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en la que el escándalo con las fundaciones ya parece una raya más en el cuerpo del tigre, pero Boric debió tal vez abreviar al menos esa gira de 12 días , pues el país afronta demasiadas crisis y necesita liderazgo presidencial, y el Gobierno una conducción clara".
Política interna
A la hora de dimensionar beneficios y costos de la gira presidencial, Carolina Valdivia remarca que los primeros se suelen ver a mediano y largo plazo y en este caso están asociados principalmente a las inversiones que se deriven de la modernización del acuerdo con la UE.
En cuanto a los segundos, observa que por lo general "la visión que se tiene del país desde afuera es muy distinta a las críticas que se pueden hacer desde la política interna", ámbito en que resonaron en este caso situaciones como el reconocimiento a Baltasar Garzón y el llamado a la firma de una declaración vinculada a los 50 años del Golpe. "Son temas netamente internos, porque en el exterior la verdad es que todavía se ve a Chile como un país seguro y confiable, que apoya el orden internacional basado en reglas", subraya.
En todo caso, Valdivia cree que en el contexto de una gira como ésta, alusiones y definiciones de política interna "son cosas que por lo general deben evitarse", pues en temas de política exterior corresponde más bien una mirada de Estado que privilegie los beneficios para el país de una visita de esa naturaleza.
Reconocimiento a garzón
Ignacio Walker tiene "un balance positivo de esta visita del Presidente Boric", a la vez que opina que "sus declaraciones en general estuvieron muy acertadas", destacando "la condena a la invasión de Ucrania por parte de Putin, su defensa irreductible y coherente en materia de derechos humanos a nivel internacional, cualquiera sea el color político o ideológico del gobierno de turno, y su clara condena a las violaciones a los derechos humanos y la situación en Venezuela y en Nicaragua".
En cuanto al reconocimiento al exjuez Garzón, dice que fue "una medalla, impuesta a partir de un tema muy central, como es la jurisdicción universal en materia de delitos de lesa humanidad, que creo que es un avance civilizatorio, sobre todo en la lucha contra la impunidad" en esa clase de delitos".
En cambio, al excanciller Ampuero le queda en la retina el homenaje a Garzón en cuanto "asesor de Evo Morales en la demanda boliviana contra Chile en La Haya, inhabilitado del cargo en su país por prevaricación", así como "una celebración partidaria de izquierda militante, poco presidencial".
De Bruselas, en tanto, "su discurso de seis minutos ante la Cumbre en que esquivó el tema de la dictadura cubana, aunque sí criticó a sus hijas, la de Nicaragua y la de Venezuela, y arengó infructuosamente para condenar la invasión rusa a Ucrania, que el PC, su principal partido de gobierno, apoya. También su crítica a Estados Unidos por el embargo económico a la dictadura cubana y la elegante "pasada de cuenta" de Lula -lo calificó de 'ansioso' e inexperto- por el desaire que nuestro Presidente le hizo en Brasilia".
Insulza encuentra excesivo el revuelo provocado por el homenaje a Garzón, y enfatiza que "no es lo mismo una medalla que una condecoración", puesto que las condecoraciones oficiales son la Orden al Mérito de Chile y la Orden Bernardo O'Higgins. "Ninguna de esas dos fue la que se entregó. Por eso la Cancillería no se tenía por informada", recalca.
Alusión a los 30 años
Durante la gira presidencial, el excanciller Mariano Fernández declaró en una entrevista que la valoración de los 30 años de gobiernos principalmente concertacionistas que hizo el Mandatario en Madrid "lo coloca en situación de buscar una ruta que le devuelva a Chile el camino de progreso que tuvo" en ese periodo.
En ese aspecto, la excanciller (s) Valdivia señala que "nadie puede negar que fue muy positivo que el Presidente reconozca expresamente que los 30 años fueron un período muy virtuoso para Chile. Con defectos, por supuesto, pero recordemos que habíamos terminado una dictadura, que el país se encontraba completamente aislado, que hubo que reinsertarse en el mundo, y la verdad es que las decisiones que se tomaron para ello fueron sumamente positivas".
A José Miguel Insulza esa mención le gustó mucho. "A pesar de que creo que los años que vale la pena destacar más son los primeros 20, diría que estoy de acuerdo con él, aunque los tiempos son algo distintos. Desde el punto de vista de la política exterior, para nosotros reinsertar a Chile en el mundo después de la elección de Aylwin y el retorno a la democracia, fue fácil porque pasaron cosas muy importantes en el mundo y los tiempos también ayudan: la caída del muro de Berlín, el fin de la Unión Soviética, los acuerdos de Oslo entre Israel y Palestina, la llegada al gobierno de Mandela en Sudáfrica".
En cambio, plantea, "estos son tiempos complejos, tenemos un período difícil en América Latina. Desde el punto de vista económico, éstos han sido años muy malos y también desde la perspectiva política, fundamentalmente por la violencia, el narcotráfico o la tendencia al autoritarismo. Entonces, reconstruir el camino de los 90 y de la primera década de este siglo no es una cosa sencilla".
Roberto Ampuero dice que el Mandatario sorprendió en Chile "con su repentina admiración por 'los 30 años' que tanto vilipendiaba". Opina que tal vez tiene razón el excanciller Fernández, "pero un Presidente de la República debe explicar a la ciudadanía sus repentinas conversiones -pueden desembocar en contorsiones- o de lo contrario él mismo va contribuyendo a crear la imagen de político veleidoso, inestable, inconsistente y poco confiable".
Y agrega: "No puede uno haber fundado su carrera política y llegado a La Moneda denostando sin compasión 'los 30 años' de Chile y a quienes participaron en su gestación e implementación, y aparecer de pronto en Madrid celebrándolos. Eso no es serio. Todos cambiamos en la vida, pero cuando se trata de un cambio radical, en este caso, de la conversión del Presidente, a éste le corresponde explicarlo con coraje ante la ciudadanía. Esa explicación debe tener lugar, a más tardar, en Pudahuel antes de embarcarse en el Boeing presidencial con rumbo al extranjero. Hay que respetar a la ciudadanía".
Rol del canciller
Los excancilleres destacan la actuación del ministro Alberto van Klaveren, quien "ha estado muy bien y cumple su rol de una manera muy eficiente", en el entendido que en giras como ésta "el Presidente es el protagonista, y el canciller siempre tiene que estar ahí, apoyándolo", señala Insulza.
"Creo que no hay un mejor nombre dentro de la coalición de Gobierno que Alberto van Klaveren para hacerse cargo de la Cancillería, sobre todo después del primer año de Gobierno, cuando hubo varios errores forzados o no forzados en materia de política exterior", opina Carolina Valdivia.
Ella destaca los países y temáticas elegidos, así como el despliegue en la Cumbre de Bruselas, con diversas reuniones entre el Presidente y otros jefes de Estado y dignatarios, así como la visita a Suiza para profundizar la relación del país con organismos científicos, en particular el Centro Europeo para la Investigación Nuclear, donde opera el Gran Colisionador de Hadrones.
"El canciller es un diplomático de carrera sólido y serio. Debe haber sido difícil para él, que fue co-agente ante La Haya, ver que su Presidente homenajeaba al principal asesor de un mandatario boliviano que demandó a Chile", plantea Roberto Ampuero.
Pero, agrega, lo más complejo para él "debe ser la orfandad de Chile en el continente, lo que se debe a los numerosos zipizapes del Presidente con otros jefes de gobierno en sólo año y medio. Es un collar que no voy a detallar: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Israel, El Salvador, Nicaragua, Perú, Venezuela", aparte de "la distancia tibia con Ecuador, Paraguay y Uruguay, las críticas a la pasada a EE.UU. y el silencio ante la dictadura cubana, su millón de exiliados y 64 años de existencia".
El excanciller Ampuero dice que hace mucho tiempo que Chile no estaba con el aire enrarecido a nivel regional. "El Presidente debería escuchar más a Van Klaveren y menos al 'segundo piso'. Debemos aprender de Perú: allá no existe esa dañina instancia en política exterior, que a veces convence a presidentes de adoptar decisiones nocivas de las cuales se culpa después al canciller y a la Cancillería chilena, y se esfuma la mano de quien incitó a dar el mal paso. Creo que Urrejola y Van Klaveren también han pagado por errores de otros". 2
Reinsertar a Chile en el mundo tras el retorno a la democracia, fue fácil. Estos son tiempos complejos".
La visión del país desde afuera es muy distinta a las críticas que se pueden hacer desde la política interna".
Boric debió al menos pasar a saludar al líder de la oposición española para equilibrar la balanza, y no lo hizo".
La decisión fue muy acertada, porque la relación de Europa con A. Latina y el Caribe es o debiera ser muy importante"
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