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DEBATES & IDEAS

POR AGUSTÌN SQUELLA NARDUCCI, ABOGADO
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La discusión sigue abierta

El principal aporte a la teoría de la libertad lo hizo Mill con su famoso libro Sobre la libertad (1859). Si uno ve a la palabra "libertad" como un nudo que hay que desatar (todas las palabras que reputamos importantes son nudos a desatar), lo que quedaría en nuestras manos una vez que ella fuera desatada serían varias hebras, o sea, distintas libertades, tales como la de pensamiento, conciencia, religiosa, expresión, prensa, discusión, movimiento, reunión, asociación, emprendimiento de actividades económicas lícitas. Si alguien nos preguntara a bocajarro "¿Qué es la libertad?", nos pondría en aprietos, pero si se nos preguntara por las libertades de que somos titulares y que las Constituciones de los Estados democráticos se encargan de declarar y proteger, no tendríamos mayores dificultades para identificar las libertades que acabamos de mencionar.

John Stuart Mill atribuyó la coautoría de "Sobre la libertad" a Harriet Taylor, su mujer y compañera intelectual. Algunos biógrafos del autor afirman que este exageró la hora de destacar los atributos de su mujer, pero lo cierto es que Harriet fue mucho más que una buena compañera para el filósofo inglés. Un filósofo que escribió sobre la libertad, pero también sobre lógica, religión, economía, y socialismo. "¿Cómo?", preguntarán los lectores. "¿Un liberal escribiendo sobre socialismo?", pero lo cierto es que él dejó un libro sin terminar y que la hija de Harriet publicó luego de la muerte del autor: "Capítulos sobre el socialismo". Un libro en el que haciendo un gran ejercicio analítico y de lealtad con la doctrina rival del liberalismo, Mill hizo las cuentas al socialismo de su época, especialmente francés, anotando tanto las que le parecían sus fallas como sus aciertos.

Mill dio muchísima importancia a la educación, tanto para la formación de los individuos como para el progreso de los países. Si el lema de Marx, contemporáneo de Mill, fue "¡Proletarios del mundo, uníos!", el de Mill pudo ser "Proletarios del mundo, educaos". El Manifiesto del Partido Comunista fue publicado en Londres en 1950, nueve años antes que "Sobre la libertad". Marx estaba entonces en esa ciudad después de haber tenido que abandonar Alemania y Francia por sus ideas revolucionarias.

Mill tampoco lo pasó bien con uno de sus libros -"El sometimiento de la mujer"-, prontamente traducido en Chile por Martina Barros, sobrina del historiador Diego Barros Arana, quien optó por el título "La esclavitud de la mujer". Martina escribió el prólogo de su traducción y respaldó las ideas de Mill acerca de las demandas femeninas en el ámbito político, jurídico, social, laboral y doméstico, y ambos quedaron expuestos al reproche de los sectores conservadores de sus países. Martina fue excluida de las reuniones de sus pares en la sociedad santiaguina y considerada poco menos que hereje. En Viena, el libro de Mill fue traducido por Sigmund Freud, pero este no se pronunció a favor de las ideas del autor. Simplemente tradujo y punto.

El principio básico de Mill acerca de la libertad fue este: la única razón por la que la sociedad puede interferir con la libertad de una persona es que esta dañe a los demás y no a sí misma. La discusión sigue abierta.

Solemos no aceptar cualquier compromiso, pero en este caso no tuve la menor duda: se trataba de un Taller sobre "John Stuart Mill y su defensa de la libertad", por zoom (www.talleresdebolsillo.cl), y vi en él otra oportunidad de favorecer la difusión del principal pensador liberal del siglo XIX. Un pensador liberal de corte social e igualitario, porque el liberalismo puede ser visto como un tronco del que se han desprendido varias ramas, es decir, varios liberalismos. Mill tomó impulso en el liberalismo clásico de Adam Smith y David Hume y consolidó una versión original de la doctrina liberal.