"Cuando me ofrecieron venir para rememorar este hecho histórico dije que sí, porque puedo traer un enfoque distinto"
Oriundo de Valparaíso, Rodrigo Arenas partió de Chile cuando tenía 4 años de edad, en medio de la dictadura militar. Sus padres fueron exiliados y se instalaron en Francia. Hoy es diputado de la Asamblea Nacional del país que lo acogió y ad portas de cumplirse medio siglo desde el golpe de Estado de 1973 que lo privó de vivir en su tierra, está de vuelta en territorio nacional para conmemorar este hito en una actividad en Recoleta, Región Metropolitana.
No obstante, en medio de su periplo, el legislador también aprovechó de contar su experiencia y analizar la situación política chilena, la cual, a su parecer, tiene bastantes similitudes con el país galo.
- Nacido en Valparaíso pero criado en Francia. ¿Cómo mantiene vivo el vínculo con el Puerto?
- Siempre mantengo presente el apodo de porteño. Aún le tengo mucho cariño a la ciudad, yo nací en el hospital donde ahora está el Congreso Nacional y mis padres siempre me inculcaron el amor por Valparaíso. Caminar por sus calles, recorrer sus cerros, así como también el poder mirar el mar es muy importante para mí, ya que en París no hay. Además, la comida es algo que siempre me mantiene conectado no sólo con Valparaíso, sino con Chile en general.
- ¿Qué significa este regreso para usted en medio de las conmemoraciones por los 50 años del golpe de Estado en las que usted va a participar?
- Es bastante emocionante porque uno no eligió abandonar Chile. Mis padres tuvieron que salir porque estaban en peligro a causa de la dictadura. Sin embargo, cuando me ofrecieron venir para rememorar este hecho histórico dije que sí, porque creo que puedo traer un enfoque distinto, con las características que tengo a partir de que soy un chileno en Francia y todo esto me permite tener un análisis diferente de la situación. Yo no vengo a proponer una mirada nostálgica ni conmemorativa, sino que mi objetivo es plantear cómo se recupera el legado de Salvador Allende, cómo hacer un cambio social y cultural mediante la vía pacífica y cómo eso permite proyectarnos.
Carrera política
- ¿Cómo llegó a ser diputado de la Asamblea Nacional de Francia?
- Cuando uno es hijo de exiliados nace en un contexto político. Comencé involucrándome en las organizaciones políticas francesas. Después me di cuenta que todo esto funcionaba como un mercado de fútbol, donde todos se cambiaban de un lado a otro y eso no me parecía que respondía a las necesidades de la gente. Me pasé al mundo asociativo y encabecé la primera federación de padres, alumnos y apoderados de Francia. Ahí logré varias cosas, pero llegué a un límite. Es entonces que la Francia Insumisa, plataforma política del excandidato Jean-Luc Melenchon, me propone participar de su lista como diputado y gané gracias a toda la gente que me ayudó en la campaña.
- Considerando que fue electo hace tan sólo un año, ¿cómo se proyecta en el cargo?
- Mi tema es trabajar como hacer entrar la sociedad civil a la Cámara de Diputados. Trabajo mucho con las organizaciones y con la ciudadanía. Pongo a ciudadanos en foros dentro de la Asamblea Nacional para que trabajen conmigo y produzco leyes con ellos. Estoy intentando democratizar la Asamblea, ya que Francia, al igual que acá, es una casta.
Xenofobia
- A pesar de la distancia, ambos países enfrentan ciertas problemáticas similares. La inmigración, por ejemplo. ¿Cómo analiza este fenómeno?
- Tanto en Francia como en Chile hay racismo, hay xenofobia. Predomina la idea de encontrar un enemigo interior para justificar las dificultades colectivas. Me parece que en Chile había problemas antes de que llegaran los migrantes. Uno no puede echarle la culpa al último que llegó, que es algo muy habitual en la historia de la humanidad. La extrema derecha francesa propone que echen a los migrantes y así se resolverán los problemas. Sin embargo, todos sabemos que eso no va a suceder. El problema no es la inmigración, sino el sistema económico-social que no permite organizar de otra manera la repartición de la riqueza. Focalizar sobre los migrantes si no es una cobardía, es, por lo menos, una mentira.
- ¿Cómo ve el Gobierno de Gabriel Boric desde su perspectiva en el extranjero?
- Yo me cuido mucho de no dar opiniones sobre países en los que no vivo. Lo que sé es que él fue elegido por un movimiento muy profundo que viene desde una situación que a mí me conmovió mucho, que es la revolución pingüina. Gabriel Boric representa esa sociedad civil que no está organizada en los sindicatos y que está luchando por un bienestar. Quizás lo más importante sería que él vele por aquellos que lo pusieron en La Moneda".
"Aún le tengo mucho cariño a Valparaíso, (...) mis padres siempre me inculcaron el amor por la ciudad. Caminar por sus calles (...) es muy importante para mí".
"Boric representa esa sociedad civil que no está organizada en los sindicatos y que está luchando por un bienestar. Lo más importante es que él vele por quienes lo pusieron en La Moneda".