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"Lo que necesita el Presidente es que los ministros sectoriales encabecen las noticias"

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Este segundo año de Gobierno del Presidente Gabriel Boric es uno donde tiene la posibilidad de concretar sus promesas de campaña. De allí que la relación con el Congreso sea fundamental, aunque tras el rechazo de la reforma tributaria y la opción de Chile Vamos de presentar su propia reforma de pensiones antes de sentarse a conversar, el camino se ve cuesta arriba. Y no sólo por la oposición, sino también porque está en minoría y le ha costado alinear a su propia coalición.

"Se le viene difícil", reconoce Mario Herrera, investigador y académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca. Sin embargo, asegura que "era difícil desde el principio. Son dos coaliciones que, en muchos casos, no pegaban una con la otra. Una que se pasó criticando los últimos cinco años a la otra; además de eso un Presidente minoritario; con bajo respaldo que, eso está demostrado, tiene efectos en la aprobación de proyectos de ley; y con un Congreso sumamente fragmentado como nunca antes en la historia. Entonces, es uno de los escenarios más difíciles para gobernar".

- ¿Cuál es el rol que debe cumplir Ana Lya Uriarte, especialmente después del rechazo a legislar sobre la reforma tributaria?

- El hecho que el Congreso está tan fragmentado -en este momento tiene la representación de 22 partidos políticos distintos- le podría jugar a favor, en el sentido de que si no logra construir alianzas con un grupo, las puede construir con el otro. Pero le termina jugando en contra como en estos casos, cuando mantener la cohesión interna y la disciplina partidaria, en algunos casos, se vuelve algo difícil. Lo importante ahí, y ese es el ojo que tiene que tener ella, es que los proyectos se voten en la medida en que el Presidente tenga los apoyos necesarios para que se aprueben.

- ¿Qué factor juega Pamela Jiles?

- Pamela Jiles es lo que nosotros calificaríamos desde la ciencia política como una outsider. Una outsider con ciertos rasgos de populismo. ¿A qué me refiero con eso? Que es una persona que se desprende de la coalición una vez que ésta logra obtener la presidencia, y que ha tenido un diálogo de manera transversal con distintos sectores, independiente de su ideología política. Su base de votantes, de hecho, es una muy similar a la del Partido de la Gente: votantes sin domicilio ideológico claro, que más bien se mueven por propuestas que están en el límite entre el populismo y no populismo. Y eso la hace a ella poder, precisamente, moverse dentro del espectro político con relativa tranquilidad sin perder a su base de electores (...). Entonces es una figura, en este momento, complicada para el Gobierno porque no tiene control sobre ella, y no lo puede tener tampoco, porque las decisiones que toma, las toma en función de una carrera hacia futuro más que de una estructura partidaria o conceptos básicos de disciplina.

- ¿Es sólo Pamela Jiles o hay otras figuras dentro del Congreso que también tienen un camino propio?

- Más que figuras en específico, miembros de algunos partidos, por ejemplo, dentro del Partido de la Gente y del Republicano. Muchas veces más que partidos programáticos, ideológicos clásicos, con altos niveles de disciplina, se transforman en partidos de caudillo, donde hay más bien figuras o líderes, y esos líderes eventualmente pueden crear fracturas dentro de ese partido político y salirse y transformarse en una figura como la que es Pamela Jiles. Si uno analiza, por ejemplo, la historia de la Democracia Cristiana en el tiempo está llena de esas divisiones, llena de esas exenciones, la más reciente es la de Ximena Rincón y Matías Walker.

- ¿Usted considera que Chile Vamos, en este minuto, está actuando más cohesionadamente que el oficialismo?

- En general en las votaciones, sí, con algunas excepciones. (...) Pero es en la oposición donde no existe cohesión. Es precisamente ahí donde el Gobierno tiene que aprovechar para poder lograr obtener mayoría, siendo que es un Gobierno de minoría.

- ¿Cómo ve que está actuando Chile Vamos?

- Chile Vamos tiene un problema y es que tiene un centro que todo el mundo está tratando de llenar, sobre todo, tras la elección del 4 de septiembre, donde triunfaron -de alguna forma- las posiciones moderadas; y por otro lado, tiene un Partido Republicano, que lo está atacando desde la derecha, que le está diciendo que no es una coalición genuinamente de derecha. Dentro de ese juego hay actores que están dentro de la coalición, pero que de alguna forma le demuestran al elector tradicional de derecha que la opción de Chile Vamos sigue siendo una opción genuinamente de centro derecha. Esa tensión en algunos casos permite crecer hacia el centro, donde está la mayoría de los electores, en la medida que estos son capaces de ver que hay algo más a la derecha que Chile Vamos; pero también crea estas divisiones internas que uno puede pensar que tienden a cooperar entre sí y a aumentar la base electoral de las coaliciones, o efectivamente se pueden transformar en algo degenerativo e ir creando divisiones dentro de los partidos políticos.

- ¿Qué le parece el último cambio de gabinete?

- La reforma a la Cancillería era completamente necesaria. Cuando uno observa hacia atrás los indicadores de aprobación de los cancilleres siempre son los que encabezan la lista de los mejores evaluados. ¿Por qué? Porque la gente percibe que son un cargo de Estado, más bien transversal y responden a una política que va más allá del Gobierno. Lo que estaba pasando con la canciller y sus subsecretarios es que estaban politizando un tema que normalmente no es visto por la gente como algo político, y al politizarlo lo que la gente ve es conflicto, y a la gente no le gusta el conflicto, y por ende tenía una baja aprobación. (…) Luego hay otros cambios, como el del ministro de Obras Públicas, que él enfrentó todo el tema de los incendios forestales, fue una de las caras visibles del Gobierno y no logró aumentar su porcentaje de conocimiento. Lo que necesita el Presidente, en este momento, es que los ministros sectoriales, los que llevan a cabo políticas públicas, los que cortan cintas, sean los que encabecen las noticias más que los ministros políticos.

- ¿Faltaron cambios?

- Creo que hay dos cambios que eran vitales. El ministro Ávila, que le va a tocar llevar a cabo ciertos proyectos de ley y su relación con el Congreso va a ser tensa de aquí en adelante (...). Yo también extrañé, por ejemplo, que no cambiaran a la ministra Vallejo hacia otro ministerio, cosa de tratar de cuidar un poco su imagen que muchas veces se ve vinculada más con lo político que con la solución de problemas.

- Por otra parte, ¿cuánto afecta el tema seguridad al Gobierno?

- Este es un Gobierno que ha estado marcado por dos variables de corto plazo que son la económica y la de seguridad. En la medida que el Gobierno toma buenas decisiones en temas económicos y en términos de seguridad, comienza a subir la aprobación del Presidente. En la medida en que esas dos aristas se transforman en algo político, el Presidente comienza a bajar en su aprobación. Si uno compara, por ejemplo, la visión de Tohá con la de la Ministra Siches, uno observa los dos polos opuestos: una ministra Siches más jefa de gabinete, mucho más política, y por ende, con un retroceso en la evaluación del Presidente; y una ministra Tohá mucho más vinculada con los temas de seguridad que con el rol político que tiene el ministro del Interior, y que encabeza la lista de los políticos mejor evaluados, y que le ha significado al Presidente un repunte en aprobación en las últimas dos semanas.

- ¿Y este tema de los indultos?

- Existen dos posibilidades frente a la situación de los indultos y la aprobación del Presidente. Por un lado, uno podría esperar que en las encuestas esto tenga un impacto similar al que tuvo que, si bien no disminuyeron de forma significativa la aprobación presidencial -que ya venía a la baja desde hace algunos meses-, sí aumentaron los niveles de desaprobación, o sea, aumentó la cantidad de personas que rechazan la gestión del Presidente. Uno podría esperar un comportamiento similar a eso. O, por otro lado, uno podría pensar que este tipo de cuestiones en un escenario en que el Presidente tiene una aprobación que se está consolidando en torno al 35%, se mantenga. La agenda de seguridad es una preocupación especial para los ciudadanos, pero no está claro realmente si es que existen vínculos entre los indultos y los temas de seguridad, sino que más bien los temas asociados con los indultos la ciudadanía los suele percibir como parte de un conflicto político. Entonces, en el peor de los escenarios podría revertirse su aprobación presidencial y aumentaría el porcentaje de personas que lo reprueban, y en el mejor de los casos, la verdad es que se mantendría esta tendencia a la estabilidad que hemos observado en las últimas semanas. 2

"En la oposición no existe cohesión. Es precisamente ahí donde el Gobierno tiene que aprovechar para poder lograr obtener mayoría, siendo que es un Gobierno de minoría".

Flor Arbulú Aguilera

flor.arbulu@mercuriovalpo.cl

En cuanto al cambio de gabinete considera que faltó que Camila Vallejo asumiera en otro ministerio.

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