en la región donde antiguamente hay vegetación y hoy se comparte, como Ocoa, en Hijuelas; en Quillota también; en Concón, en el sector de Colmo que comparte zona con Quintero, Quillota y Limache, y esa zona también ha tenido un crecimiento bastante grande. Entiendo la necesidad... pero la condición de incendios forestales que tiene que ver con las malas conductas humanas potencia esto. Los programas de prevención de incendios deben ser todo el año, no podemos seguir siendo reactivos, hay experiencia de esto en la región y hoy no puede ser que estemos haciendo cortafuegos a partir de noviembre".

Andrés Fuentes, PhD. en Mecánica de Fluidos de la Université de Poitiers-ENSMA, Francia, experto y referente nacional en combustión y vicerrector académico y profesor de la Universidad Técnica Federico Santa María, señala que "la población se está acercando al bosque rápidamente, esto se visibiliza bien en las tomas de terreno". Añade que que "si esas viviendas se quedarán ahí definitivamente, entonces se deben disponer de una determinada manera para asegurarse que la vegetación que existe en el entorno urbano la tengamos que eliminar de manera juiciosa, no se hace un despeje al azar" y, por otro lado, "si me doy cuenta de que es una zona de riesgo muy vulnerable, lo que se hace es disponer las viviendas de manera que corran un riesgo menor en la propagación", mencionando que aquello ya lo están estudiando expertos en la universidad a fin de "evitar que los incendios pasen de la parte forestal a la parte urbana".

"Los programas de prevención deben ser todo el año, no podemos seguir siendo reactivos. No puede ser que estemos haciendo cortafuegos a partir de noviembre".

Guillermo de la Maza, Exdirector regional de la Onemi

Bomberos de Valparaíso desmiente campaña de recolección de ayuda y denuncia a inescrupulosos que solicitan donaciones

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Ante una serie de denuncias acerca del actuar de personas inescrupulosas que, identificándose como integrantes del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, solicitan algún tipo de ayuda para los damnificados del grave incendio ocurrido en Viña del Mar, "la institución se hace un deber en aclarar que no se encuentra participando en ninguna campaña de recolección, ya sea de mercaderías o donaciones en dinero para los damnificados. Deseamos alertar a la ciudadanía de este tipo de acciones mal intencionadas". Uno de los casos ocurrió en la tienda Ripley del Puerto, donde un sujeto con casco de bombero e indicando que era de la "Bomba Francesa", pidió ayuda para los damnificados del reciente incendio. Vecinos del sector de Invica, en Placilla, también reportaron a una persona con atuendo de bombero solicitando ayuda en referencia a una lista que portaba.

Una vez más, a la suerte del viento

Arquitecto y rubanista, socio de Atisba
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Con la información que tenemos disponible, y sin minimizar por un minuto la tragedia del jueves pasado, podemos afirmar que tuvimos mucha, pero mucha suerte. Si el fuego que se inició en el sector de Rodelillo, cerca de la variante Agua Santa, se hubiese propagado hacia los campamentos cercanos o hubiera crecido directamente hacia Cabritería y las poblaciones de Nueva Aurora y Forestal, hoy estaríamos lamentando una tragedia de proporciones.

La historia comenzó como siempre. Un incendio intencional iniciado en la parte alta de la ciudad, que se propaga por plantaciones forestales sin ningún tipo de manejo y que se sale de control por una mezcla fatal de viento y calor, dejando en vilo a miles de familias que viven en asentamientos informales sin accesos, agua potable ni alcantarillado.

El jueves la amenaza fue sobre el campamento Felipe Camiroaga, que ocupa una extensión de 45 manzanas y casi dos kilómetros de largo y que está posado sobre un terreno que ya fue arrasado por el fuego en 2011, cuando no existía ninguna vivienda. Hoy, en este lugar viven aproximadamente 1.200 familias.

Pero el jueves tuvieron suerte. La dirección del viento cambió y en vez de subir hacia el campamento -como ocurrió el 2014 en el cerro La Cruz de Valparaíso-, terminó bajando por la quebrada de la Quinta Vergara, ingresando a Nueva Aurora y Forestal, donde se concentró la mayor parte de las viviendas quemadas, que afortunadamente fueron marginales respecto al stock expuesto al fuego.

Como estos sectores están más consolidados y su infraestructura es más robusta, el control del fuego pudo ser más efectivo, lo que evitó una segunda tragedia, que hubiera sido la expansión del fuego hacia 50 edificios de los conjuntos Siete Hermanas y Empart, y de unas 1.600 casas que miran a esa hermosa quebrada de la Quinta Vergara por donde ingresó esa terrible lengua de fuego.

Es inaceptable que la segunda área metropolitana más importante del país quede a merced de la dirección del viento y que cada tres o cuatro años debamos repetir las mismas recomendaciones para evitar una tragedia. Pero ahora el riesgo es considerablemente mayor. Según datos de Atisba, entre 2018 y 2021 los campamentos del Gran Valparaíso crecieron un 83%, sumando 290 hectáreas y casi 7.000 nuevas viviendas, que incluyen loteos brujos donde organizaciones criminales abren cierros y calles con total impunidad.

En Valparaíso se han vuelto a poblar los mismos faldeos que se quemaron en el megaincendio de 2014. En Viña los nuevos campamentos avanzan por Santa Julia y las quebradas de Reñaca Alto, mientras que en Quilpué y Villa Alemana, se levantaron 1.800 viviendas en zonas próximas a los bosques del antiguo camino La Playa.

Hablamos de una población nueva, de 25 mil personas que viven sin agua potable ni alcantarillado. Sin cortafuegos o caminos que permitan un rápido despliegue de bomberos y brigadistas en caso que se vuelva a producir esa terrible combinación entre piromanía, calor y viento, pero con una dirección distinta a la que se produjo el jueves pasado.

Iván Poduje