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"Una izquierda que se atrinchera en el 30% con una retórica marxista no sirve"

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Una frenética seguidilla de acontecimientos protagonizó, por estos días, el excanciller Heraldo Muñoz Valenzuela. En espacio de seis jornadas anunció, a través de una sentida carta, su renuncia al Partido por la Democracia (PPD), colectividad de la que fue su presidente entre 2018 y 2021, y su abanderado presidencial en ese último año; al mismo tiempo comunicó su retorno al Partido Socialista (PS), e incluso -apenas reinscrito en los registros- el fin de semana pasado vivió su "primer" Congreso Socialista, donde fue vitoreado en su presentación junto a otros insignes que volvieron a fichar por el partido en el cual militó por dos décadas.

Por si fuera poco, momentos antes de responder esta entrevista, el diplomático y académico emprendía rumbo a Nueva York, donde participaría de varias actividades de la Fundación Príncipe Alberto de Mónaco, la iniciativa que creó el soberano hace 39 años para impulsar iniciativas de cuidado ambiental, y de la cual es parte de su directorio.

En la misiva de "despedida" que distribuyó entre los militantes del PPD, Muñoz reconoció haber cumplido un "ciclo" en la colectividad, que definió como parte de la "fuerza determinante" creada para enfrentar a Pinochet en el plebiscito del '88 "e impedir el fraude", añadiendo que nunca dejó de sentir su pertenencia al Socialismo.

"En el PPD encontré compañerismo e hice grandes amistades, que confío mantener. Tuve el privilegio de encabezar el partido en un momento difícil, contribuir a sacarlo adelante después de un período de retroceso, y ganar una primaria nacional abierta para ser su abanderado presidencial", escribió el también exministro de Segegob.

- Ya algo expresó en su carta, pero ¿qué sensaciones lo abordan tras dejar la militancia del PPD después de más de tres décadas?

- Tengo sentimientos encontrados. En el PPD hice grandes amistades y valoré sus enormes aportes al progresismo en temas como la protección del medio ambiente, océanos, diversidad sexual y de género, derechos de los pueblos indígenas, la innovación científica y tecnológica, los desafíos de la Inteligencia Artificial y otros. Por otra parte, milité en el PS durante casi dos décadas desde 1971, y pasé una parte determinante de mi vida política en el PS. En el PPD he recibido muchas expresiones de respeto a mi decisión, y ha habido una combinación de tristeza por mi partida, junto a valoración por mi contribución al PPD y al progresismo. Sentí algo similar de mi parte. Y en el PS se me acogió fraternalmente, encontrando, en la apertura del Congreso, a muchos amigos de antaño, y recibí un cálido aplauso cuando la presidenta Paulina Vodanovic, en el discurso inaugural, mencionó mi nombre.

- Habiendo sido su presidente, ¿cómo cree que debería reenfocarse el rol del PPD dentro del mapa político de la centroizquierda?

- El PPD, como dije, ha hecho grandes aportes a progresismo. Pero ahora, más allá de las tareas electorales, creo es necesario que el PPD y los demás partidos del socialismo democrático centren su esfuerzo en la creación de una sola fuerza, que puede adquirir diversas modalidades institucionales a ser debatidas. Desde una coordinación, a una federación o bloque, o una convergencia entre los distintos partidos, movimientos y personas independientes. Ante el avance de la extrema derecha que pretende eliminar derechos y avances civilizatorios, o frente al maximalismo de izquierda, creo fundamental fortalecer el espacio del socialismo democrático. Una fuerza potente, democrática, moderna, en sintonía con la mayoría ciudadana me parece indispensable en estos tiempos.

- ¿Qué lo lleva, con su trayectoria y tantas vivencias a cuestas, a "visualizarse" nuevamente, a los 75 años, en el partido en el cual ingresó siendo veinteañero, hace más de 50?

- Estuve en el PS durante el Golpe de Estado; como socialista permanecí en la clandestinidad y caí preso, brevemente, en dictadura; me opuse, junto a otros, a la división del PS que nos llevó a ser llamados los "suizos" del socialismo histórico; fui activo en el proceso de renovación del PS para recuperar su esencia humanista y democrática. En fin, también pasé toda una vida en el PS. No fue una decisión fácil, pero la conmemoración de los 50 años con toda la cargan emocional, asociada, y el escaso avance de la unidad del socialismo democrático catalizaron mi decisión de volver a mis raíces. Quise estar de vuelta en el partido de Salvador Allende, y desde allí promover la unidad del socialismo democrático.

- ¿Cómo recibe, además, el retorno al socialismo de otros "históricos" como Martner y Ominami?

- Lo importante es como recibe el PS a estas figuras y a otras personas independientes o militantes de otros partidos que vuelven al PS. Me parece bien estar acompañado en mi retorno.

- Ha señalado preocupación por el avance de la extrema derecha en Chile. ¿Cuánta responsabilidad sobre aquella irrupción tiene la propia izquierda?

- Mucha. El vanguardismo de sectores de izquierda estropeó la Convención Constitucional. El ánimo refundacional de esos sectores le permitió a la derecha apropiarse de las banderas de la identidad nacional, y el plebiscito fue, en gran medida, sobre los símbolos patrios, el repudio a la refundación, además del rechazo al avance de la violencia, la delincuencia, la inmigración, y el costo de la vida. La izquierda tiene que ser capaz de sintonizar con los sectores populares y con la clase media, con la mayoría ciudadana, con sus temores y anhelos de tranquilidad, progreso y seguridad ciudadana y social. Una izquierda que se atrinchera en el 30 por ciento del país con una retórica maximalista no sirve. La izquierda democrática debe aspirar a conformar un gran pacto nacional, un pacto social mayoritario de futuro.

- ¿Cree que la tesis de conformar una única fuerza de izquierda y centroizquierda, que usted defiende, pero que no tuvo acogida en el reciente Congreso del PS, logre permear al interior de la colectividad?

- Lo que no tuvo acogida fue una modalidad específica de unidad del socialismo democrático, pues no había sido discutida suficientemente. Pero el Congreso del PS aprobó claramente el objetivo de: "Fortalecer el socialismo democrático que debe reunir a todas las fuerzas políticas y sociales identificadas con la búsqueda de la justicia social y la democracia y que hoy se encuentran dispersas en el PS, el PPD, PR el PL, las organizaciones de la sociedad civil y liderazgos independientes".

- Sino es a través de una federación, ¿de qué manera cree que se puede garantizar la pervivencia futura del "Socialismo Democrático" junto al PPD, el PR y el PL?

- Hay diversas modalidades que se pueden ensayar. Cuando fui presidente del PPD teníamos una exitosa coordinación, llamada Convergencia Progresista, con el PS y el PR. Podría haber sido el germen de algo mayor, instancia a la cual después no se le hizo seguimiento por la pandemia y el proceso constitucional.

- ¿Qué visión tiene respecto a la propuesta constitucional que esta próxima a cerrar su nuevo proceso? ¿Cuál será su opción en diciembre?

- Soy pesimista con lo que conozco del texto que se aproxima a la versión final. Incluso, el texto casi definitivo es peor que la Constitución vigente. En el actual texto provisorio se altera lo establecido en la Constitución actual en el artículo 5 que establece claramente que "el ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana… y que es deber respetar y promover tales derechos garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por el Estado de Chile y que se encuentren vigentes". Además, están diversos artículos de naturaleza programática que no figuran en la actual Constitución, como: aquello de que "la ley protege la vida de quien está por nacer", lo cual habilita la posibilidad de retroceder en la ley de aborto en tres causales; la exención de toda contribución e impuesto territorial a la vivienda principal; el artículo que permite reclusión domiciliaria a los condenados que padezcan enfermedades terminales, sin excluir a los reos que cumplen condenas por crímenes de lesa humanidad; se consagra constitucionalmente el modelo de capitalización individual en materia de pensiones, con lo cual se puede impedir que existan mecanismos de solidaridad y se bloquearían las eventuales reformas en discusión; la objeción de conciencia que, aunque ahora se elimina la mención a "instituciones", permitiría a estas eximirse de mandatos jurídicos; y está la limitación del derecho a huelga, entre otros. Veremos qué sucede si se pronuncia el Comité Técnico de Admisibilidad. En todo caso, si quedan esos artículos, me inclino a votar en contra. 2

La conmemoración de los 50 años con toda la cargan emocional, asociada, y el escaso avance de la unidad del socialismo democrático catalizaron mi decisión de volver a mis raíces".

Marcelo López

reportaje@mercuriovalpo.cl

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"La izquierda democrática debe aspirar a conformar un gran pacto nacional", asegura.