El alcalde de Concón en la mira
Puede que no sea la forma, pero esta película la hemos visto tantas veces antes. Empezó la carrera municipal y sólo queda aceptarlo.
Amenos de 20 días del 27 de octubre, fecha que marcará el día uno de la carrera de 365 jornadas que componen la maratón para las próximas elecciones municipales y de gobernadores regionales del año 2024, las máscaras han comenzado a desaparecer y las intenciones a sincerarse.
Lo más reciente es el caso del alcalde independiente de Concón, Freddy Ramírez, uno que había llevado la fiesta en paz hasta la semana pasada, cuando comenzaron a arreciar las demandas por tutela laboral de su exdideco Carmen Gloria Martínez y de su exjurídico Sebastián Astuya, lo que redundó en acusaciones de que el jefe comunal llevaba una mala relación con sus empleados y con el Concejo Municipal, además de cuestionamientos a su plan de construcción de un nuevo centro cívico. Se suma a ello la renuncia de su jefe de gabinete, César Sanhueza, quien nunca dio el tono, y una campaña desatada de un portal electrónico en contra del alcalde y su gestión. Atrasito de él deben haber, cómo no, intereses electorales de un sector político que lo único que ha hecho es farrearse la comuna en todas las elecciones desde 1995 a la fecha, incluso llevando dos o tres candidatos y hasta uno tránsfuga como ocurrió en los últimos comicios.
Sin dedicarse a enlodar la trayectoria del exalcalde Óscar Sumonte, cual ha sido la tónica de todos sus pares del Gran Valparaíso (Melipillán vs. Viñambres, en Quilpué; Toledo vs. Sabat, en Villa Alemana; para qué hablar de Sharp y Ripamonti, en Valparaíso y Viña del Mar), a Ramírez le ha tocado trabajar calladito en los que quizás sean los años más duros de la comuna, con una pandemia que redundó en un crecimiento de la población pocas veces visto en virtud del traslado definitivo de capitalinos a sus segundas viviendas, y la eterna dicotomía de, pese a ser una comuna pequeña, tener la paradojal característica de aportante al Fondo Común Municipal.
Afrontó estoico los desastres del Punta Piqueros (sin pisar el palito de la agotadora Corporación Pro Defensa del Patrimonio) y de los socavones en las dunas. Se preocupó del Concón rural y del sector de Bosques de Montemar. Para solucionar el taco de la rotonda, abrió un giro a la izquierda en la F-30-E frente a Enap y santo remedio.
Tal vez lo más seguro es que no gane la reelección.
Así y todo, dejará más legado que tantos otros que se llenan la boca con la comuna y poco han hecho.