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"Trabajar casi 40 años cerca del dolor y la muerte ha marcado mi escritura y mi vida"

Riguroso y disciplinado, alumno de varios talleres y de un magíster, acaba de publicar una colección de diez relatos. Termina otro libro de cuentos y trabaja además en dos novelas.
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Hace seis años, su pasión por la literatura superó a la de la medicina y comenzó a tomar talleres, cursos de literatura y el Magíster en Escritura Creativa en la Universidad Adolfo Ibáñez. Hace ocho meses dejó su profesión de cuatro décadas como especialista en cirugía del cáncer de pulmón, se fue a vivir a Frutillar y desde 2022 está dedicado a escribir.

Claudio Suárez Cruzat acaba de publicar su primer libro En el Óvalo de luz (Simplemente editores), una colección de diez relatos escritos entre 2017 y 2021, muchos de ellos mientras asistía al taller de Nicolás Cruz Valdivieso. Luego del estallido social y durante la pandemia siguió participando en sus clases de manera online, y se sumó a los Talleres de Bolsillo online, con Montserrat Martorell, Mariana Enríquez, Natalia Berbelagua, María José Viera Gallo, Pilar Bonet y José Bengoa, entre otros.

"Su escritura nos lleva a un universo donde el vocabulario y las imágenes importan. Tramas complejas que se defienden a través de una escritura llana y cuentos que se esbozan con solidez narrativa y una profunda observación de las emociones de los personajes", dice la escritora Montserrat Martorell.

Aprendizaje necesario

Mientras escribe su tesis del magíster, que será su segundo libro de cuentos, relata que la vocación literaria surgió cuando ya era adulto, y no se produjo por alguna lectura o situación particular, sino por la acumulación de muchas durante su vida.

"Las experiencias vitales acumuladas, las confesiones de pacientes, las anécdotas de amigos, la increíble realidad que me rodeaba en un país y un mundo convulsionado socialmente, me empujaron a plasmar mis pensamientos, ideas e historias en el papel, usando esos insumos como base para construir ficciones, diría recordando las 'anécdotas mejoradas' de Piglia", refiere.

Disciplinado y riguroso, valora el aprendizaje en los talleres y el magíster a los cuales se ha incorporado, como espacios de lectura, análisis y ejercicio de arquitectura redaccional útiles para la solitaria tarea del escritor.

"Creo que todos son útiles para emprender la ruta de la escritura de ficción. Los talleres empujan la creatividad, permiten el intercambio con otros talleristas, nos obligan a mostrar nuestro trabajo y recibir las críticas, casi siempre constructivas", sostiene.

Dice también que los cursos "nos permiten el análisis literario, nos aportan en la comprensión de la estructura detrás de la obra literaria. El magíster fusionó y organizó todos los conocimientos que tenía desordenados en la cabeza, me ayudó a sistematizar lo que había adquirido en talleres y cursos".

EXPERIENCIA PERSONAL

Considera en todo caso que esos espacios de aprendizaje y superación no se contraponen con el valor de la experiencia personal. En ese sentido, suscribe la respuesta que Ernest Hemingway le dio a George Plimpton cuando el cofundador y editor de The Paris Review le pregunta cuál es el mejor entrenamiento para un futuro escritor.

"Digamos que sale y se ahorca porque escribir es tremendamente difícil. Luego debe ser descolgado y obligado a escribir tan bien como pueda por el resto de su vida. Al menos, para empezar, tendrá la historia de la horca", es la respuesta del célebre novelista y cuentista estadounidense.

"Estoy completamente de acuerdo, pero no es solo la experiencia personal, es la capacidad de ver lo que está pasándole a quienes nos rodean, a nuestra sociedad, a nuestros amigos, seres amados, pacientes en mi caso", es la reflexión del autor.

"Ese cúmulo de experiencias y vivencias propias y ajenas nos permiten construir la historia, descubrir las contradicciones vitales de cada personaje, darle profundidad a cada protagonista, convertirlo en un ser humano completo, no un arquetipo ni estereotipo", agrega.

HORA DE PUBLICAR

Tras mucha preparación tomó la decisión de publicar. Optó por los cuentos, lo que no significa que sus proyectos se circunscriban a esa unidad narrativa.

Cuenta que la necesidad llegó en 2017, después de asistir a talleres con Cristian Warnken y luego con Nicolás Cruz Valdivieso. "Se me hizo evidente que quería escribir e intentar publicar lo que escribía. Se trató de un proceso impulsado fuertemente por la acumulación de experiencias vitales y profesionales muy intensas asociadas a la convulsión social nacional y mundial".

Este libro de relatos cortos, complementa el narrador, "es producto del trabajo de varios años, pero no diría que soy un escritor de cuentos exclusivamente; tengo bastante avanzada una novela que ha migrado de enfoque y que ahora es una historia policial mezclada con social, que sucede en el Santiago de hoy, donde la criminalidad, el narcotráfico, el cinismo, el abuso de poder, el deseo sexual sin freno empujan a sus personajes hacia destinos que a veces parecen inexorables".

También tiene casi terminado el libro de cuentos que es su tesis del Magíster de Escritura Creativa. El conector de esas narraciones, afirma, "son las formas que tiene la masculinidad moderna, las maneras en que los hombres se relacionan con el machismo y feminismo, cómo ellos protagonizan, más o menos exitosamente, el enfrentamiento de la testosterona con el feminismo, en el momento más feminista de la historia".

Afirma que no pretende ser un panfleto del patriarcado, sino "poner en valor el rol de las masculinidades diversas: modernas, igualitarias, civilizadas, respetuosas, frágiles o tóxicas en este momento histórico social tan interesante y necesario".

UNA MARCA VITAL

A Claudio Suárez no le fue fácil tratar de conciliar las exigencias de su ejercicio profesional con la escritura y llegó el día en que tuvo que optar. También en su apuesta literaria subyace la experiencia de décadas de trabajo junto al dolor y la muerte.

"La intensa demanda de tiempo, concentración y dedicación que requiere la medicina ha sido difícil de conciliar con la escritura, pero también con la estabilidad familiar, con la paz interior. Por eso hace ocho meses, después de un largo proceso realizado gradualmente, he abandonado la cirugía torácica para siempre", relata.

Desde el año pasado dedica todo su tiempo a escribir. Se trasladó a vivir al sur, a Frutillar, frente al lago Llanquihue y los volcanes, marco ambiental que lo acompaña a diario. "Tengo tiempo, paz, espacio para desarrollar este nuevo oficio o profesión por los años que me queden por delante con lucidez".

Claramente, "trabajar durante casi cuarenta años cerca del dolor, de la muerte, de la angustia de mis pacientes en forma empática no sólo ha marcado mi escritura ha marcado mi vida y determinado mi forma de mirarla, de ser consciente de su fragilidad, de la necesidad de disfrutarla y cuidarla en cada paso, de recordar que el camino es tan importante como la meta u objetivo al que nos dirigimos".

INSUMOS Y PROYECTOS

"Acá hay amor, soledad, deseo, ternura, delirio y deslealtades en voz alta", dice la escritora Montserrat Martorell sobre su libro. ¿Son sus insumos principales o agregaría otros? ¿Cuáles?

"Ella tiene esa capacidad impresionante de descifrar lo que hay detrás de las letras de cualquiera", responde Claudio.

"El amor, el sexo, el deseo, la ternura, la vida y la muerte, la locura y el miedo a ella, la facilidad con que nos ponemos en roles abusivos o abusados, la delincuencia, el narcotráfico, la empatía y la falta de ella, son mis insumos habituales".

Sus próximos proyectos, como adelantó, son la novela policial con protagonistas y antagonistas femeninas, así como el libro de cuentos acerca de las masculinidades.

Además escribe una novela sobre el edadismo, de cómo un hombre mayor siente la soledad y el rechazo de sus seres queridos. "La forma egoísta en que él y quienes lo rodean interpretan lo que sucede determina el curso de los acontecimientos y conduce la acción de la historia".2

Rosa Zamora Cabrera.

rosa.zamora@mercuriovalpo.cl