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"Yo soy escéptico de la idea de que justo el día 11 se pensaba anunciar un plebiscito"

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Difícilmente el país va a poder superar la fractura que significó el Golpe de Estado porque quedó instalada a fondo en la cultura nacional, opina el historiador y catedrático Joaquín Fermandois, presidente de la Academia Chilena de la Historia y del Instituto de Chile, autor del libro La revolución inconclusa. La izquierda chilena y el gobierno de la Unidad Popular, y de una decena de otras obras.

"Lo único que puede pasar es que, en una visión optimista, esto quede como una polémica en torno a la historia del país, que no le impida marchar normalmente". Y en la pesimista ,"la división del país va a afectar su funcionamiento en el futuro", señala el doctor en Historia, quien cree que no es factible predecir cuál de los dos escenarios va a primar finalmente.

EL PLEBISCITO

- ¿Era posible evitar el Golpe? Usted no cree que Allende hubiese llamado a plebiscito, como tanto se ha discutido.

- Soy escéptico. La única oportunidad de llamar a un plebiscito sobre las tres áreas de la economía bajo la Constitución de 1925 había terminado el 5 de junio de 1973, ahí estaban todos los plazos cumplidos. Para convocarlo habría tenido que hacerse algo similar a lo que pasó en 2019 y 2020, cuando se realizaron varias reformas constitucionales, pero eso habría requerido un acuerdo entre la Unidad Popular y la oposición, y eso era bien difícil. Ahora bien, en el caso de que se hubiera llegado a un acuerdo, el procedimiento demoraba algunos meses y la situación estaba absolutamente lanzada. Esa es la base de mi escepticismo frente a la idea de que justo, justo, ese día se iba a hacer el anuncio del plebiscito.

- También ha dicho que sin la UP no hay Pinochet, pero se eligiera a Alessandri o a Tomic, igual habría habido un "remezón", porque "las cosas iban hacia un conflicto profundo".

- El radicalismo emocional de los años de la Unidad Popular fue subiendo en intensidad y produjo una reacción fuerte en que finalmente el país perdió la referencia a las instituciones, su espíritu y sus límites. Si uno analiza las tres candidaturas que había el 70, no sé cómo podría haber gobernado Alessandri; si tomaba en serio lo que decía, Tomic también habría provocado una crisis ; y con la Unidad Popular tenemos lo que tenemos. Eran problemas que no se arreglaban con un acuerdo aquí o un poco más allá.

- ¿Son justificables el Golpe o el uso de medios democráticos para establecer regímenes no democráticos?

- No se puede en democracia empezar a prohibir a grupos no democráticos que no tengan una conducta violenta determinada fuera de la ley, porque terminaríamos prohibiendo a medio mundo. Hay que confiar en lo que ha pasado en general en los países donde hay una democracia más o menos sólida, que es que los grupos tienen más interés en mantener el sistema que en destruirlo. De eso vive la democracia. Lo que no se puede hacer es elegir democráticamente una no democracia: eso fue lo que sucedió el año 1933 con Hitler en Alemania, y lo hemos visto después de la Guerra Fría en el caso de la Venezuela de Chávez.

EE.UU Y EL GOLPE

- Ahora que vuelve a reflotar el tema de la intervención de Estados Unidos en la crisis económica de la UP y en el Golpe, ¿qué influencia le asigna usted?

- Yo he escrito libros sobre eso y tengo bastante material. No cayó porque la CIA dijo que tenía que caer, no hay nada que uno pueda comprobar tampoco. Lo único que estaba organizado sí fue en septiembre y octubre del 70 y les fue mal, pero lo hicieron también con grupos de chilenos que estaban dispuestos a actuar, y en algún momento llegó la orden de Washington de parar, aunque uno de esos grupos siguió por su cuenta

(tentativa de secuestro que terminó en el asesinato del general Schneider). Para mí, la presencia de la Cuba de Castro como autoridad política y emocional de la izquierda chilena era mucho más importante comparada con la norteamericana en el otro lado. También el financiamiento de los norteamericanos a los partidos políticos, a la prensa, fue importante para mantener eso. Pero desde los 60, y quizás desde antes, había financiamiento soviético que ayudaba al Partido Comunista, y a fines de los 60 también al Partido Socialista. Allende dijo claramente: yo soy el Fidel Castro de Chile, la meta es la misma, lo único que yo lo voy a hacer pacíficamente. Que Estados Unidos hizo quebrar la economía chilena es lo más falso que he escuchado en mi vida.

- ¿La crisis la causó el Gobierno?

- Hacer andar las máquinas que producen billetes destruye cualquier economía. Se empezó a ver la resistencia a ello y eso ayudó a la crisis económica. Los paros fueron medidas un tanto desesperadas, financiados fundamentalmente por chilenos, por los mismos empresarios, como forma de protestar y detener este proceso.

- ¿Y el apoyo militar a las Fuerzas Armadas?

- Lo que hizo Estados Unidos fue ir cortando la ayuda regular que entregaba a Chile, préstamos y una serie de cosas, ya que el proyecto de la UP era estratégicamente anti norteamericano y culpaba a Estados Unidos de los males del país. No tenía por qué ayudar a Chile, eso lo tenía que saber Allende. Pero a la izquierda no le importaba porque pensaba que la Unión Soviética iba a ayudar y en eso estaban muy equivocados. Estados Unidos disminuyó la ayuda a Chile, pero aumentó la ayuda militar. La que había para entrenamiento, con provisión a precio barato de algún material usado, pero que para Chile era valioso, eso aumentó, no de una manera dramática pero aumentó. Más importante fue el apoyo político de un país latinoamericano como Brasil.

Preparación militar

- Usted mencionó que había un plan militar desde La Moneda para enfrentar un golpe, pero no resultó. ¿Cómo es eso?

- Estaban los cordones industriales, había grupos armados, grupos bien entrenados; pocos, pero bien entrenados. Pero todo eso suponía un elemento fundamental que era la división de las Fuerzas Armadas y eso no ocurrió, y no podía darse un golpe contra las Fuerzas Armadas unificadas.

- Para Ascanio Cavallo sigue siendo un misterio cuánta era la preparación militar de los partidos de la Unidad Popular "porque permitiría evaluar el tiempo en que se llegaba a un equilibrio estratégico de fuerzas", y cuál era la información de las FF.AA. sobre ese mismo asunto". ¿Qué piensa usted?

- Las Fuerzas Armadas contaban con alguna información porque también los tenían infiltrados, al igual que las Fuerzas Armadas estaban infiltradas por células de la Unidad Popular. En la Armada había células por décadas, que no habían hecho nada, habían participado quizás en algunas protestas gremiales, pero no hacen nada ni tampoco intervienen, aunque la existencia de eso era un elemento que creaba una tremenda desconfianza, temor y odio también, por ambas partes. Lo que ha aparecido después y que algo se sabía en la época era que decenas, quizás centenares, de cuadros socialistas y del MIR se entrenaron militarmente en la Cuba de Castro en los 60 e inicios de los 70 y a su vez acá entrenaban a otros grupos. Fidel Castro le comentó a un dirigente de Alemania Oriental que tenían armas para un batallón -al igual que un destacamento de tropas especiales-, pero que él había ordenado que sólo se tenían que entregar -o intervenir- si Allende lo pedía. Aparentemente no quiso. No sabemos qué pasó.

- En el tercer tomo de La revolución inconclusa , usted remite a la "guerra civil política". ¿La crispación y polarización actuales se parecen a ese clima?

-¡¡No, no, no!! Muchos me comentan que es atroz el momento que vivimos. Desde mi perspectiva, atroces fueron las semanas que siguieron al estallido. Ahí apareció más bien como un movimiento revolucionario. En un momento fueron los carabineros quienes mantuvieron al sistema mientras todo lo demás se desplomaba y las otras instituciones dudaban. Notablemente esto se aplacó y al final resultó, hasta el momento, la estrategia del Presidente Piñera de encaminarlo institucionalmente. Volvimos a estar en peligro con la Convención porque iba a crear una democracia populista que hubiera llevado al país, creo yo, al abismo más completo, pero fue rechazada de manera contundente en el plebiscito de 2022.

- Si no se ha logrado en 50 años, ¿piensa que será posible superar la fractura que significó el Golpe para el país?

- Es que ha quedado muy instalada en la cultura nacional. Lo que hay de nuevo ahora es que no aparece sólo una sola versión, sino otra u otras versiones. Yo no estoy de acuerdo con todo lo que la gente critica a la izquierda y viceversa, pero a grandes rasgos hay dos versiones, lo que indica que esto va a continuar. Lo único que puede pasar es que, en una visión optimista, esto quede como una polémica en torno a la historia del país, que no le impida marchar normalmente. Y en la pesimista, la división del país va a afectar su funcionamiento en el futuro. Son las dos posibilidades. ¿Cuál va a primar? Uno no puede predecir eso. 2

Rosa Zamora Cabrera

rosa.zamora@mercuriovalpo.cl