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DE TAPAS Y COPAS

POR MARCELO BELTRAND OPAZO, CRÍTICO GASTRONÓMICO
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La noche tiene algo de magia cuando la música lo invade todo. La noche, la música y las personas bailando y cantando tienen algo que libera. Si observamos a los que bailan mientras lo hacen, encontraremos que nos une algo, sin conocernos, sin hablarnos, sin compartir ideas políticas o religiosas, sin nada, nos une algo, ese algo que nos remite a nuestros orígenes, nos lleva a tiempos inmemoriales, donde el bailar y los sonidos de los tambores convocaban a toda la comunidad de la aldea a celebrar, a moverse y gritar en torno al fuego, a celebrar una fecha, la caza de una fiera, el nacimiento de un nuevo ciclo, etc. Celebrar por celebrar.

Hoy, hacemos algo similar, eso no ha cambiado en lo absoluto, nos seguimos reuniendo y seguimos bailando junto a otros que no conocemos y con quienes nos une sólo las ganas y el espíritu de movernos al ritmo de una canción y sentir, entre luces y cantos desafinados, que estamos juntos, bailando y riendo, sólo eso. Juntos.

Nunca debemos olvidar que bailar es una actividad que tiene muchos beneficios para la salud física y mental. Porque durante el baile se usa todo el cuerpo y los sentidos, lo que ayuda a quemar calorías, controlar el peso y aumentar la resistencia al esfuerzo. Además, bailar es un desestresante ideal, puede mejorar la vida. Además, bailar favorece las relaciones sociales.

El viernes pasado se reabrió el mítico local viñamarino Chez Gerald, ahora transformado en un Social Club. Emplazado en el mismo lugar desde 1956, este restaurante ha albergado a generaciones completas, tanto en celebraciones como en noches llenas de alegría y música. Todos los viñamarinos han estado alguna vez en el Chez Gerald. Todos saben dónde está. Todos recuerdan alguna anécdota, alguna historia. Es por eso que su reapertura es tan importante para Viña del Mar, porque este local es parte de una historia común de los viñamarinos, una historia que se sigue y se seguirá escribiendo hoy con este nuevo concepto.

El Chez Gerald (o la casa de Gerald) es un clásico, es parte de la ciudad y su historia.

Todo comenzó en la terraza, con un espumante, vimos el atardecer y llegar la noche. Poco a poco el ambiente se iba llenando de expectación y alegría. Poco a poco comenzaba el camino de una nueva etapa en el mítico local. Luego pasamos al salón, donde la música ya nos invitaba a bailar. Después que llegaron las cervezas, nos entregamos a la música; todos salieron a la pista y no pararon hasta la madrugada.

Ese viernes 6 de octubre me encontré en una mesa con un médico de 84 años y su esposa de 78, bailando como lo hacían en la década de los setenta. Felices. Más allá vi bailar al dueño del mítico Bar Inglés. Me encontré con más gente, personas que celebraban el estar juntos bailando en el mejor lugar que podían estar, porque el Chez Gerald reúne algo que otros locales no, es un clásico de Viña del Mar, el lugar de encuentro de generaciones.

Cristián Tello, la cabeza de esta nueva propuesta, lo dijo en estas mismas páginas el 3 de octubre: "El concepto es tener bandas, café concert y stand-up comedy, apostar al espectáculo pensando también en el turista de la región y particularmente de Viña del Mar".

Abrirá los viernes durante octubre, en una primera etapa, para luego incluir los sábados en noviembre y aprovechar todos los días el bar y la terraza.

Este espacio, además, viene a llenar una necesidad en Viña del Mar. Viene a llenar aquello que casi olvidamos en tiempos de pandemia, que es la noche y su celebración. Todos recordarán lo que vivimos (como sobrevivientes de una pandemia), encerrados sin poder salir a la calle ni juntarnos con nuestros seres queridos. Todos recordarán ese tiempo. Rememoraba esto mientras veía bailar feliz a la gente la noche de la reapertura. El encierro de la pandemia a muchos nos hizo pensar en todo lo que se tiene y en lo poco que se valora. Desde el abrazo y el saludo cotidiano a la conversación y al paso de conocidos en un café cualquiera, porque en ese tiempo se fueron las celebraciones y grandes fiestas, no más cumpleaños en casa de amigos; no pudimos ir más a un café ni a un restaurante. Nos alejamos y se instaló el miedo. Añoramos lo que teníamos, es decir, la cotidianeidad del encuentro en la calle.

No pude dejar de pensar en todo eso mientras bailaba y me sentía como todos y todas esa noche de reapertura y reencuentros. Me di cuenta de lo bien que hace bailar, de lo liberador que resulta, de lo catártico. Si bien es algo que me pasa y nos pasa a todos, creo que fue constatar lo bien que le puede hacer a la ciudad esta reapertura del Chez Gerald.

El Chez Gerald Social Club ofrece hoy la música y la seguridad para bailar y beber un trago. Venir junto a otros a simplemente cantar y bailar, creo que es lo único que tenemos que hacer. Yo me apunto. Esta noche nos vemos en el nuevo Chez Gerald Social Club.

- Chez Gerald Social Club

- Avenida Perú 496, Viña del Mar


Chez Gerald Social Club, la magia de la noche viñamarina