"Mi sueño siempre fue llevar a cabo un proyecto trascendente, que le diera valor a Viña del Mar"
Poco tiempo aguantó Antonio Bloise (57) fuera de las pistas tras la venta de su cadena de restaurantes Santa Brasa y Don Bife al grupo peruano Wiese. El año 2021, en plena pandemia, se hizo del café bistró Millefleur, en Casa Costanera, Vitacura, y desde ahí comenzó a trepar nuevamente en el mundo de la gastronomía, con locales en Santiago y los dos que estrenó esta semana en la subida Los Ositos de Reñaca, una nueva cafetería Millefleur y el Carmine, de comida italiana, alojados en un multiespacio que también alberga oficinas y una terraza para eventos con la que quizás sea la mejor vista de la bahía de Valparaíso.
"En el fondo, mi vida es hacer cosas, o sea, a mí me gusta trabajar, que mucha gente confunde eso con el concepto de hacer dinero. No, lo mío es trabajar sin pensar en la recompensa ni en el éxito que vaya a tener, independientemente de que el resultado siempre es el que te motiva. Al menos, es lo que me mantiene activo", dice moviendo sus manos.
-Suena un poco contracíclico invertir en estos tiempos, ¿no? Más aún en esta región.
-Puede ser. Pero es justamente lo que pude ver después de lo de Santiago. Ya tenía una buena experiencia y se presentó la oportunidad de hacer un proyecto inmobiliario junto a Giorgio Mazzino, que es mi socio en la parte inmobiliaria. Era la oportunidad de hacer un proyecto que, creo, va más allá de lo gastronómico: un proyecto trascendente para el lugar. Es una manera de, siempre digo yo, darle valor al lugar donde uno vive y hacer algo que ayude a mejorar también la calidad de vida de las personas de esta ciudad. Creo que puede ser un tremendo aporte. Parte de mi vida personal ha sido hacer cosas sin pensar, donde yo creo que estoy motivado y tengo las ganas para empujar un carro que, a simple vista de alguien que no es muy del rubro, puede ser una cuestión dura.
-¿Qué espera que sea?
-Algo que trascienda y que ayude también a la gente que está que está en el sector o al viñamarino a tener un lugar donde se sienta cómodo, confortable y quiera pasar un buen momento. Es una zona que ha crecido mucho, había un gran desarrollo inmobiliario y un traslado de mucha gente de Viña y de Santiago a vivir acá por la pandemia. Quise apostar por algún desarrollo gastronómico al nivel de Santiago o de las grandes capitales, como Buenos Aires o el propio Lima.
-¿Se puede saber de cuánto es la inversión?
-Se divide en dos partes: una, la inmobiliaria, apunta al edificio como inversión y asciende a unos 4 millones de dólares. Por otro lado, tenemos la inversión en la parte gastronómica de un millón de dólares. Son dos líneas. La inmobiliaria va por el lado de la renta y la gastronomía por el lado retail de la gente.
-¿A qué público apunta?
-Más que a Bosques de Montemar, a la gran hotelería de Viña del Mar, a que la gente tenga un panorama el fin de semana para ir a comer. Te hablo de los asistentes a los seminarios, a reuniones de negocios. Apostar solo por Concón y Bosques de Montemar sería un proyecto de otra dimensión.
-¿Cuál es la capacidad de los restaurantes?
-En total tenemos tres áreas. El Millefleur, que sirve cafetería y desayunos, para unas cien personas. Después tenemos el Carmine, para otras cien. Y un espacio en la terraza para cien más. Funcionarán todo el día. Creo que la vista hacia Viña y Valparaíso también atraerá a mucha gente a tratar de hacer sus reuniones empresariales en este lugar. De hecho, ya tenemos bastantes reservas de de empresas y eventos que se interesaron.
- ¿Qué hay de sus otros negocios? -Sigo hoy día por un lado con el negocio inmobiliario, por otro lado está el negocio gastronómico. Ya tengo en Santiago cuatro restaurantes: el Carmine, el Millefleur, otra cafetería para llevar y el Cosenza, una pizzería. Sigo con mi empresa de alimentos, fabricando las marcas propias para las cadenas de supermercados en todo lo que son productos para el desayuno.
-Construir es algo nuevo para usted, ¿no?
-En el tema inmobiliario y financiero tenemos ahí varios varios negocios que que estamos desarrollando junto con Giorgio (Mazzoni). Hicimos este edificio y estamos evaluando seguir construyendo. La verdad, es un área donde yo no he tenido mucha experiencia y sin embargo ésta ha sido bastante gratificante.
-¿Es buen negocio invertir en esta región?
-Mira, yo siempre he creído en mi ciudad. Vivo acá, mis hijos estudian o estudiaron en los colegios de acá, hago mis compras en el supermercado, tengo cuenta en el banco local y soy hincha del club de fútbol de Viña del Mar. Yo soy de acá y siempre lo seré, independientemente de que aprendí a salir afuera con mi negocio.
-¿Y qué hay de los factores económicos y políticos?
-Creo que esas dos variables hay que tenerlas siempre en consideración al momento de desarrollar un proyecto. Eso implica tomar ciertos resguardos. Por lo mismo, yo tengo socios. Quizás en otros tiempos me metía solo. Ahora siento que todo lo que hemos hecho está bien medido. Tengo muy buenos socios.
-¿Qué le ha parecido la gestión de la alcaldesa Ripamonti?
-Yo siempre me he considerado una persona políticamente bien equilibrada. Me tocó relacionarme y conocer a diversos alcaldes. No he tenido la suerte de estar con ella, pero me alegra que haya gente joven. No le ha tocado fácil, por la pandemia, el incendio y otras situaciones complejas. Pero creo que de alguna manera ha sabido sortearlas con éxito. Yo solo le deseo que le vaya lo mejor posible, porque eso genera beneficios para todos.
"Siempre he creído en mi ciudad. Vivo acá, mis hijos estudian acá, compro en el supermercado, tengo cuenta en el banco local y soy hincha del Everton de Viña del Mar". "Este sitio es para la gente que está en el sector o para el viñamarino que busca tener un lugar donde se siente cómodo y confortable y quiera pasar un buen momento"