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Proyectos regionales en la Era del Hielo

Congeladas por uno u otro motivo, algunas con razón y otras sin ninguna causa aparente, las iniciativas locales se empantanan.
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Lo decía ayer el diario La Tercera, citando al ex Presidente Eduardo Frei Ruiz--Tagle, en un bastante lúcido editorial, que "la permisología nos está matando", en referencia al insufrible y escarpado camino que debe seguir en este país cualquier proyecto de inversión, exponiéndose a las ineficiencias y consecuente incerteza jurídica que otorgan los actuales mecanismos de aprobación, algunos de corte supuestamente técnico, pero al final del día sometidos al vaivén y voluntad políticos del gobierno de turno.

Acaso una buena muestra de ello sean las noticias publicadas durante las últimas semanas por este diario, según las cuales nos enteramos de casos como que el Segundo Tribunal Ambiental suspendió temporalmente la instalación de casi cien torres de alta tensión del proyecto de transmisión eléctrica que pasa por cinco comunas de la región, llamado "Nueva línea 2x220 Nueva Alto Melipilla-Nueva Casablanca-La Pólvora-Agua Santa", a petición de la Superintendencia de Medioambiente tras denuncias de vecinos respecto de una posible afección a la flora y especies geófitas que pudieran estar bajo tierra en su período de latencia. A continuación, el abogado Gabriel Muñoz de la Corporación Pro Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural de Viña del Mar, adelantó que pedirá al Comité de Ministros la suspensión total del proyecto.

Simultáneamente, el Ministerio de Obras Públicas, acogiendo las quejas del Municipio de Quilpué y de organizaciones sociales, descartó el proyecto de una nueva Ruta Troncal Norte por el futuro daño medioambiental que estas obras causarían al bosque de peumos de los sectores Valencia, Retiro e Infante, y de un sitio arqueológico adyacente al estero. Como en el caso anterior, la alcaldesa Valeria Melipillán y los concejales oficialistas advirtieron que esto solo era el primer paso y que el congelamiento debía alcanzar otros proyectos viales que podrían segmentar la comuna o causar eventuales perjuicios a la biodiversidad.

Suma y sigue. En Puchuncaví, en medio de la peor crisis hídrica de la historia, y aun cuando tiene todos los permisos, grupos de pescadores apoyados por el gobernador Rodrigo Mundaca, se resisten a la construcción de la desaladora de Aguas Pacífico, que -pese a su objetivo inicial destinado a la minería- promete aliviar el déficit de agua en esa comuna, Quintero, Olmué y Limache.

Las Salinas, en Viña del Mar; la zona del Parque Pümpin en Valparaíso, el fracaso de Punta Piqueros, en Concón, o de Los Rulos, en Marga Marga, son solo otros ejemplos de la "permisología" a la cual aludía el ex Presidente Frei.

La historia económica y el desafío del desarrollo

Rodrigo Rivero , Profesor Asistente Facultad Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez
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El anhelo de ser un país desarrollado ha sido por mucho tiempo un objetivo compartido por el conjunto de la sociedad chilena y por sus instituciones. Apoyados en positivos indicadores macroeconómicos, varios han sido los que lo han proclamado como objetivo cumplido, pero lo cierto es que Chile sigue siendo un país en vías de desarrollo con considerables brechas de productividad respecto a los países líderes y con altos niveles de desigualdad al interior. Es bueno reconocer los grandes avances desde el retorno a la democracia, que lo han llevado a posicionarse en una especie de pole position para alcanzarlo; sin embargo, cuando observamos la historia económica desde mediados del siglo XX hasta aquí, vemos que existen países que partiendo desde más atrás han avanzado más rápido, convirtiéndose en países desarrollados en relativamente poco tiempo, como pueden ser los casos de Irlanda o Corea del Sur.

Hoy, se suele repetir que Chile atraviesa por la "trampa del ingreso medio", fenómeno que hace referencia a los desafíos que enfrentan los países de renta media para alcanzar el nivel de ingresos de los países más desarrollados. ¿Cómo resolver este fenómeno? Los países, las empresas y las instituciones, al igual que las personas, aprenden de sus aciertos y desaciertos (algunos más otros menos), pero también de las experiencias de los demás. En este sentido, si queremos alcanzar la meta del desarrollo en el futuro, es necesario estudiar la historia, conocer nuestra historia económica y también la de los países que han resuelto con éxito esta trampa.

La historia económica equivale a un gran laboratorio para ensayar distintos modelos de desarrollo, nos entrega herramientas de juicio para comprender de mejor forma el funcionamiento de los ecosistemas económicos y sociales. Por ejemplo, nos enseña el papel clave de las instituciones en el (sub) desarrollo, un punto central del best seller "Por qué fracasan los países", de Acemoglu y Robinson. Además, ofrece experiencias, casos de países, de empresas o circunstancias reales para el análisis económico y social, insumos necesarios para identificar las mejores prácticas y políticas públicas de cara al tan anhelado desarrollo.

El Congreso Nacional de Historia Económica es el principal evento donde se exponen nuevas evidencias de la historia económica nacional y este año se realizó en el campus Viña del Mar de la Universidad Adolfo Ibáñez. Esta última edición fue un éxito rotundo, nunca el congreso había congregado a tantos participantes, quienes desde distintas miradas y perspectivas y con novedosas metodologías, aportan con sus investigaciones cada vez más evidencia para conocer y evaluar el grado de desarrollo histórico alcanzado por nuestro país e identificar nuestras potencialidades de desarrollo futuro. Podemos decir que, tanto por la cantidad como por la calidad y variedad de enfoques, el congreso mostró el buen estado por el que atraviesa la historia económica nacional, un insumo de primer orden para superar la trampa y alcanzar, ojalá, el desarrollo.

Debemos prepararnos para un desastre climático

Nelson Venegas , Diputado PS del Distrito 6
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Informaciones de medios de prensa advierten que este verano tendremos en Chile temperaturas extremas, tal como las que se sienten en gran parte de Europa y Estados Unidos. Afirman los meteorólogos que podríamos llegar a enfrentar 44 grados Celsius, niveles históricos que no sólo generarán sofocación en las personas y en los animales, sino que también incendios forestales.

Desde que asumí mi rol como diputado del Distrito 6 he insistido, tanto en comisiones como en sala, en los graves problemas que vamos a tener que superar por el cambio climático, aunque me atrevería a aseverar que, más que un cambio climático, estamos ante un "desastre climático".

La leche ya está derramada sobre la mesa. Hoy las advertencias están demás, pues tras largos años de avisos, observaciones y sugerencias de parte de la ciencia, el mundo tendrá que pagar por su soberbia, arrogancia, sordera y codicia, enfrentando tormentas, tornados, granizadas, temporales, huracanes e incendios. A partir de este año comencé a presidir la Comisión de Emergencia, Desastres y Bomberos de la Cámara de Diputados. Desde ese rol he sido persistente en la idea de que nuestro país se debe preparar para una escalada sin precedentes en la historia de temperaturas extremas y de violentos cambios climáticos.

Desde ya, el Gobierno debe reforzar sus planes de emergencia, que deben incluir capacidades de prevención y acción. No esperar a que se quemen miles de hectáreas, donde el fuego no sólo destruye viviendas, sino también hogares y fuentes de trabajo; donde no sólo se quema la productividad agrícola, también fallecen animales. Advierte Patricio González, académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de la Universidad de Talca, en una noticia publicada por la radio Bío-Bío: "Las temperaturas generan evotranspiración, con pérdidas de 70 a 80 metros cúbicos por hectárea diarias y cuando la temperatura supera los 37°C o 38°C, normalmente las plantas dejan de hacer fotosíntesis, hay estrés hídrico, golpes de sol y estrés térmico".

Como diputado y presidente de la Comisión de Emergencia, solicitaré reuniones con Conaf, Senapred (ex Onemi) y Bomberos de Chile, entre otros organismos, para disponer desde ya de un plan de prevención de incendios forestales.

Posteriormente, convocaré a alcaldes y delegados provinciales de mi distrito con el firme propósito de que este verano no sea el infierno que por estos días viven millones de personas en el Viejo Continente.