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Respecto de su propia posición frente al plebiscito próximo, Cuello indica que "la vamos a definir como partido en conjunto con el resto de las fuerzas oficialistas", y que aún es "prematuro adelantar escenarios".

"Va a ser finalmente el pueblo chileno quien tome la decisión del plebiscito. Por lo tanto, lo principal hoy es enfrentar este proceso y contribuir a que la ciudadanía tenga claridad respecto de los efectos de este texto propuesto, para que juzgue si recoge o no sus demandas", estima.

Desde la vereda opuesta, el también diputado Luis Sánchez (Republicano), concluye que "no hay nada malo en que se expresen las mayorías, que es un signo de toda democracia", no obstante, "el Consejo siempre privilegió la búsqueda de acuerdos y el diálogo", aprobando la manera en que se dio el trabajo al interior de la instancia que dio vida a esta nueva propuesta.

"Creo que el resultado es reflejo de un trabajo duro y serio por parte de los consejeros constitucionales. Un trabajo que se distanció radicalmente de la convención fracasada y rechazada, que quiso dividir al país, imponer la desigualdad en nuestro sistema judicial y puso en peligro derechos tan básicos como la propiedad privada", sostiene.

"Este proyecto se distancia radicalmente de ese modelo de extrema izquierda y garantiza la libertad, que es después de la vida el derecho más básico que tenemos las personas", lanza el representante republicano, quien cree que se trata de "una propuesta que debiese dejar tranquilos a todos quienes creemos en una sociedad libre y que da garantías para votar a favor".

En revisión

La abogada y también miembro de la Comisión Experta, Paz Anastasiadis (DC), indica que hoy por hoy está "revisando con apertura y también con la preocupación de no haber logrado avanzar correctamente en materia de derechos sociales" el texto que concluyó el órgano constitucional y que se votará este lunes. "Debemos leer la propuesta pensando en el país", manifiesta.

Su visión preliminar sobre lo conocido es que se trata de "un texto que perdió el camino de la transversalidad, faltaron mayores esfuerzos en dicha tarea en cada uno de los sectores políticos. Extrañé una voluntad irrestricta de actuar por el país por sobre las convicciones sectoriales", dice.

"Nos encontramos con un texto con luces y sombras, que puede terminar siendo interesante para la ciudadanía cuando comience a conocer sus normas, como sistema político; las consagraciones, por primera vez, del cuidado, la conciliación de vida familiar y laboral, paridad, los deberes para los ciudadanos, medio ambiente, agua, vivienda y un Estado Social y Democrático de Derecho", apunta la asesora parlamentaria, aun cuando insinúa que "algunos derechos sociales que consagran modelos económicos vigentes, terminan restringiendo el debate público más allá incluso que la Constitución del '80".

El también abogado y exconvencional Ruggero Cozzi (Ind. RN) califica la propuesta con buena nota. "Me parece que es un texto que en general le hace bien a Chile. Primero, porque es una Constitución que funciona en sus instituciones y porque está conectada con los principales anhelos de la ciudadanía, como por ejemplo, crear una defensoría de las víctimas, o garantizar la libertad de elección, por ejemplo, poniéndole fin a la tómbola educativa", estima.

El profesor de la Universidad Los Andes complementa indicando que "es una Constitución a favor de la gente, y que además nace de un gran consenso y es lo suficientemente transversal, porque aquí se han respetado en todo momento las doce bases fundamentales del proceso, que son el corazón de este texto".

"Por esto, esta propuesta establece un estado social y de derecho con subsidiariedad, por eso reconoce a los pueblos indígenas pero sin plurinacionalidad. Decir que es una constitución partisana, es completamente falso y exagerado", apunta, haciéndose cargo de algunas críticas que ya han surgido a la propuesta.

Cierre del proceso

Más consenso -aunque con bemoles, sin duda-, parece haber en torno a si esta segunda intentona constitucionalista debiese ser la definitiva, más allá de si el texto propuesto termina convenciendo a una mayoría de ciudadanos en el referéndum del 17 de diciembre próximo.

"Creo que el país tiene que cerrar la discusión constitucional en diciembre", recomienda Ruggero Cozzi. "Si gana la opción 'a favor', se le pone punto final a la discusión sobre la Constitución. Pero, lamentablemente, si gana la opción 'en contra', el PC y otros partidos del Gobierno van a tratar de volver una vez a más a tratar de crear una asamblea constituyente, y eso me parece sumamente inconveniente para el país", proyecta.

Esa "reapertura" -en caso de imponerse una mayoría que desapruebe el segundo borrador- la descarta Magaly Fuenzalida, asegurando que tanto el Presidente Gabriel Boric como el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, han expresado la inconveniencia de reabrir un nuevo proceso en lo inmediato.

"Me parece bien, el país necesita estabilidad y eso lo han visualizado desde todos los sectores (…) Debemos ser capaces de decantar y analizar ambos procesos, para aprender de los errores cometidos y mejor preparados quizás en el mediano plazo pensar en un proceso nuevo", afirma Fuenzalida, reconociéndose "apenada" por no concluir en un "buen texto", pero también convencida de las lecciones a sacar.

"Ya dibujamos una ruta, sabemos cuáles son los pro y los contra, fuimos capaces de levantar un catálogo de derechos sociales, que es lo que como ciudadanía anhelamos hace tiempo, y también sabemos quiénes estamos por alcanzarlos y quiénes no", valora.

Coincidente también es la voz del diputado Luis Sánchez, aunque en su caso basa su visión en una expectativa de triunfo de la opción que apoya.

"Este proceso constituyente ya se ha alargado lo suficiente y la gente lo resiente hace rato. Junto con la pandemia, este proceso ha provocado una inestabilidad política, laboral y económica que no aguanta más. Por eso es importante ponerle punto final al proceso a fin de año con un resultado que resuelva esto de forma definitiva y no puedan insistir quienes quieren mantener la inestabilidad y la incertidumbre en nuestro país. Eso sólo lo logra el voto 'a favor', mientras que el 'en contra' mantiene la incertidumbre", afirma.

"No tengo ninguna duda: no podemos continuar exponiendo al país a vivir un eterno proceso constitucional", manifiesta Paz Anastasiadis.

"Si no se logra aprobar este texto, Chile merece una pausa constitucional, volver a convencerse de la relevancia democrática de la colaboración y los acuerdos reales. Esta lógica de trincheras nos está llevando únicamente al inmovilismo y a tropezar con el fracaso. Y de aprobarse, el proceso es distinto, el poder constituyente vuelve definitivamente al Congreso Nacional y será desde allí que deberán alcanzarse importantes acuerdos que permitan una sana transición constitucional y adecuación de leyes que se dicten conforme a ésta", indica.

Posible TERCERA VÍA

Aunque asegura que su posición es que "hasta aquí debiese llegar el proceso de búsqueda de un nuevo texto constitucional", el exconvencional Raúl Celis estima que en caso de que el documento emanado desde el Consejo tropiece en las urnas en diciembre, podría habilitarse una nueva vía, aunque él se inclinaría hacia la opción "a favor".

"Las mejoras que puedan hacerse a la Constitución del '80, o del 2005, en caso de que se rechace la propuesta, creo deben hacerse a través del Parlamento, considerando que los quórum de modificación, después de haberse cambiado recientemente a través de las reformas, hoy son bajos", plantea el exjefe regional sobre los cuatro séptimos que se necesitan para los replanteamientos constitucionales.

En tanto Miguel Ángel Botto no teme disentir, aunque con una reflexión alternativa. "El proceso constitucional tiene que continuar, de todas maneras. Siempre van a continuar: los textos no son piedra. Tuvimos grandes reformas el año '89 y el año 2005, ¿por qué no podríamos tener grandes reformas el año 2026, una vez que sea elegido el nuevo parlamento?", se cuestiona.

"Creo que debemos dar un paso, dejar atrás al dictador y mirar a futuro, que este texto se puede ir perfeccionando", cierra el exconstituyente, quien dice estar reflexionando sobre sus posturas en torno al texto, aunque le tienta "de una vez por todas sacar la figura del dictador Pinochet del texto constitucional". 2

(Es) un texto que perdió el camino de la transversalidad, faltaron mayores esfuerzos en dicha tarea en cada uno de los sectores políticos".

La mayoría circunstancial del Partido Republicano, sin aprender de los errores del proceso pasado, se atrincheraron apoyados por RN y la UDI, y prácticamente hicieron de nuevo dicho anteproyecto".

Las mejoras que puedan hacerse a la Constitución del '80, o del 2005, en caso de que se rechace la propuesta, creo que deben hacerse a través del Parlamento".

Es importante ponerle punto final al proceso con un resultado que resuelva esto de forma definitiva y no puedan insistir quienes quieren mantener la inestabilidad y la incertidumbre en nuestro país".

17 de diciembre se sometería a las urnas el texto emanado por el Consejo, si es que se aprueba mañana.

217 artículos contiene la propuesta. De ser ratificada se le presentará al Presidente el 7 de noviembre.

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