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LA TRIBUNA DEL LECTOR Opaco, mediocre y sin brillo

POR GONZALO ILABACA, PINTOR Y CIUDADANO ILUSTRE DE VALPARAÍSO
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Analicemos el acuerdo: en la experiencia internacional de ciudades puerto, este no cumple algo básico y sustancial, como es sacar la nueva ampliación portuaria del casco histórico de la ciudad -donde se encuentra el Sitio de Patrimonio Mundial (SPM)- y tampoco se entregan a la ciudad proyectos de calidad en la zona costera (nuestro mejor espacio público) rehabilitando de la mejor manera aquellos espacios, muelles e inmuebles que quedaron obsoletos para el uso portuario, generando también un acceso pleno, libre y universal de la ciudad y sus habitantes con el mar en el centro del anfiteatro.

En el Acuerdo anunciado, sólo la EPV cumple con su objetivo: duplicar la carga de containers y mantener un muelle para carga a granel. Pero la ciudad propiamente tal queda al debe y en incertidumbre. ¿Cuál es la estrategia proyectada? Queda en la incertidumbre una nueva Ley de Puertos donde el puerto deje recursos a la ciudad. Queda en la incertidumbre si el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia permitirá o no un monooperador del futuro puerto a licitar. Queda al debe y en la incertidumbre si la nueva ampliación portuaria sacará su RCA y si cumplirá los estándares Unesco a los que Chile se comprometió para cuidar, preservar y potenciar su SPM, ya que la ampliación proyectada seguirá estando frente al SPM, la cual tampoco contempla un nuevo Estudio de Impacto Patrimonial, incumpliendo lo que recomendó el equipo Unesco en su visita del 2022. Además, el proyecto de alargue de 120 m del sitio 3 hacia la poza Prat -cambiando el atraque de las naves (algo positivo visualmente) por acopio de containers- también va en contra de dichas recomendaciones que buscan disminuir y no aumentar el acopio de containers en la zona núcleo del SPM. Queda al debe y postergado hasta "el 2031 al 2034" el muelle exclusivo para cruceros, al que aspiraban con ansiedad desde el rubro del turismo, y más encima situado en aguas no abrigadas con el agravante de alargar la zona portuaria de calle Edwards hasta Av. Francia por la imposición de ser un muelle multiuso de carga a granel y cruceros, impidiendo un borde costero abierto de calidad en todo ese sector que se suponía le pertenece a la ciudad. Queda en la incertidumbre el destino de los usos de la bodega Simón Bolívar y su plan de gestión estratégico y económico. Quedan al debe total (sin fecha alguna) las aspiraciones de una marina náutica pública protegida en el Parque Barón, algo fundamental para proyectar ahí un Hub Regional Oceánico que abra nuevas proyecciones económicas, científicas, deportivas, sociales, como hemos propuesto desde la ciudadanía. Queda al debe también el acceso generoso de la ciudad con su mar en el Parque Barón, ya que este acceso sería por solamente dos pasos peatonales subterráneos de EFE en Estación Barón y Estación Francia (450 m de distancia entre ellas), con túneles que podrían prestarse para cualquier incivilidad. ¿Será suficiente esa integración ciudad-mar vía dos túneles para recuperar todo el barrio El Almendral?

Eso de tener un nueva intermodal en Barón, un tren rápido Valparaíso-Santiago, de eliminar el nudo Barón, de una gloriosa llegada al mar de la Av. Argentina, de hundir para los vehículos la Av. Errázuriz entre la Av. Argentina y Francia, de dejar como tranvía el tramo de EFE entre Barón y Muelle Prat, de dejar toda la costanera abierta del centro del anfiteatro para poner en valor el plan de la ciudad (todo aledaño al borde costero) y potenciar su recuperación económica, urbana y patrimonial. Eso de generar nuevas aguas abrigadas para uso portuario, eso de tener una marina protegida para yates, veleros y embarcaciones menores y de llevar a los porteños adentro del mar con deportes náuticos… Todo eso que alguna vez se pensó a lo grande y se dibujó en variados proyectos aparecidos en las últimas dos décadas -donde algunos incluso ganaron concursos y licitaciones y otros fueron anunciados por la propia EPV- todo eso queda hoy "jibarizado" y guardado en cajones de las autoridades de turno con el rótulo "Valparaíso no se lo merece".

Tratándose del futuro del Valparaíso del siglo XXI, habrá que seguir insistiendo con la historia como referente, con proyectos innovadores y potentes que realmente crean y crearon futuro, como fue ganarle dos cuadras al mar en el siglo XIX y el Molo de Abrigo del siglo XX, donde generaciones pasadas dejaron de lado el derrotero del "no se puede" que hoy se escucha como único discurso. El problema del concepto "en la medida de lo posible", es que no mide lo posible y las posibilidades del sistema, sino más bien mide las ambiciones de las autoridades a cargo, ambiciones personales que en el futuro tendrán otros cargos, quizás en otros lados. Sin embargo, Valparaíso estará donde mismo y sus habitantes necesitamos hoy crear más y mejor futuro.

Han pasado días para analizar el Acuerdo por Valparaíso, donde la EPV, junto al alcalde y el gobernador, en presencia del Presidente Boric, oficializaron su propuesta para Valparaíso. Si consideramos los atributos de Valparaíso, su geografía de anfiteatro volcada al mar, su historia portuaria, su condición patrimonial, universitaria, turística, cultural; si consideramos su estado actual, precario y arruinado; si tomamos en cuenta las experiencias de otras ciudades puerto en su obligada reconversión para afrontar las grandes dimensiones que necesita la infraestructura portuaria del siglo XXI; si pusiéramos todo esto en la mesa para analizar el Acuerdo por Valparaíso, llegaríamos a la conclusión que el futuro proyectado es opaco, mediocre, sin brillo, incierto, sin grandes aspiraciones, ni estrategias ni cambios sustanciales que apuesten a crear futuro de manera de generar ganas de vivir e invertir en Valparaíso y cambiar esta larga decadencia. A pesar del marco de un diseño integrado del borde costero de 11 km, al final sólo hay proyectos puntuales relacionados a estos titulares: una ley portuaria que deje recursos a la ciudad, una ampliación portuaria, el muelle de cruceros, el Parque Barón, todos ellos "jibarizados" a la medida de lo posible.