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Mundaca parte la carrera electoral 2024

El gobernador decidió lanzarse con todo a la reelección, sin hacer concesiones a las fuerzas políticas que lo apoyaron en mayo de 2021.
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El mismo día que cumplía dos años en el cargo, Rodrigo Mundaca sinceró su decisión de repostular a la Gobernación Regional de Valparaíso. "El pueblo nos quiere", dijo el líder natural de Modatima para explicar su interés en ocupar por cuatro años más la posición de autoridad principal en una región que siempre parece al borde de la catástrofe. Naturales, políticas o económicas, las emergencias sobrevuelan esta zona con una persistencia inusitada, convirtiendo la mayoría de sus oportunidades y riquezas en quebraderos de cabeza para las autoridades de turno. Pero Mundaca quiere perseverar, contra viento y marea, con o sin el apoyo de los partidos que le dieron espacio y respaldaron en esa campaña arrolladora que lo convirtió en el segundo gobernador con más votos del país. Pese a carecer de trayectoria previa en una postulación a cargos de representación, o quizás por eso mismo, Mundaca se convirtió en una de las figuras más relevantes de la izquierda regional, sin abandonar nunca ese estilo de outsider desafiante con la autoridad que tantos réditos dio a los postulantes a distintos cargos esos 15 y 16 de mayo de 2021.

Con toda seguridad, Mundaca sabe que tiene ventaja en la carrera por la Gobernación, no solamente por haber sido el primero en el puesto y contar con el favor de la carga simbólica que obtiene al ejercerlo con su particular estilo de liderazgo, sino también porque se ha interiorizado en el funcionamiento -formal e informal- del Gobierno Regional, la relación con los cores y las siempre tensas negociaciones con el nivel central. Ese camino recorrido le permite advertir veladamente a los partidos del Frente Amplio que ya no los necesita, sino que ocurre exactamente al revés. "Proporcionalmente, soy el gobernador que sacó más votos y, por tanto, creo que hoy día nadie puede darse gustitos de ningún tipo", apuntó Mundaca, quien frases más tarde repasó al senador Juan Ignacio Latorre, presidente de Revolución Democrática, con quien dijo nunca haber hablado en los dos años que lleva como gobernador. Más allá de Mundaca, hay muy buenas razones para que el puesto que ostenta sea un lugar codiciado. Actualmente en trámite, pero con buenas opciones de ser aprobadas antes de la elección de 2024, hay varias iniciativas de ley que entregarán más autonomía, mayores recursos y capacidad de gestión a los gobiernos regionales. Si todo eso se cumple, las autoridades que asuman la jefatura del Gore a futuro se encontrarán en una inédita posición de poder e influencia, un lugar tentador para cualquier fuerza política que quiera consolidarse, rehabilitarse, irrumpir como opción novedosa o recuperarse después de una caminata por el desierto.

La conciencia moral de la política

Rodrigo Reyes Sangermani , Periodista, magíster en Comunicaciones, consultor
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Es cierto que a partir de estos lamentables acontecimientos algunos estarán más preocupados de sacar pequeñas ventajas políticas, olvidándose de su propio tejado de vidrio (unos y otros han hecho lo mismo en su momento, lo que no lo justifica en absoluto); también lo es que no podemos sacar conclusiones apresuradas ni menos condenar a nadie mientras haya mucho aún por investigar; debemos ser coherentes y presumir la inocencia de todos los involucrados, es verdad, pero los antecedentes conocidos hasta ahora en el caso Convenios no pueden sino catalogarse como los de un escándalo mayor y representan una marca indeleble de nuestra esquizofrenia política.

Al país le ha costado mucho aprender las lecciones que derivan de las malas prácticas que hemos conocido en los últimos años y asimilar estas enseñanzas como un deber ser definitivo de una democracia sana y fuerte, como parte de una identidad, de una forma de hacer las cosas.

De un tiempo a esta parte hemos ido descubriendo que en el ejercicio de nuestra política, en su más amplio espectro ideológico, muchos servidores públicos que han detentado cargos de representación popular o propios de designaciones políticas en el aparato del Estado, han caído en una serie de actos de corrupción, para nada aislados como pensamos en su minuto, con una cómplice ingenuidad y relativismo moral, comparándonos con países que han hecho de la trampa parte de su quehacer público. No.

No se trata tampoco sólo de víctimas de sus propias ambiciones que enfrentadas a una tentación humana han delinquido como muestra de su natural, comprensible y frágil debilidad como especie. No. Se trata de personas en plenas nociones de su poder, en conciencia absoluta de un ethos moral como políticos y servidores públicos que han debido atravesar todo tipo de rituales propios del poder, en la ascensión de sus respectivos cargos; juramentos, promesas, simbolismo ante la bandera, reflexiones ideológicas colectivas, construcción de relatos donde la equidad, la justicia, la austeridad; incluso muchos de estos conceptos, como el del bienestar ciudadano o el de una verdadera revolución del quehacer democrático han sido el discurso combativo para seducir a la gente acerca de la conveniencia de optar políticamente por unos, "ellos", y no por otros, "los de siempre".

Duele constatar, una vez más, que sectores políticos que pretendían erigirse como baluarte moral respecto de estos temas aparezcan siendo parte de algunas de las más vergonzosas prácticas de defraudación, de irregularidades administrativas de este nivel y clientelismos propios de otra época.

Hemos avanzado en leyes, colectivamente hemos ido corriendo el cerco de la ejecución de la cosa pública en un marco ético. Muy bien. Pero nada será suficiente si los actores relevantes no asumen de verdad una responsabilidad de servicio a la comunidad, con el convencimiento moral de su momento histórico y el desafío permanente de pensar por los demás primero, por aquellos que sufren, y no por los bolsillos de los amigos o los propios.

Emprender y crecer

Alejandro Montecinos , Vicedecano de Ingeniería Comercial, Universidad Adolfo Ibáñez
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Los incentivos importan, e importan más en momentos de mayor escasez. En una región con clara vocación emprendedora, todos los avances en reducir los costos de lanzamiento de un negocio son noticias positivas. Chile ha ido avanzando, al menos, en agilizar la partida de un negocio. Estas son buenas noticias en el actual escenario de bajo crecimiento, donde hemos recordado que crecer es condición necesaria para "terminar la pega" respecto de grandes desafíos como la superación de la pobreza.

La creación de nuevos negocios aumenta el potencial de crecimiento, pero no es suficiente para crecer. Para crecer con fuerza, los emprendimientos deben escalarse. El emprendedor debe evolucionar y convertirse en empresario. El objetivo estratégico de un emprendimiento exitoso es convertirse en empresa. Así se generan puestos de trabajo, aumentan los concatenamientos productivos y la riqueza creada por las empresas llega a todos. El crecimiento de un emprendimiento hace trascender la creación de riqueza a toda la comunidad. Por este motivo, la misma importancia que tienen los incentivos para generar emprendimiento, también la tienen los incentivos para escalar el tamaño de los emprendimientos exitosos. Los incentivos provistos por la estructura tributaria agilizan o dificultan el tránsito de ser pyme a ser una empresa de mayor tamaño.

Dado lo anterior, una estructura tributaria que balancee adecuadamente la creación de nuevos negocios con adecuados incentivos para que los emprendimientos exitosos crezcan es clave. Lo anterior no sólo promoverá la inversión, el emprendimiento y el crecimiento, sino, por sobre todo, sentará las bases de un nuevo ciclo de prosperidad para todo Chile. Un aspecto crítico para que este círculo virtuoso genere prosperidad a nivel local es que cuando las empresas crezcan se queden en sus lugares de origen dentro de Chile. Desde este punto de vista, es crucial considerar los incentivos para emprender en Chile y mantener el atractivo del país para reinvertir la riqueza dentro de Chile. Lo mismo se proyecta a nivel regional, donde apostar por el desarrollo local necesita de la participación de privados y no puede estar sólo impulsada por decisiones estatales.

Adicionalmente, son claves los incentivos que impulsen el desarrollo a nivel regional. Especialmente en este aspecto, tener una hoja de ruta común que articule la colaboración público-privada con foco en las ventajas (comparativas) de cada territorio permite concretar los avances en materia de descentralización efectiva. Chile gana cuando es un buen negocio hacer negocios en las regiones de Chile.