"Uno necesita ir conociendo otros lugares en los que poder servir"
Después de más de 20 años en Valparaíso, en la parroquia Inmenso Corazón de María, el sacerdote Pedro Nahuelcura fue trasladado a Quilpué para liderar la Parroquia Nuestra Señora del Rosario. El párroco revela que venía solicitando este cambio hace varios años debido a problemas de salud y señala que tiene pensado dotar a esta nueva iglesia de los mismos valores que inculcó en su anterior templo en la Ciudad Puerto.
- El domingo pasado fue recibido por autoridades y fieles de la comuna. ¿Cómo se tomó esta gran bienvenida a su nueva parroquia?
- Yo agradezco el gran recibimiento que me dieron. Me han llegado un montón de mensajes y llamadas telefónicas de distintas personas y organizaciones. La gente se me acerca, me abraza, me da la bienvenida. Y el hecho de que en la ceremonia donde me recibieron de manera oficial hayan asistido autoridades de todos los sectores políticos, significa que el mensaje es universal.
Más de 20 años
- ¿Por qué se dio este traslado a Quilpué?
- Siempre fue una propuesta de mi parte, ya que yo no estaba con todas las capacidades para cumplir con lo que necesita la gente de los cerros de Valparaíso. Por mi enfermedad, yo tengo que andar con bastón. Ellos requieren presencia, compañía y mi impedimento físico me entorpecía esa labor. Entonces, después de varios años, mis súplicas fueron escuchadas y se me trasladó a la linda parroquia de Quilpué.
- A pesar de todo, me imagino que también fue difícil dejar una parroquia y un lugar en el que trabajó tantos años, ¿no es así?
- Por supuesto. Más de 20 años estuve en Valparaíso y eso marca generaciones completas. Hay personas a las que me tocó bautizar, luego estar en su primera comunión, después acompañarlos en su confirmación e, incluso, con algunos llegué hasta bautizar a sus hijos. Entonces, uno va conociendo a las familias por mucho tiempo. Eso es bueno, pero también uno necesita ir conociendo otros lugares en los que poder servir. Al fin y al cabo, yo juré servir a la iglesia donde se me necesite.
- ¿Cuál era la relación que tenía con esta comuna antes de su llegada?
- Por los migrantes conocí varias agrupaciones y organizaciones de Quilpué. Además, tengo familia por esta zona. Mis hermanos, mis cuñadas, mis tías viven por ahí. Así que tenía un poco de cercanía.
- Ahora que ya está instalado en esta nueva parroquia. ¿Qué es lo que busca lograr a través de su labor?
- Busco darle el sello de un pastor bueno, que sabe escuchar, asistir y acompañar. La idea es que sea una iglesia abierta para todos y que nadie se sienta excluido. Una parroquia que esté presente en todo el quehacer de la comuna, que pueda llevar el evangelio a los más vulnerables y no olvidarnos de cada una de las comunidades que tiene Quilpué.
Legado en valparaíso
- ¿Cuál es el balance que hace de la labor que realizó durante tantos años en Valparaíso?
- Lo que más me identifica de mi trabajo en Valparaíso es que todos tenían un espacio en la parroquia. La gente en situación de calle, los migrantes, los enfermos. Todos juntos fuimos haciendo iglesia y transitando ese camino que estamos llamados a peregrinar.
- A propósito de los inmigrantes, ¿cómo era su trabajo con ellos en Valparaíso?
- Nosotros fuimos la primera organización de iglesia y social en crear, hace más de 20 años, a la luz del evangelio, la Pastoral de la Movilidad Humana en Valparaíso. Hacemos operativos, dando talleres y formación a los migrantes. Además, los acompañamos en su inserción laboral, les entregamos asesoría jurídica y, en general, les otorgamos las herramientas necesarias para alivianar la mochila de problemas con los que llegan a Chile. Últimamente la mayoría son venezolanos, pero también hay haitianos, colombianos, argentinos y peruanos.
- A pesar de su traslado a Quilpué, ¿la Pastoral de la Movilidad Humana sigue funcionando con total normalidad?
- Absolutamente. Yo trato de coordinar desde la distancia y pasando por la oficina una vez a la semana. Yo solo soy el rostro, pero hay un montón de gente en áreas jurídicas, sociales, pastorales, que están permanentemente trabajando y organizando todo.
"La idea es que sea una iglesia abierta para todos y que nadie se sienta excluido. Una parroquia que esté presente en todo el quehacer de la comuna".