"El triunfo republicano pasa por ofrecer una buena Constitución que apueste a la transversalidad"
Cuenta Claudio Alvarado que el proceso constitucional chileno está siendo caso de estudio en el mundo entero. La llamada "bipolaridad" de los resultados de las últimas elecciones llaman profundamente la atención de la academia y de analistas políticos de todo el planeta, aunque el director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES) dice que, mirando con mayor profundidad, las cifras no son tan sorprendentes.
Abogado, magíster en Derecho Constitucional y candidato a doctor en Filosofía, cree que el Partido Republicano, el gran ganador de las elecciones del domingo pasado, con 23 de 51 escaños -aunque después perdió el de un candidato que renunció al partido-, deberá ahora demostrar si es realmente una alternativa de gobierno en el corto o mediano plazo, pero que para eso deberá ceder en, probablemente, no escribir la Constitución que quisiera, sino una que lo deje conforme y que sea capaz de incluir a otros sectores.
-¿Cuál es la primera impresión que le dejaron los resultados del domingo?
-La primera impresión es que se cumplió algo que venían vaticinando distintos analistas y es que, en un país como Chile, inevitablemente este tipo de elecciones terminan reflejando algún tipo de evaluación. En este caso, es una evaluación negativa hacia el Gobierno de turno de parte de la ciudadanía. Tanto Genaro Arriagada, como Ascanio Cavallo, Francisco Vidal, o sea, actores de distinta índole y que no pertenecen al mundo de las derechas, coincidieron en eso, lo anticiparon y eso se terminó verificando. Fue un resultado catastrófico para las fuerzas oficialistas y, a propósito de eso mismo, agregaría una segunda variable: fue particularmente negativo para ese mundo político, porque lo que nosotros observamos en términos de porcentaje es que básicamente se proyectan las cifras del Apruebo y el Rechazo. Las fuerzas del Apruebo siguen estancadas en el orden del mismo porcentaje que estuvieron en septiembre pasado y eso me parece que es una muy mala noticia para ese mundo político, porque no tenía por qué ser así. Si la elección de septiembre pasado fue una elección absolutamente inédita, era sobre un texto, no respecto a elegir candidato al Rechazo. Convocaron a votar actores y fuerzas políticas de distintos sectores, fue una convocatoria transversal que va desde liderazgos relevantes de la centroizquierda hacia la derecha y este fue el resultado.
-Claro, pero el castigo no fue solamente al oficialismo, sino también a los partidos de centroderecha que estuvieran empujando este acuerdo, ¿no?
-Es la primera lectura. Claro, si uno entra a revisar con mayor detalle, efectivamente vemos que dentro de lo que fue el triunfo de las oposiciones o lo que la derrota de las fuerzas oficialistas, efectivamente hay otras noticias también y ahí obviamente, la más clara en la que tú sugieres. Es cierto que los grandes ganadores de la jornada a nivel de partidos políticos fueron los republicanos y eso refleja un cierto castigo. En cualquier caso, es una desafección del electorado en esta elección respecto de la centroderecha. Los grandes ganadores fueron los republicanos. Pero dicho eso, a mí me parece que lo peor que pudieran hacer las fuerzas de centroderecha es asumir a priori que fue un error empujar el acuerdo firmado en diciembre pasado, el Acuerdo por Chile, que le dio continuidad al proceso constituyente. Yo entiendo que es una tentación natural en estos momentos, dado que el resultado electoral fue algo negativo, creer que fue un error el tipo de diálogo que siguió al plebiscito. Pero a mí me parece que eso sería muy aventurado, muy apresurado.
-Para el oficialismo, a la luz de los resultados, ¿significa finalmente que se impone una de las "dos almas"?
-A ver, me parece que inevitablemente van a seguir apareciendo esas dos almas, o tres, según el caso. Porque a veces está el mundo que decimos democrático, el Frente Amplio y el Partido Comunista. A mí me parece inevitable que sigan apareciendo, porque a medida que la coyuntura vaya ofreciendo otros temas relevantes, lo cual hay que pronunciarse de manera, la postura dominante dentro del mundo democrático no es la misma que hay dentro del Partido Comunista frente a temas constitucionales, de coyuntura. En cambio, lo que paradójicamente podría traer el resultado del domingo es que dentro del Partido Republicano también comienzan a observarse cada vez con más claridad dos almas, como de hecho hemos observado parcialmente estos días: una conducción muy jugada por tener una actitud institucional, reflejado en las declaraciones de Luis Alejandro Silva, pero también hay otra alma incipiente que cuestiona los bordes del proceso. No es imposible pensar queese fenómeno también se acentúe y, por tanto, de los principales desafíos que van a tener quienes conducen el Partido Republicano es cómo se hacen cargo de algo que nunca les había ocurrido: es primera vez que ellos van a tener la responsabilidad de conducción. Ellos lo hacen bien, se van a perfilar como una alternativa de Gobierno de manera clara, pensando en el corto y mediano plazo. Pero si lo hacen mal, probablemente les va a ocurrir lo mismo que a distintas fuerzas políticas en el último tiempo, y es que en Chile quedaron teñidos por el triunfo, subieron rápidamente y luego perdieron la credibilidad ciudadana. La gran duda es cómo el partido manejará esa disidencia interna.
-El Presidente esa misma noche dijo textualmente que "ojalá que el Partido Republicano no cometa los mismos errores que cometimos nosotros". ¿Qué se puede esperar del diálogo en este proceso de aquí hasta diciembre?
-Las palabras del Presidente Boric el domingo fueron bastante sensatas.