"Viajé a Moscú con la Roja mientras mi papá estaba preso en Pisagua"
El 11 de septiembre de 1973 los jugadores de la Selección Nacional estaban citados temprano al complejo Juan Pinto Durán. Ese día les entregaron la indumentaria que usarían en su viaje a la Unión Soviética para disputar el repechaje para el Mundial de Alemania.
Con el Golpe de Estado ya en marcha, los despacharon rápidamente a sus casas, pero tres miembros del plantel no vivían en Santiago y debían volver al Hotel Carrera, donde estaban alojados. Eduardo "Walo" Herrera, Guillermo "Hallulla" Muñoz y Nelson "Cañón" Vásquez se subieron al auto de Francisco Valdés y partieron con dirección al centro de la ciudad.
Sin embargo, sólo pudieron llegar a la casa de "Chamaco", en el sector norte de la capital. "El vivía para abajo, en Recoleta, ni me acuerdo del nombre de la población, lo único que me acuerdo es que pasamos un puente sobre el Mapocho y seguimos para abajo, era lejos. Y desde ahí tuvimos que devolvernos a pie hasta el hotel, caminamos más de treinta cuadras", recuerda Vásquez cincuenta años después de ese día.
El exmediocampista, criado en el cerro Bellavista de Valparaíso, relata que para llegar a su destino le mostraban las maletas con el escudo de la Selección Chilena a los militares. "Advertían que podía llegarnos un balazo, pero nos daban permiso y avanzamos cuadra por cuadra, avisaban por radio que íbamos nosotros, pero las balas silbaban encima de nuestras cabezas, estábamos muy asustados. Nos fuimos todo el rato pegaditos a la pared", dice el jugador, quien se formó en Everton y ese año defendía a Deportes Concepción.
Mientras su esposa estaba con sus hijos en el sur, los padres del futbolista se encontraban en Villa Alemana. Pese a lo complicado que era comunicarse telefónicamente, antes de iniciar el viaje que lo llevaría a Moscú con escalas en México y Suiza, donde la Roja jugó amistosos de preparación, el porteño recibió una llamada de su madre.
"Me dijo 'tu papá no ha llegado a la casa, ya lleva un día sin aparecer'. Ahí yo pensé 'chuta, a lo mejor lo agarraron'. Mi padre era dirigente sindical de la ETC (Empresa de Transportes Colectivos del Estado), pero nunca tuvo armas, era sindicalista no más, yo nunca lo vi con una pistola. Traté de calmar a mi madre y le dije que iba a hablar con el general (de Carabineros, Eduardo) Gordon, que era dirigente. Fui con 'Walo' Herrera a conversar con él, en ese momento le expliqué lo que estaba pasando. Le dije que si mi papá no aparecía, yo no viajaba a jugar a Rusia. Me preguntó sobre mi padre, si usaba armas, qué cargo tenía, dónde trabajaba. Tuve que darle todos los datos, decirle que era dirigente sindical, pero nada más que eso. Quedó de averiguar dónde estaba y me iba a avisar", relata el exfutbolista, hoy radicado en La Serena, quien en la gira de 1973 jugó contra el Neuchatel Xamax suizo y después del empate 0-0 ante la URSS, donde no fue considerado, sumó minutos en el amistoso con el Paris FC.
- ¿Qué pasó después de su reunión con Gordon?
- Se demoró como una hora y me llamó al hotel. Ahí me dijo que mi papá estaba en Pisagua, pero que no me preocupara porque no le iban a hacer nada, que viajara no más y él se hacía responsable de todo. Me prometió que cuando volviera de la gira, mi padre iba a estar en su casa. Y así fue. Yo llegué y mi papá estaba en la casa.
- Usted tomó la decisión de jugar por Chile pese a todo.
- Claro, yo viajé a Moscú con la Roja mientras mi papá estaba preso en Pisagua. Confié en Gordon, me dijo que no me preocupara, porque no le iba a pasar nada. Cuando volví, le pregunté a mi papá si le habían hecho algo en Pisagua y me dijo que no, sólo me contó que los militares le decían que gritara para que pensaran que le estaban pegando.
- Me imagino que se fue angustiado por la situación de su padre.
- La verdad es que en ese minuto confié mucho en el general Gordon, porque me dijo que no me preocupara y que se hacía responsable. Me imagino que lo hizo, porque en ese minuto era figura en el fútbol chileno y cualquier cosa que pasara, yo iba a gritar.
- ¿Nunca pensó en la suerte que tuvo? Se lo pregunto porque a la madre de Carlos Caszely la secuestraron y fue sometida a tortura después del Golpe de Estado.
- Sí, es cierto. Gracias a Dios mi caso fue diferente. Mi papá estuvo un mes detenido. Durante todo mi viaje lo tuvieron en Pisagua, solo apareció un par de días antes de mi regreso. Mientras estaba en la Unión Soviética nunca pensé hablar con nadie, además en el bus que nos movilizaba teníamos guardias rusos, cuando bajábamos, derechito al hotel, y cuando salíamos adelante iba la policía y arriba de la micro también.
- ¿Cómo lo pasó su familia en esos días de tanta incertidumbre? Usted estaba en Moscú, su papá preso en el norte.
- Fueron días complejos, porque todos mis hermanos estaban repartidos, algunos en Santiago, mi hermano Carlos jugaba en ese tiempo en Bolivia, mi señora en Concepción con los niños, tampoco se podía hablar por teléfono. Cuando volví alojamos en el mismo hotel de antes y me pusieron un auto para llevarme de vuelta a Concepción.
- ¿De qué forma se enteró entonces que los militares habían cumplido su compromiso y su padre había sido liberado?
- Apenas regresé llamé a mi madre desde el Hotel Carrera, me dijo que mi papá había vuelto dos días antes. Le pregunté cómo estaba y me dijo que estaba todo bien. Con eso me quedé tranquilo. Durante el viaje pensaba que no lo iban a soltar, estaba lejos y no podía hablar con nadie.
-¿No le contó a ninguno de sus compañeros de la Selección?
- El único que supo fue Eduardo Herrera. Me la tuve que aguantar no más. El 'Walo' tampoco habló. Nunca. Ahora de viejos no más nos atrevemos a contarlo. Ni los dirigentes que iban con la Selección lo supieron, nadie se enteró. Quizás qué hubiera pasado si hablaba, capaz que el partido no se hubiera jugado si me apoyaban los compañeros, pero todos estaban con miedo. Imagínese que estuvimos como cinco horas en el aeropuerto porque no querían dejar pasar a Elías Figueroa en Moscú.
- ¿Con el paso del tiempo se ha puesto a pensar lo que le pudo pasar a su padre, considerando todo lo que ocurrió en Pisagua, que fue un campo de concentración donde asesinaron a muchos de los detenidos?
- Honradamente le digo que nunca supe en ese tiempo lo que había pasado allá. Y mi papá tampoco contó demasiado, hasta el día de hoy. Yo le digo que cuente qué fue lo que vivió y no quiere. A veces me enojaba y le decía que cómo no va a saber si mataron a uno de sus compañeros, pero no decía nada. No sé si estará asustado todavía, no tengo idea. El hoy tiene 95 años y no se acuerda de muchas cosas, pero en esos momentos nunca habló nada.
- ¿Y cuando usted se enteró de todo lo que pasó en ese tiempo, qué sintió?
- Fue horrible todo lo que pasó. Imagínese que cuando estábamos en el hotel con Eduardo Herrera, el día del Golpe, sentíamos el tronar de los cañones que disparaban a La Moneda. Veíamos como sacaban a los muertos y los tiraban arriba de los camiones. A mí no me cuentan cuentos. Nosotros no podíamos ni cerrar las cortinas, porque veían un movimiento y empezaban a disparar con las metralletas. Nos sentamos en una silla a mirar nada más, vimos todo, vimos los aviones cuando bombardearon, se estremecía el mundo. Después de ese día cambió la vida para todos nosotros.
"Cuando estábamos en el hotel con Eduardo Herrera, el día del Golpe, sentíamos el tronar de los cañones que disparaban a La Moneda. Veíamos como sacaban a los muertos y los tiraban arriba de los camiones".
"Mi papá nunca contó demasiado, hasta el día de hoy. Yo le digo que cuente qué fue lo que vivió y no quiere. A veces me enojaba y le decía que cómo no va a saber si mataron a uno de sus compañeros, pero no decía nada".
"