"Creo que siempre debe existir el reconocimiento a los docentes"
Geisha Bonilla es una profesora de lenguaje oriunda de La Serena. Allí vivió casi toda su vida dedicándose a la educación. Sin embargo, a sus 54 años decidió dar un giro radical, impulsada por su pasión en las lenguas de los pueblos originarios.
En 2020 aterrizó en Isla de Pascua para convertirse en la directora del Colegio Lorenzo Baeza Vega. Llegó poco antes de la pandemia y hoy, tres años después, ha transformado completamente el establecimiento, generando un vínculo inédito con la comunidad rapanui.
Es por esta labor que hoy está nominada entre los 10 profesores finalistas del Global Teacher Prize 2023, conocido como el "Premio Nobel de la educación", que entrega 1 millón de dólares al ganador. Entre más de 7 mil postulaciones y nominaciones de 130 países, Bonilla es la única latinoamericana en la lista. Por si fuera poco, también fue reconocida entre los mejores directores del país por los premios LED (Líderes Educativos Directivos).
"Es un orgullo"
- ¿Cómo se toma este reconocimiento?
- Es un orgullo para mí y una responsabilidad enorme, sobre todo en el contexto en el que estoy. Este es el primer colegio que se instaló en Isla de Pascua, prácticamente todo Rapa Nui ha pasado por esta escuela, y por esto mismo, fue una desafío enorme asumir su dirección. Este reconocimiento a mi trabajo yo digo que no es tanto personal, si bien uno lidera, hay todo un equipo que ha creído en aquellas situaciones que se han planteado para la mejora continua del establecimiento. Me lo tomo con mucha responsabilidad porque involucra seguir aportando y realizando todo tipo de acciones en beneficio de todos aquellos que forman parte de este colegio.
- ¿Cuáles son las principales iniciativas que ha impulsado desde que llegó al colegio?
- Una de las cosas que me llamó la atención cuando llegué fue que no existiera ese reconocimiento de la comunidad a su escuela. Por lo mismo, empezamos a trabajar en darle un sentido de pertenencia, haciendo que la comunidad se involucrara en ideas para embellecer el establecimiento con un sello rapanui. También hicimos acciones con familias para que se reencantaran con la escuela. Por ejemplo, organizábamos sábados para la mujer, campeonatos de fútbol para los papás, y así el colegio volvió a formar parte de la comunidad. En muchas actividades involucramos a los apoderados. Creamos el bus de la alegría que visitaba a todos los estudiantes a sus casas, entre otras iniciativas.
Mayor vitrina
- ¿Cree que son necesarios este tipo de premios para los profesionales de la educación?
- Yo creo que siempre debe existir el reconocimiento a los docentes, porque de esta forma se visibiliza lo que hacen los profesores y los directores en los colegios. La mejor retribución que puede tener un docente es que se le reconozca con una palabra y se valorice su labor. Hay tantos trabajadores de la educación en todo el país que realizan un gran trabajo y no son reconocidos. Nuestro país tiene que empezar a valorizar más el trabajo de los profesionales que se dedican a la formación de los niños y niñas, porque son ellos los que van a dirigir los destinos del país.
- ¿Cuál siente que es la importancia del rol de los directores en la sociedad?
- Los directores son agentes de cambio. Yo he sido docente de aula y me di cuenta que uno puede tener muchas ideas, pero si no hay un líder que te guíe, que te oriente y que tenga esa mirada macro con relación a qué es lo que se necesita, nunca se van a lograr los resultados. El director es el primero que tiene que tener una serie de habilidades, entre las que para mí es fundamental la flexibilidad y la comunicación efectiva. Como agentes de cambio, tienen que estar siempre actualizados con las políticas públicas, en lo nuevo que se avizora, para anticipar lo que va a ocurrir y prever ciertas situaciones.
Trayectoria
- ¿Cómo llegó a trabajar en Isla de Pascua?
- Yo soy profesora de lenguaje y quise postular por una inquietud personal con relación a la lengua de los pueblos originarios. Asumí en marzo de 2020, justo cuando llegó la pandemia y la isla se cerró. Sin embargo, yo creo que las cosas pasan por algo, ya que ese tiempo de receso, que duró hasta junio, lo aproveché para comprender la cosmovisión rapanui, leí mucho y me rodeé de muchas personas que me ayudaron a conocer todo el contexto de la isla.
- ¿Dónde había trabajado antes de tomar este nuevo desafío?
- Yo he vivido toda mi vida en La Serena. Allí fui profesora de lenguaje y filosofía en colegios particulares y particulares subvencionados. Partí siendo profesora de aula a los 23 años y después me dediqué a formar profesores en universidades e institutos profesionales. Luego de eso, nuevamente decidí volver a los colegios, pero como directora. Tuve mi primera experiencia en este cargo en el colegio Gabriela Mistral de Monte Grande. Ese fue mi último trabajo antes de partir a Isla de Pascua.
- La violencia escolar es uno de los temas más discutidos en educación ahora. ¿Cómo aborda usted esta problemática?
- En estos casos tienen que intervenir todos los actores dentro de una comunidad educativa, no sólo el colegio. La comunidad involucra instituciones y también la familia. Nosotros trabajamos con una red de apoyo muy grande en la isla que involucra a muchos actores: profesores, padres, autoridades, etcétera.
"Nuestro país tiene que empezar a valorizar más el trabajo de los profesionales que se dedican a la formación de los niños y niñas".