Juan Álvarez, un ídolo que ya se convirtió en leyenda
FÚTBOL. El "Tanque", máximo artillero en la historia de Santiago Wanderers, dejó de existir el sábado a los 80 años. Su legado se volvió inmortal en Valparaíso.
Ese domingo 3 de diciembre de 1961, José Pérez quedó maravillado con un joven puntero de San Luis. Los canarios golearon por 6-1 a Santiago Wanderers y tres goles fueron obra de un delantero de apenas 19 años. Su nombre: Juan Álvarez Rubiño.
Muchas décadas después de ese día, el "Tanque" todavía se reía cuando recordaba que le dijo a Raúl Sánchez, mítico defensa central del Decano, que ni con un motor en la espalda lo iba a pillar.
El "Gallego" le exigió a los dirigentes porteños que ficharan para la próxima temporada al puntero que les había pintado la cara. Ocho mil escudos costó su pase. Así llegó a Valparaíso un jugador que forjó su leyenda en Playa Ancha y que la noche del sábado dejó de existir, a los 80 años.
Álvarez disputó 232 partidos con la camiseta verde, anotando en 86 oportunidades. Es el máximo artillero en la historia del club. Además, fue campeón en 1968 con los porteños, jugando 26 encuentros y festejando en siete oportunidades.
Su estilo futbolístico marcó a Santiago Wanderers, al punto que al equipo que obtuvo la segunda corona en el torneo de Primera División de la ACF lo apodaron Los Panzers.
El delantero, sin embargo, no estaba muy seguro del origen de su sobrenombre. "En Valparaíso me pusieron Tanque, no sé bien por qué, quizás por ser arriesgado, yo me tiraba de paloma aunque me fuera a pegar con el palo del arco. Me rompía las cejas pero hacía el gol, después me vendaba no más", dijo en una entrevista con El Mercurio de Valparaíso hace unos años.
La partida del goleador pegó fuerte entre sus excompañeros. Juan Olivares, arquero del cuadro porteño el '68 y máximo ídolo de la institución, lo definió como "un gran valor en la cancha y mejor persona, un hombre intachable".
"Juanito hizo muchos goles en Wanderers, además siempre dispuesto a ayudar a un compañero. Le gustaban los punteros rápidos, Pastelito Méndez era su regalón, porque le tiraba muy buenos centros, lo mismo que el Colorado Hoffmann. El ponía la cabeza y dirigía muy bien el balón, era un cabeceador tremendo", señala el exgolero, con quien también compartieron como formadores en las cadetes del Decano.
De hecho Álvarez recordaba con cariño y humor a los niños que dirigió en las juveniles. En su memoria siempre estaban Reinaldo Navia, David Pizarro, Moisés Villarroel, Eric Godoy, Michael Silva y el "Pistola" Flores. También Rodrigo Naranjo, "que era medio embarado como defensa central y yo lo puse al arco", decía el "Tanque".
Manuel Ulloa, zaguero central de Los Panzers, destaca lo bravo que era el goleador, hasta en las prácticas. "Una vez en un entrenamiento saltamos a cabecear y chocamos, me tuvieron que poner cuatro puntos de sutura en la cabeza, y a él le pusieron tres en la frente. Juan era muy buen jugador, sobre todo por alto, difícil de marcar", dice el exdefensa.
Desde Monterrey, México, Claudio Núñez, uno de los jugadores formados por Álvarez, manifestó su tristeza por su fallecimiento. "Tengo muy buenos recuerdos del profe, siempre nos dio buenos consejos como persona y como futbolista. Tuve la suerte además de jugar con su hijo Claudio. Siento mucho su partida y le mando un fuerte abrazo a toda su familia, me imagino que todos los wanderinos están consternados, porque es una leyenda del club la que nos deja", manifestó el "Diablo".
El investigador histórico y comentarista de radio Portales, Patricio Leal, explica que el "Tanque" llegó a Valparaíso en 1962 para reemplazar a Armando Tobar, que había partido a la UC. "Si bien en poco tiempo Wanderers no logró títulos, los tándem de ataque que formó con Ricardo Díaz, Ricardo Cabrera y, en menor medida, con Hernán Godoy, tuvieron momentos memorables y fueron la génesis de Los Panzers", afirma el profesor, quien recuerda además que pese a no jugar como centrodelantero en 1968, por la llegada del argentino Bonnano, Álvarez se las arregló para brillar de todos modos jugando por la punta derecha
Además, apunta Leal, "fue parte de la formación de cadetes y tuvo a su cargo a varios de los que después fueron parte del primer equipo. Quiso siempre inculcarle a sus jugadores el amor por el club y su forma de ver el fútbol, con simpleza".
"Le gustaban los punteros rápidos, Pastelito Méndez era su regalón, porque le tiraba muy buenos centros, lo mismo que el Colorado Hoffmann".
Juan Olivares, arquero de Los Panzers
232 partidos disputó Juan Alvarez Rubiño con la camiseta de Santiago Wanderers, durante diez temporadas.
86 goles marcó el "Tanque" defendiendo al Decano. El cabezazo era su mayor arma ofensiva.
10.30 horas de hoy, en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes de Limache, se llevarán a cabo sus funerales.