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-Desde el Partido Comunista valoraron y defendieron la medalla a Garzón. ¿Cómo analiza este respaldo?
-Diría que el PC está más cerca del rector Peña que de este servidor. Pero, como suelo decir a mis alumnos, no hay respuestas simples para problemas complejos. En este caso el análisis exige asomarse a la historia del PC y a las variables de su internacionalismo. Para decirlo en supersíntesis, distinto es un PC que pasa de la lucha de clases a escala internacional y con vanguardia soviética, a un PC que asume la lucha de identidades y se inserta en un sistema político nacional. El primer PC era previsible y los analistas sabían de antemano cuál sería su posición, incluso en temas tan conflictivos como el caso (Aleksandr) Solzhenitsyn (N. de la R.: escritor y disidente ruso) la invasión a la Checoslovaquia de Dubcek. El segundo PC es imprevisible pues, a falta de partido guía, depende de su propio manejo en un sistema político polarizado. Mi hipótesis es que, a falta de ese partido guía, en condiciones de mayor libertad interna, privilegió la emoción para no arriesgar su hegemonía en la coalición de gobierno.
-¿Cómo evalúa el desempeño de Alberto van Klaveren en esta polémica?
-Estimo mucho al canciller y creo que es una garantía de profesionalidad diplomática… siempre y cuando sea consultado o proponga iniciativas En este caso, todo indica que no sucedió ni lo uno ni lo otro.
-Se ofició a la Contraloría por la legalidad de esta medalla. Independientemente de lo que disponga o concluya, ¿puede un Presidente tomar una decisión como la que tomó en base a una convicción propia? Él manifestó que la otorgó por el trabajo de Garzón contra la impunidad.
-De poder, puede. Mejor dicho, pudo. En cuanto a la legalidad de otorgarla, no creo que sea tema. Nadie está libre del riesgo de recibir medallas. Las instituciones de cualquier naturaleza tienen stocks de medallas y galvanos para agradecer conferencias o para lo que sugieran sus jefes de relaciones públicas. Yo tengo una colección que hace las delicias de mis nietos, que juegan a condecorarse. Sería exagerado, a mi juicio, someter su entrega al previo trámite de toma de razón.
-Este año se cumplen 50 años del Golpe de Estado. El Presidente Boric dijo que no le interesa imponer una versión oficial. Dado este gesto y el llamado a firmar una declaración, más la salida de Patricio Fernández de la organización de los actos para este año, ¿le parece que va en esa línea?
-Concuerdo con ese interés verbalizado, pero no tanto con los hechos que se están dando. Como literal sobreviviente del Golpe -tuve hasta misa de difuntos- veo muy complicado al Presidente y me asombra el bajo nivel del debate sobre el tema. Muchos compatriotas creen en el "nunca más" como en un exorcismo e ignoran que el primer jefe militar que lo dijo hoy está imputado, procesado y condenado. También ignoran que, antes del Golpe, el senador DC Renán Fuentealba decía que "los males de la democracia se curan con más democracia"… y vivió 100 años para comprobar que no fue así. Es que, en definitiva, una cosa son los buenos deseos democráticos y otra cosa es la realidad. Quienes tienen una visión idealizada de la vida, creen posible levantar una muralla china entre el golpe de Estado y sus efectos. Creen posible una versión única de uno de los momentos más trágicos de nuestra historia. ¿Tal vez creen que nadie mata porque está castigado por el Código Penal y prohibido por los 10 mandamientos? Pienso que el Gobierno debió preverlo antes de programar.
-¿Cómo pilla a Chile esta conmemoración? ¿Cuál es su análisis del momento político?
-Pienso que en lo internacional estamos dando pasos hacia adelante. Exceptuando el caso Garzón, que es un incidente, me parece muy interesante que Lula -quien quiere liderar la región y tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad- esté descalificando a nuestro Presidente por inexperto. Dime con quién discutes y te diré quién eres. Desgraciadamente, en lo doméstico estamos en caída libre. A la polarización basal se están superponiendo actos gravísimos de corrupción, con eventuales secuelas de ocultación. El robo de evidencias en el Ministerio de Desarrollo Social me parece más propio de una teleserie de mafiosos que de una acción de delincuentes comunes. Por añadidura, esto incide en la caída preocupante de los indicadores económicos. Como el extremista de centro que sigo siendo, asumo el malestar incrementado contra quienes discuten temas adjetivos, en vez de abocarse a lo más sustantivo en este momento: un proyecto de unidad nacional que, entre otras cosas, limpie de corruptos el escenario, supere maniqueísmos económicos y se refleje en una Constitución normalita.
-¿Qué espera del actual proceso constituyente?
-Eso mismo, pues. De su éxito depende que la clase política deje de conformarse con lo que, en plena Concertación bauticé como "subdesarrollo exitoso", una definición que recuerda Mirko Macari en su reciente e imprescindible libro. Para ese efecto, espero que los consejeros sepan decodificar el realismo de Maquiavelo. En especial, cuando enseña que los soportes de cualquier Estado son "las buenas leyes y los buenos ejércitos". De ello depende que las mayorías sepan convencer, las minorías sepan negociar, los ciudadanos se sientan más seguros y la Constitución cumpla con su óptimo: representar a todos y no molestar a nadie.
-¿Le sorprende el crecimiento del Partido Republicano?
-Pocazo. Fue una previsible reacción pendular en clave portaliana, contra el talante insurreccional, las demasías de los convencionales plurinacionalistas y la corrupción rampante, entre otras calamidades que me da lata consignar.
El presidente boric le entregó una medalla al juez Garzón.