Denuncias de tráfico y prestigio portuario
La vulnerabilidad de San Antonio exige mejorar controles y no inhibir las tareas de seguridad de las policías. La ONU advierte sobre el uso de San Antonio como punto de recepción y distribución de cocaína colombiana y peruana con destino a Europa y Estados Unidos.
Los largos y poderosos tentáculos del tráfico internacional de droga también llegan a Chile. Es mucho, mucho el dinero que se mueve en uno de los negocios más prósperos del mundo que corrompe y destruye.
El tráfico necesita puntos de distribución y lo ha encontrado en el puerto chileno de San Antonio, de intenso movimiento de contenedores y con limitada capacidad de control.
Naciones Unidas advierte sobre el uso de ese terminal como punto de recepción y distribución de cocaína colombiana y peruana con destino a Europa y Estados Unidos. La transferencia de carga exige controles, pero la capacidad de revisión de Aduanas es insuficiente. Además, un escáner que permitiría examinar contenedores no está operable. El Observatorio de Narcotráfico del Ministerio Público ya alertaba en 2021 sobre "ciertos relajo o debilidades en el control de parte de los puertos chilenos".
Esta situación se proyecta a la relación delincuencia-drogas que afecta al país y que exige medios legales y técnicos, empoderamiento de policías y medidas de excepción cuando así proceda. Siendo la región de Valparaíso donde se situaría uno de los centros de distribución de drogas, un estado de excepción constitucional, focalizado, se justifica. La idea fue desestimada por la vocera de La Moneda Camila Vallejos, comunista, tal vez replicando el pensamiento de su partido que incluso ha llamado la atención del Presidente Gabriel Boric por su apoyo a Carabineros.
La seguridad nacional, el prestigio de los puertos chilenos y del comercio exterior no se puede perder en el laberinto de presiones que recorre el oficialismo. Es hora de decisiones, descartando el lobby y el gimoteo que frenan la eficiencia y la eficacia de un estado de derecho que no puede seguir ausente en materia de seguridad y particularmente en lo relativo a la droga, pandemia que arrecia.