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POR SEGISMUNDO

RELOJ DE ARENA Esa cercana guerra lejana

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La noticia salió en todos los diarios. El Mercurio, La Estrella, La Unión, La Opinión… en fin, en todos los que se colgaban en los quioscos y, por supuesto, en las revistas ilustradas. Se había descubierto y desbaratado una red de espionaje nazi en Valparaíso que operaba una radioestación que transmitía informaciones sobre el movimiento marítimo hasta Cuba, desde donde se retransmitía a Alemania para orientar las operaciones de la flota de submarinos que operaba principalmente en el Caribe y el Atlántico.

Chile había proclamado la neutralidad, pero con el correr de los acontecimientos vendría la ruptura de relaciones con Alemania, Italia y Japón, tras presiones de Estados Unidos y un trabajo de joyería del entonces embajador de Washington entre 1939 y 1953, Claude G. Bowers. El diplomático escribió sus memorias, "Misión en Chile", en 1957, donde relata su labor durante las Presidencias de Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, Gabriel González Videla y Carlos Ibáñez del Campo.

Describe allí lo que sería el periodo internacional más crítico que debió afrontar Chile, Presidencia de Ríos, 1942-46, con la culminación de la Segunda Guerra Mundial y los coletazos muy cercanos de la Revolución Española. Ríos cortó relaciones con Alemania e Italia, con fuerte presencia de nacionales de esos países que en algún momento vieron sus actividades frenadas por la contingencia universal.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos que operaban en Chile habían determinado las operaciones clandestinas de las redes nazis, lo que no ignoraba el Departamento 50 de Investigaciones, la llamada entonces policía política.

Finalmente, las pruebas fueron contundentes y se ubicó a la estación trasmisora PSY que operaba desde Valparaíso entregando completa información sobre el tráfico naviero nacional e internacional. La radio enviaba mensajes por cierto cifrados, tal vez mediante aquella famosa máquina Enigma que nos muestra un filme, a Cuba y Hamburgo. Detalla Bowers en sus memorias que los mensajes informaban la llegada y zarpe de naves desde el puerto con su cargamento y la fecha en que llegarían al Atlántico, donde operaban los submarinos alemanes. Indicaban los mensajes importaciones y exportaciones y también sobre las medidas defensivas nacionales y de otros países del continente. Además, se consignaban noticias sobre la situación política nacional, importantes para el Berlín de Hitler en momentos en que se debatía en Santiago la ruptura de relaciones con el Eje. Según el diplomático, que entregó un memorándum a la Cancillería chilena con todas estas informaciones, la emisora espía de Valparaíso actuaba como "puente" para los datos que recogían agentes de otros países.

Estalla el caso en marzo de 1944, interviene la justicia, detenciones y tal vez el ministro en visita acostumbrado, acorde con una materia de relevancia internacional.

La señora ilse

La noticia, de internacional adquiría tono local, pues una de las implicadas en la red era una señora que conocíamos de vista. Ilse se llamaba, y la veíamos comprando en el Montecarlo de la calle Valparaíso o, lógicamente, en la fiambrería Otto Stark, especializada en productos de raíz germana, muy buenos por lo demás.

El trasmisor clandestino se decía que estaba en el cerro Alegre o también en 8 Norte; y la detención de una persona conocida era el tema en los bares porteños y también en la mesa familiar.

Los comentarios, como siempre, iban desde "¡no puede ser!" hasta "todo eso se sabía hace tiempo…".

Así, la lejana guerra repercutía a la vuelta de la esquina y desataba interpretaciones de todos lados, que en ese tiempo eran muchos.

Las presiones económicas llegaron a través de la "lista negra" que distribuía la Embajada de Estados Unidos, una grave condena para el comercio que tuviera alguna relación con Alemania, Italia o Japón, un boicot muchas veces injusto, pues los mencionados en esa nómica generalmente no comulgaban con el nacismo o fascismo.

El mismo Bowers recuerda en sus memorias que los embajadores de Italia y Alemania no militaban en la tendencia oficial. Mandaba en la Embajada alemana el agregado comercial, quien manejaba la red de espionaje.

Siguiendo por las calles porteñas, el Estado de Chile hizo un buen negocio al romper con Alemania y confiscar bienes germanos. El antiguo y prestigioso Banco Alemán Trasatlántico, calle Esmeralda, pasó a ser sede, hasta el día de hoy, del Registro Civil. Un magnífico edificio que ha superado varios terremotos.

Chile rompió relaciones con Alemania, Italia y Japón en enero de 1943, tras una consulta con el Senado. Complicada resolución del Presidente Juan Antonio Ríos. Posteriormente, en abril de 1945, se declararía el estado de "guerra con Japón".

Decisiones trascendentales en tiempos de guerra caliente con partidarios de los bandos en guerra presionando al Gobierno en momentos complejos en lo político y en lo humano. El 10 de noviembre de 1941 fallecía el Presidente Pedro Aguirre Cerda y su sucesor, Juan Antonio Ríos dejaba de existir en junio de 1946, tras penosa enfermedad, cuando le faltaban dos años para completar su periodo presidencial.

El "toltén"

El conflicto tan lejano tenía rostros y llantos nacionales. Gran impacto causó el hundimiento en las costas de Estados Unidos del vapor "Toltén", de la Cía. Sudamericana de Vapores. Solo se salvó uno de sus 29 tripulantes, Julio Faust Rivera, fogonero. Conmoción e indignación en Valparaíso. Una misa en la Iglesia del Espíritu Santo y ánimos caldeados e interrogantes sobre la autoría del hecho. La polémica se animaba por las condiciones que debía cumplir la nave navegando en aguas norteamericanas.

¿Habría sido torpedeado el buque chileno por algún submarino norteamericano? ¿Error o intención de culpar a Alemania y acelerar el rompimiento de Santiago con Berlín?

Discusión caldeada animada por cerradas posiciones políticas y terminantes negativas de Washington.

Termina la guerra un artículo publicado en la Revista de Marina por el entonces capitán de navío Kenneth Pugh Gillmore, padre del actual senador, aclara el caso. Da cuenta el autor de una investigación de Clair Blair donde se establece que el submarino alemán U-404, al mando de Otto von Bulow, torpedeó a tres naves en las costas norteamericanas, entre ellas el "Toltén", el 13 de marzo de 1942. Además de completo, el artículo de Pugh tiene un componente dramático: en el naufragio murió su medio hermano, Norman Pugh Cook, de 28 años, quien era el oficial de guardia del "Toltén" al momento del ataque.

Nunca apareció su cadáver, como tampoco el de sus compañeros, salvo el del radiotelegrafista, Reinaldo Emilio Poppenberg, un tripulante oriundo de Quintero.

A veces se veía por nuestro barrio a unos jóvenes con uniforme parecido al de Carabineros, cinturón al cinto y una cartuchera. Sin armas. Después supimos que eran mensajeros de la All America o de West Coast que llevaban cablegramas que seguro daban cuenta de malas noticias llegadas desde esos lejanos frentes donde muchas de las víctimas tenían relación directa con nuestros vecinos. Personas conocidas, pues la guerra lejana al final del día, resultaba bastante cercana como se comprueba en el caso del vapor "Toltén".