Equilibrio ausente
En el texto, se trata la problemática a secas, sin considerar que campamentos ya asentados son muy distintos a los que llevan a cabo organizaciones criminales que luego venden los terrenos y otorgan una supuesta 'protección' a quienes viven ahí".
Esta semana la suerte no acompañó a la ministra del Interior, Carolina Tohá. Las críticas de las que fue objeto principalmente por el veto del gobierno a la Ley de usurpaciones, dieron material a la oposición para hincarle el diente a la jefa del gabinete.
Hasta ahora, Tohá había logrado surfear las inquisiciones de la derecha, pero esta semana tuvo que hacerse cargo de una normativa polémica y que debía ser tratada con sumo cuidado, pues afecta a los más vulnerables del país. Pese a las olas, Tohá fue capaz de liderar la cruzada gubernamental por los vetos y echarse encima a la oposición, sin entrar en la pelea inútil y defendiendo lo que el gobierno presentó, aun cuando quizás no esté de acuerdo con aquello.
Porque el problema de la ley de usurpaciones no es solo de Tohá. Es de un gobierno que lleva ya dos años improvisando, sin entender la necesidad de la negociación en política ni la lógica de la oposición, que ellos mismos utilizaron en su momento, y que apunta precisamente a oponerse a todo lo que vuela. Y qué mejor muestra de aquello que el Partido Republicano que ha usado la crítica permanente como base de su popularidad.
Tohá ha tomado el guante para intentar, por una parte, arreglar los desbarajustes del gobierno y, por otra, ser la cara visible de la derrota en el Congreso. Porque no es el ministro de la Segpres, Alvaro Elizalde, el que se ha hecho cargo de la situación, sino ella.
Pero la situación no solo tiene que ver con el trabajo legislativo del gobierno, sino también con un afán populista que se ha instalado en el Congreso y sobre el cual el gobierno no ha podido luchar. La denominada Ley de Usurpaciones no es la primera normativa que surge desde la intención de "proteger" a la ciudadanía frente a la "delincuencia desatada" y el narco. Pero en ese propósito de hacer realidad la "lista de supermercado", en el hemiciclo termina pesando más el entusiasmo pasional por el voto futuro, que la racionalidad.
Entonces todo sale a medias. Nadie queda contento ni completamente enojado. Pero cuando se dan cuenta de los errores, comienzan las recriminaciones cruzadas. Y aquello es lo que terminó sucediendo esta semana.
¿Es una normativa bien hecha? No, pero aquello se explica por más elementos que solo el peligro de que las personas que viven en campamentos instalados hace años puedan terminar con penas de cárcel, como quienes habitan la Manuel Bustos o Felipe Camiroaga en nuestra región, que tal como se mencionó en este mismo diario, es la segunda a nivel nacional con mayor cantidad de terrenos tomados, al mismo nivel que La Araucanía y apenas por detrás del Biobío.
Allí reside otro de los problemas que la ley no aborda: la diferencia en las motivaciones que originan las tomas. En el texto, se trata la problemática a secas, sin considerar que campamentos ya asentados son muy distintos a los que llevan a cabo organizaciones criminales que luego venden los terrenos y otorgan una supuesta "protección" a quienes viven ahí. Y ambas realidades distan mucho de lo que sucede en la Araucanía y parte del Biobío, más ligadas al conflicto mapuche.
En vez de ahondar en aquello, los parlamentarios se preocupan más de quién sale en cámara victorioso o victoriosa, obviando que lo anterior marca la diferencia entre una muy mala ley -y hasta inhumana- o una muy buena normativa. Allí cobran relevancia las palabras del propio presidente al respaldar a Tohá: "Lo que tenemos que hacer es preocuparnos de no criminalizar y de ser cuidadosos de cómo evitamos que hayan usurpaciones, sin criminalizar a la pobreza, y ahí hay equilibrios que son difíciles de encontrar".
Una vez más, son esos equilibrios los grandes ausentes en el debate, tal como ha sido la tónica de los últimos años. Nuevamente, falta conversación, negociación y dejar de competir por la cuña fácil. Porque mientras el gobierno siga improvisando y el Partido Republicano continúe generando políticas populistas, los afectados serán, lamentablemente, los que más se debe proteger. 2
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