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Los escupidores

Joaquín García-Huidobro
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Un antiguo alumno me invitó a comer hace unos días. Había varias personas en la mesa: una profesora, una psicóloga y un cura. En un momento, se nos ocurrió preguntarle al cura cómo lo trataba la gente. Había estado en parroquias muy diversas, algunas en lugares bien bravos. "-Bien", nos dijo, "salvo en el metro: cuando el vagón está más o menos vacío no faltan los universitarios que, al verme, me dicen 'pedófilo' y escupen al suelo".

Me quedé intrigado. Esas personas: ¿sabrán contar? Si uno calcula el número total de curas y lo compara con la cantidad de pedófilos resulta que el porcentaje de los que han cometido ese horrible delito es muy minoritario. Además -sin restar un ápice a la gravedad de esos hechos- hay otros gremios, como los profesores de gimnasia, que están mucho más afectados por ese problema, y a nadie se le ocurre escupir frente a ellos ni culpar a la inmensa mayoría por las fechorías de algunos.

Tampoco me queda claro si esos escupidores saben leer. A poco que uno investigue, se dará cuenta de que la Iglesia católica ha tomado medidas durísimas para erradicar ese mal y proteger a las víctimas. Algunos incluso la acusan de haberse pasado al otro extremo y no tomar suficientemente en cuenta la presunción de inocencia de los acusados. Ignoro si tienen razón, pero, en todo caso, no parece que otras instituciones se hayan tomado el problema con la misma seriedad. De hecho, en Chile sigue habiendo gente que aboga por bajar la edad para el consentimiento sexual.

Por otra parte, tampoco entiendo por qué, si están tan convencidos, escupen al suelo y no directamente al cura. Se me ocurren tres explicaciones. La primera es que piensan que eso sería "demasiado". Discrepo: yo prefiero que me escupan antes de que me llamen pedófilo. La segunda razón, más probable, es que le teman a los puños del cura, que se veía bastante fornido, porque está acostumbrado a los trabajos manuales. No saben que ese cura jamás les daría su merecido y prefieren dirigir sus salivazos al piso del vagón.

Hay, sin embargo, una tercera explicación. Ellos saben que ese cura, como la inmensa mayoría de los sacerdotes, es inocente. No lo insultan a él, sino "a lo que representa". Aquí mi desconcierto es mayúsculo, porque ¿qué representa en verdad?

¿Quién inventó los hospitales? No fue Nerón, ciertamente, sino la Iglesia. ¿Quién escondió a los comunistas y socialistas perseguidos hace casi medio siglo y salvó a muchos de la muerte? La Iglesia. ¿Y quién atiende, en todo el mundo a los más pobres de los pobres? La Iglesia. Si de representación se trata, deberían darse cuenta de que ese cura también representa eso.

Que escupan, si quieren, pero también aplaudan. Porque dudo que usted esté dispuesto a gastar un minuto en atender leprosos, a personas con severas deficiencias mentales, o a arriesgar la vida por gente que hasta hace poco sus enemigos y decían que la religión era el "opio del pueblo".

Ahora bien, todas esas cosas que no entiendo son una minucia al lado de otra, que me desconcierta profundamente. Porque esos universitarios que tratan al cura de pedófilo y escupen en su presencia son -lo sepan o no- seguidores de Michel Foucault, lo mismo que aquellos profesores que les han transmitido todas sus ideas negativas sobre la Iglesia, la familia y la autoridad. Con todo, si ha habido un pedófilo en el mundo ese era Foucault, que a fines de la década de los sesenta realizaba todo tipo de atrocidades con niños sobre las tumbas de un cementerio en Túnez.

Nuestros izquierdistas posmodernos se defienden: es cierto que Foucault hizo esas cosas, y que muchos intelectuales de la izquierda francesa defendieron entonces de modo público la despenalización de la pedofilia, pero eso no quita valor a sus ideas. Esto me parece rarísimo, porque en el caso de la Iglesia toda su enseñanza queda invalidada por el comportamiento de clérigos como Karadima, en cambio en la izquierda progresista no pasa nada.

La conversación tomó otros rumbos, aunque alcanzamos a hacerle una pregunta: "¿cuánto gana un cura?". "-Poco más de tres mil pesos", nos dijo sonriendo, "pero tenemos casa".

Contralor dice que Torrealba aún no ha sido notificado

VITACURA. "No fue habido en su domicilio", aseveró Bermúdez con relación a sumario que estableció pagos a cuentas personales.
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El contralor Jorge Bermúdez reveló ayer que el exalcalde de Vitacura, Raúl Torrealba, no ha sido notificado del resultado del sumario que estableció que hubo pagos desde el municipio a sus cuentas personales. La Contraloría General terminó la etapa indagatoria del sumario que abrió el 2021, acreditando traspasos irregulares de dineros durante la administración del exalcalde de Vitacura.

Bermúdez declaró que dicho sumario efectuado al municipio del sector oriente concluyó con "formulación de cargos, estamos inculpando de responsabilidad a quince funcionarios y exfuncionarios". "Lo que viene ahora es que esas personas tienen que formular sus descargos", dijo, y después la Contraloría determinará responsabilidades. Asimismo, señaló que para los funcionarios es la municipalidad la que debe aplicar las sanciones, mientras que en el caso de Torrealba el Tribunal Electoral puede determinar la prohibición de ejercer cargos públicos por cinco años.

A su vez, Bermúdez sostuvo que de los 15 inculpados, hay 5 que no han sido notificados, entre ellos el exalcalde. "No fue habido en su domicilio, pero ya se realizaron las búsquedas de esa persona y se le va a notificar por carta certificada", señaló.