Por un muelle de trámite acelerado
Los gremios del turismo de pasajeros valoraron el anuncio de un muelle para cruceros en Valparaíso. La condición de Valparaíso y las oportunidades que representa la industria de pasajeros para la comuna y su entorno ameritan una precisión mayor de las autoridades.
No una, sino dos naves de pasajeros de gran envergadura podrá atender simultáneamente el muelle con uso preferente de cruceros anunciado esta semana por la Empresa Puerto Valparaíso (EPV), en el marco del gran acuerdo de expansión portuaria que suscribió con el alcalde, Jorge Sharp, y el gobernador regional, Rodrigo Mundaca. Aunque esta fue una primera señal del compromiso asumido por el Estado chileno para expandir y desarrollar el turismo internacional en Valparaíso, el anhelo de un muelle exclusivo es tan viejo como las primeras grandes naves de pasajeros que recibió la ciudad, sin que hasta el minuto haya el asomo de un proyecto concreto, recursos asignados o estudios indicados para implementar dicho sueño. El apoyo incondicional anunciado por la Corporación de Puertos del Cono Sur y la Federación de Servicios Turísticos de Valparaíso (Fesetur) es una señal potente de que el proceso debe ir con rapidez, materializándose en una iniciativa específica, con responsables conocidos y plazos desafiantes. La condición de Valparaíso y las oportunidades que representa la industria de pasajeros para la comuna y su entorno ameritan una precisión mayor de las autoridades. ¿Quiénes? ¿Cuándo? ¿Cómo? Son todas preguntas que surgen en un momento que concentra tantas expectativas de un sector de la ciudad tan postergado y sensible, que ameritan un ejercicio de responsabilidad política de todas las autoridades que el lunes suscribieron el compromiso público de cumplir con este anuncio. Un muelle de cruceros puede revitalizar un área de la economía porteña que tiene todo para alcanzar renombre internacional, pero han sido tantas las promesas incumplidas en los últimos quince años, que muchos miran su anuncio con una razonable cuota de excepticismo, incluso suspicacia, más aún cuando todo esto ocurre al inicio de un duro ciclo electoral. Queda en manos de la mismas autoridades demostrar que aquí no hay espacio ni siquiera para esa duda razonable.