Correo
Manejo en estado de ebriedad
Frente a la lamentable muerte de dos carabineros y del propio conductor que chocó la camioneta policial la madrugada del 4 de septiembre en Calle Larga, cabe precisar que el responsable ya había sido detenido seis veces por manejar en estado de ebriedad, pero seguía libre. La última encuesta Plaza Pública Cadem no se equivoca en la evaluación de las instituciones: la PDI y Carabineros se ubican en el segundo y tercer lugar, respectivamente, mientras que los Tribunales de Justicia en el penúltimo lugar. Por algo será.
Harry Klenner F.
Responsabilidades
Qué duda cabe que lo sucedido el 11 de septiembre de 1973 nos divide como chilenos. La historia ha sido distorsionada o acomodada por unos y otros, conforme a los propios intereses y necesidades. Sin embargo, la verdad es una sola. Mal que pese a muchos, el desenlace de esa fecha no puede ser desvinculado del contexto que lo antecedió y del que lo sucedió.
Hasta ahora, el debate en torno a lo sucedido el 11 de septiembre de 1973 ha estado dominado por aquellos que han enfatizado los hechos posteriores a esa fecha, específicamente las violaciones a los derechos humanos, posición cómoda y útil porque permite eludir cualquier crítica a la figura de Salvador Allende y, además, permite sortear responsabilidades de quienes lideraron el gobierno de la Unidad Popular, que tenía al país destruido y al borde de una guerra civil. Por lo mismo, es bueno aclarar que las Fuerzas Armadas no actuaron de manera antojadiza o por deseos de tomarse el poder, fue una respuesta al clamor de la inmensa mayoría de los chilenos que veían cómo Chile se iba al despeñadero en un gravísimo deterioro social, económico e institucional.
Una lectura de los oficios de la Corte Suprema del 26 de mayo y 25 de junio de 1973, del oficio N° 50.728 de la Contraloría General de la República del 2 de julio de 1973 y del Acuerdo de la Cámara de Diputados del 22 de agosto de 1973, dejarán al interesado más que claro por qué llegamos, lamentablemente, al 11 de septiembre de 1973.
Nicolás Kipreos Almallotis
Clima confrontacional
Más que la conmemoración de los 50 años del golpe militar, dictadura militar, gobierno cívico-militar o como quieran llamarle los ciudadanos de este país, ya que somos libres de mencionarlo como queramos, esto ha sido nada más que una división entre los chilenos que están a favor o en contra de la situación que llevó a que esto ocurriera.
La Unidad Popular fue el artífice de la debacle institucional frente a una futura implementación de la dictadura del proletariado con resultados insospechados. La dictadura militar, con las violaciones excesivas a los derechos humanos, no fue lo más apropiado para nuestra vida republicana. Pero estos episodios la historia los juzgará.
Ahora, ya recuperada la democracia y ante el clima de violencia delictual y política, la conmemoración de los 50 años marca un hito que favorece al gobierno de turno. Es lamentable que se celebre una vez más la odiosidad entre chilenos, algo que es, desgraciadamente, apoyado por el propio Presidente de la República.
Leopoldo Vásquez Morales
Lecciones
Estamos pasando entre dos fechas muy relevantes para nuestra historia política. Hace un año la población chilena se organizó, participó de la democracia y rechazó un proyecto de nueva Constitución. Hace 50 años, esta misma democracia estaba tan dañada y quebrada que se optó por utilizar la violencia para reparar lo que aparentaba roto. Hace cuatro años nuestra democracia y orden público estaban sufriendo las mismas amenazas, pero nuestros políticos (con todas las críticas que se les podría hacer) eligieron la vía civilizada para solucionar los problemas.
Mucho se puede discutir de estos tres hechos: el 18 de octubre, el 4 de septiembre y el 11 de septiembre, pero si miramos hacia atrás, queda claro que alguna cosa hemos aprendido.
No dejemos nunca más que la violencia se convierta en la herramienta para generar un cambio en la sociedad.
Javier Ávila Parada
Punto de vista
Parlamentarios de gobierno se niegan a condenar actos irracionales de violencia cometidos a partir del 18 octubre de 2018, porque "reivindicamos el derecho a la manifestación social". Sin embargo, simultáneamente se niegan a reconocer la legitimidad del uso de la violencia el 11 septiembre de 1973, como manifestación del derecho a rebelión ante un gobierno inconstitucional. Se cumple el viejo adagio: "En casa del herrero, cuchillo de palo".
Enrique Alvayay Castro
Reconocer los errores
Se han difundido diversas opiniones de parte del oficialismo respecto del negacionismo de sectores de la oposición frente al quebrantamiento de la democracia por el pronunciamiento militar del 11 de septiembre de 1973 y las consecuentes violaciones a los derechos humanos que ocurrieron con posterioridad. El derrocamiento del gobierno el 11 de septiembre de 1973 fue la culminación de un régimen nefasto, sectario y disociador, que tenía al pueblo de Chile al borde de una guerra civil. El gobierno del Presidente Allende, habiendo asumido legítimamente en un proceso democrático de acuerdo a la Constitución vigente, se fue deslegitimando al violar y/o transgredir las principales instituciones del Estado de Chile, como la misma Constitución, el Congreso, el Poder Judicial y la Contraloría, arrogándose facultades que no le correspondían con el propósito de alcanzar mayores cuotas de poder sin importar el perjuicio económico para el país y las familias chilenas.
De no mediar la intervención de las FF.AA. y de Orden exigida por la gran mayoría del país, incluidos todos los partidos políticos de oposición, cuyos intentos de encontrar una solución democrática con el gobierno fueron infructuosos, la situación económica desastrosa, escasez de alimentos, inflación desatada (más de 600%) y la violencia cívica extrema habrían desencadenado una guerra civil.
Si se niega u omite lo anterior al 11 de septiembre, también se estaría cayendo en un negacionismo. Para lograr la cohesión nacional necesaria y así crecer juntos como nación con una visión común compartida por una mayoría, debemos reconocer los errores y abusos del pasado, sus causas y consecuencias, sin eludirlas ni minimizarlas.
Arturo Niño de Zepeda Silva