"Fui presidente de la Juventud de Providencia del Partido Nacional y miembro del Comando Rolando Matus"
Enrique Opaso Valdivieso, sacerdote a cargo de la parroquia San Miguel de Recreo de Viña del Mar y con una larga trayectoria en el Refugio de Cristo, se ha caracterizado los últimos años por tener una opinión aguda del acontecer político nacional. Incluso de las palabras quiso pasar a la acción con su intención de ser candidato a la Convención Constitucional, deseo que, finalmente, se vio frustrado.
Hoy, a 50 años del golpe de Estado, manifiesta su preocupación por el clima confrontacional que vive el país, responsabilizando de ello tanto al oficialismo como a la oposición, pero también entrega un testimonio revelador de su adolescencia como férreo opositor al gobierno de la Unidad Popular: fue militante del Partido Nacional y miembro del Comando Rolando Matus, grupo paramilitar de extrema derecha.
"Yo tenía 17 años"
- ¿Qué significa para usted la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado?
- Tienen una importancia muy radical no solamente para mí, sino también para Chile. Lo que pasó hace 50 años, como todos han dicho, nunca más debiera ocurrir, pero pareciera que algunos elementos que uno ve ahora están ayudando a la división. Mira lo que ha pasado hoy día (ayer), que dejaron sin vidrios La Moneda. Quizás qué vaya a pasar mañana (hoy). Yo te quería contar que yo vengo de una familia súper conservadora. Yo siempre he pertenecido y además milité en el Partido Nacional cuando tenía 17 años, de modo que viví muy de cerca todos los acontecimientos desde el 70 hasta el 73, porque el 73, después del golpe militar, me fui al seminario y desaparecí hasta el año 81. Pero yo recuerdo que en esos tiempos, incluso en la iglesia, había mucha división, sobre todo con los jesuitas. (...) Yo fui presidente de la Juventud de Providencia del Partido Nacional y también fui miembro del Comando Rolando Matus el 73. Yo tenía ahí 17 años y a nosotros nos pasaban a buscar tres veces a la semana para irnos a un campo a los pies de la cordillera a tener instrucción militar, donde nos hacían disparar. Yo ahí ya empecé a tener miedo, porque para mí la vida humana tiene un valor tan grande, entonces era algo que me complicaba. Y llegó el 8 de septiembre y nosotros en el comando recibimos el llamado de nuestra jefatura de que teníamos que quedarnos en la casa y solamente responder cuando nos llamarán por teléfono o cuando llegará un recado de Radio Agricultura donde dijeran que el Cuerpo de Bomberos debe reclutarse y ahí nosotros teníamos que salir a una parte e irnos al lugar donde nos estaban citando. Y pasamos esperando todo el día 8, 9 y 10, hasta que el 11 nos llega una llamada por teléfono donde nos dicen que nos disolvamos y que en algunos meses más tomáramos contacto. Esa fue mi intervención directa ese día ante una izquierda que pensábamos que nos iba a hacer frente con una guerra civil. Entonces yo digo, ¿cómo no vamos a recordar estas cosas cuando estamos celebrando los 50 años? Yo leí tantos libros de la guerra civil española, que fue un río de sangre, la revolución francesa y otras. Entonces, ¿cómo nosotros vamos a seguir en esta cuestión? Me encantan las cosas a las que invitó el Presidente, pero yo tampoco habría ido a la sede de gobierno, porque yo creo que nos ha tratado muy mal este último tiempo, sobre todo tocando un hombre tan importante para nosotros, como lo es Sergio Onofre Jarpa y otros, que claramente para la gente que viene de afuera va a ser un momento muy difícil y no es bueno que corran el riesgo de ser funados ahí.
- ¿Cree que se han exacerbado las confrontaciones a propósito de esta fecha?
- Para que haya una exacerbación se necesitan dos y yo creo que son reprochables algunas actitudes de la derecha y son reprochables algunas cosas de la extrema izquierda, pero lo que yo digo es, a propósito de los detenidos desaparecidos, ¿quién no va a sufrir por eso? ¿Quién no quiere que de una vez por todas se conozca, se haga la verdad, la justicia y la reparación? Pero eso no basta. La pregunta es cómo hacer un gran plan de reconciliación nacional, un plan de lectura, un plan de encuentro para que terminemos en algo que nos permita mirar para adelante y no seguir mirando para atrás.
El rol del presidente
- ¿Qué opina de la forma en que el Presidente Gabriel Boric ha manejado la situación?
- El problema es que el Presidente Boric es un revolucionario y nadie te lo puede negar. Él se hizo Presidente para eso, pero tiene un problema, no tiene apoyo de 2/3 del país. Entonces, también tiene que aprender a morigerar. Esto de traer al abogado español y todas estas personas para acá, no sé en qué puede ayudar. Va a hacer una puesta en escena claramente de izquierda y eso yo no creo que vaya a ayudar. Pero en fin, que lo haga, pero que llegue luego el 12 de septiembre y empecemos a mirar para adelante de otra manera. Hay que sacar las leyes que la gente quiere, hay que buscar los acuerdos para sacar adelante el tema de las pensiones, la salud, la educación y todo eso.
- ¿Qué rol juega la Iglesia en esto?
- Yo creo que tienen que surgir algunos pastores que muevan la aguja. No podemos seguir con el dolor tremendo de los pecados de la Iglesia que hicimos en Chile los últimos 10 años y tenemos que salir a anunciar a Cristo y hacerlo desde el amor y la paz y no hay nada más distinto al evangelio que esconderse en nuestros nichos ideológicos. Tenemos que salir a buscar caminos nuevos. Estamos en el siglo XXI y seguimos todavía con ideologías del siglo XX. Entonces, uno puede seguir siendo de derecha, pero también mirando un poquitito el bien de Chile y esperar que Boric se dé cuenta que no puede seguir gobernando para un 28% de gente que lo sigue, sino que tiene que gobernar para Chile.
"El problema es que el Presidente Boric es un revolucionario y nadie te lo puede negar".