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RECUERDOS DE UN FUNCIONARIO La elección de 1970 (II)

POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO
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Con esa candidatura el PC logró establecer un compás de espera dentro de la Mesa Redonda, siguiendo de cerca lo que sucedía en el Partido Socialista. Este estaba en plena disputa interna y sus miembros seguían su característica histórica de ser un grupo político que se dividía y luego de acaecida una resolución importante a nivel nacional se volvía a unir. Como caso curioso a este respecto, baste recordar que en la elección de 1952, donde se eligió a Carlos Ibáñez del Campo, un grupo de socialistas apoyó a Allende y otros al General de la Esperanza. Quizás el hecho más notorio de esa época fue el que Carlos Altamirano, conocido amigo de Allende, no apoyó a éste y terminó como el primer subsecretario de Economía de la Administración Ibáñez. En esa etapa de su vida, el PS tuvo al poco tiempo un congreso nacional donde todos sus grupos volvieron a juntarse.

Para los comunistas era necesario despejar la duda que rondaba en el ambiente sobre la posibilidad que la DC entrara a la Mesa Redonda. Tomic había dicho reiteradamente que esa mesa sin la presencia de los democristianos era una mesa coja. Se hacían intentos variados por conseguir un cupo allí, cosa por lo demás que no era del agrado del Presidente Frei Montalva. Para resolver el tema de una vez por toda, el senador Luis Corvalán, secretario general del PC y líder indiscutido de esa agrupación, dijo: "Con Tomic ni a misa". Esa categórica afirmación echó por tierra la pretensión de la DC y de partida trajo a colación el chascarro de la relación que había entre Corvalán y su asistencia a misa.

Adelantándome un poco al resultado, es bueno acotar que años después en una conversación privada con don Eduardo Frei Montalva, cuando éste ya había dejado de ser Presidente, me narró que a lo menos en dos conversaciones a solas le había advertido a Tomic que, a tres candidatos, él era tercero y que no tenía posibilidad alguna de ganar. Tomic le respondió que sus encuestas le decían que no sería tercero y que siendo segundo ganaría en el Congreso Pleno, ya que si Allende era el primero la derecha votaría por él y si Alessandri era primero, la izquierda se inclinaría por su nombre. "No pretendo ser primero, pero siendo segundo tengo la cosa resuelta". Equivocación garrafal de un hombre intelectualmente brillante, digo yo.

Pero la gran duda de esta verdadera novela era la resolución final del Partido Socialista. Lógicamente, Allende era su candidato por tradición. Ya lo había sido en las tres elecciones presidenciales anteriores. Pero, por otra parte, las luchas intestinas constantes dentro de esa colectividad que ya mencioné y la animadversión que Allende se había creado en ciertos líderes socialistas de gran arrastre como el brillante senador Raúl Ampuero, hacían que el asunto no fuera fácil. Es más, a mediados de 1969 hubo un encuentro donde asistieron varios cientos de socialistas para proclamar a Aniceto Rodríguez como el postulante del partido. Allende, en ese momento, se encontraba en el extranjero. Con la muñeca conocida del "Chicho", este hizo llegar a dicha reunión desde Cuba un telegrama veraz en la idea que contenía pero de dudosa creación en la práctica (véase el libro de Eduardo Labarca G. Salvador Allende, Biografía sentimental) en el que renunciaba indeclinablemente a una posible postulación y que se ponía a disposición del partido. Esa comunicación fue leída en esa reunión en que se intentaba proclamar a Rodríguez como candidato del partido. Cuando el "Chicho" volvió a Chile empezó a trabajar con su tradicional habilidad. El resultado al final fue que el Comité Central del PS el día 29 de agosto proclamó por 12 votos y 13 abstenciones a Salvador Allende Gossens como su candidato a la Presidencia de la República. Nótese que hubo más abstenciones que votos a favor. Ese era el nivel de apoyo que tenía el "Chicho" dentro del PS. Efectuada esa proclamación era un hecho seguro que aquél ganaría dentro de la Mesa Redonda. Los comunistas retiraron la candidatura de Neruda y apoyaron a Allende. O sea, la estrategia de Luis Corvalán de detener con Neruda la posible proclamación de un tercero y de esperar la nominación de Allende dentro del PS, dio resultados.

Efectuada la elección el 4 de septiembre de 1970 el resultado fue: Allende 36.63%, Alessandri 35.29% y Tomic 28.08%. En artículos anteriores he comentado la negociación de Allende con la DC para conseguir sus votos dentro del Congreso Pleno, cosa que logró, y cómo ese acuerdo desde sus inicios constituyó un engaño absoluto de aquél pues fue realizado solo "por razones estratégicas". Nunca tuvo intenciones de cumplirlo.

Ese 4 de septiembre Allende pronunció desde el balcón de la Federación de Estudiantes un vibrante discurso agradeciendo el "apoyo popular" y reiterando la implantación de un gobierno socialista. Al poco tiempo dejó claro cuál era su pensamiento de fondo al declarar "yo no soy el Presidente de todos los chilenos", enfatizando así su intención de imponer unilateralmente su ideario político. Como dato anecdótico de ese 4 de septiembre cabe señalar que esa noche Allende no durmió en su casa. Lo hizo en el pequeño departamento que poseía en la calle Nueva Bueras 170-A, lugar donde tenía sus múltiples encuentros furtivos con variadas damas. Con quién pasó esa noche el candidato triunfante, el algo que no se sabe. De este hecho da razón fundada Labarca en el libro ya mencionado.