El "fuego amigo" a la delegada González
Duros cuestionamientos surgieron desde la oposición y el oficialismo en contra de la representante del Presidente en la zona. Los desaciertos en seguridad pública son signos de un agotamiento que merma la confianza ciudadana en la delegada presidencial y su gabinete.
En una sorpresiva declaración, que bien pudo estar en boca de un parlamentario opositor, la diputada PPD Carolina Marzán fustigó con fuerza a la delegada presidencial, Sofía González, a quien asigna toda la responsabilidad de los robos sufridos por los dueños de departamentos en los edificios Kandinsky y Mirador. "Esta lamentable situación viene a coronar una serie de errores y negligencias que dan cuenta de un nivel de improvisación y falta de preparación inaceptable. Frente a esto es lícito cuestionar la coordinación liderada por la delegada Sofía González", dijo con dureza Marzán, en la intervención pública más dura hecha por una autoridad oficialista contra la jefa regional. La diputada fue un paso más allá y junto con enviar un oficio para que González explique las medidas de seguridad en torno a los edificios evacuados debido a los socavones, acusó a la delegada de no recibir a las organizaciones vecinales que tratan de encontrar una explicación para sus problemas.
Las expresiones públicas de Marzán abren una brecha con el Gobierno y otros parlamentarios del Socialismo Democrático, que hasta ahora se habían cuadrado en la defensa de Sofía González, pese a los cuestionamientos surgidos contra su gestión, principalmente en el ámbito de la seguridad. Este quiebre en el oficialismo y las presiones aumentadas para lograr la salida de González traen al debate el postergado recambio de autoridades regionales. Los desaciertos en seguridad pública, la falta de coordinación con autoridades comunales para resolver problemas de largo aliento y la incapacidad de convocar al mundo privado para un gran acuerdo en torno a los proyectos indispensables que deben ser priorizados y facilitados, son signos de un agotamiento y merman la confianza ciudadana en la delegada presidencial y su gabinete. El cuestionamiento a su liderazgo, ahora no desde la oposición, sino del centro mismo de los parlamentarios de Gobierno, plantea un escenario de incertidumbre que la Región no está en condiciones de aguantar.