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Cuando el escenario mundial estaba marcado por la lucha contra el terrorismo, en Latinoamérica el problema ya era el crimen organizado".
El ingreso ilegal, por áreas no habilitadas, se mantiene, lo que es complejo, porque con eso ninguna política de control interno es efectiva".
cree que la actuación del Estado ha sido lenta y reactiva para enfrentar esta realidad, pues "el fenómeno se venía anunciando hace más de 20 años".
Cuando tras el 11S el escenario mundial estaba marcado por la lucha contra el terrorismo, remarca, "en Latinoamérica el problema ya era el crimen organizado, los asesinatos, las bandas criminales en México, las maras en Centroamérica y la acción criminal en Sudamérica, asociada al narcotráfico".
Fue entonces, agrega, cuando "debimos haber adaptado no sólo las organizaciones del Estado, sino haber generado una legislación más competente", invertido en tecnología y preparado a las instituciones para lidiar contra el crimen organizado, que hoy -y ese es para Griffiths el aspecto más preocupante- es de carácter transnacional y sus organizaciones operan con la flexibilidad, la tecnología y los recursos de multinacionales, que enfocan hacia la corrupción de las organizaciones fundamentales del Estado.
El analista cree que en Chile aún estamos a tiempo de desarrollar una estrategia para resolver el problema, "pero esto requiere una acción más fuerte y decidida, la firme voluntad de imponer el estado de derecho y llevar a la justicia a quienes estén relacionados con el crimen organizado, para lo cual hay que partir teniendo fronteras seguras", y articular una respuesta multilateral, pues la amenaza involucra a varios países.
John Griffiths plantea que hoy "no tenemos un efectivo control" del territorio limítrofe en el norte, considerando que "con Perú tenemos 189 kilómetros de frontera, fundamentalmente en el sector costero, y con Bolivia 850, más de 110 pasos, y no controlamos 100…esa es la realidad".
Política fracasada
Al exdirector de la Agencia Nacional de Inteligencia, Gonzalo Yuseff Quirós, también le parece que el Estado ha actuado mal y no solo respecto de las nuevas formas de criminalidad, "sino que ni siquiera ha tenido la capacidad de abordar las tradicionales, que siguen en aumento; yo creo que hay un fracaso de toda la política de seguridad".
Para el abogado y exfiscal lo más preocupante es el aumento cuantitativo y en la peligrosidad de los delitos, como el crimen por encargo, el secuestro extorsivo o el enfrentamiento entre bandas organizadas, que llevan aparejado un incremento en la violencia delictual.
Yuseff menciona tres áreas que a su juicio deberían ser prioritarias en la estrategia nacional contra el crimen: "el ingreso ilegal, por áreas no habilitadas, se mantiene, lo que es complejo, porque ninguna política de control interno es efectiva si la gente puede entrar y salir libremente; tenemos un problema grave en las cárceles por el control de bandas extranjeras, ese es otro tema importante; y el otro punto es la frecuencia de comisión de delitos por adolescentes, ante lo cual también es necesario adoptar medidas".
A todo eso John Griffiths añade que "si Chile no se dota de una arquitectura de seguridad nacional que vaya acompañada de una institucionalidad de inteligencia efectiva y acorde a nuestros días, con tecnología de distinto tipo", estaremos cediendo terreno. "Y las ventajas que da el Estado las aprovecha sustancialmente el crimen organizado, que también está estudiando, también hace inteligencia y tiene recursos". 2
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