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Oficialismo hace tibia autocrítica y anticipa que buscará enfrentar unido para las municipales

PLEBISCITO. Partidos políticos pasan la página para centrar su atención en la agenda legislativa del Gobierno y en las próximas elecciones.
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Sebastián Benfeld Garcés

Ni alegres ni desanimados, los parlamentarios del oficialismo en la región reaccionaron con mesura a los resultados del plebiscito y aseguraron tener la convicción de que los chilenos rechazaron las ideas republicanas.

Así lo expresó el diputado Tomás de Rementería (PS), quién planteó que "hay que recibir con humildad estos resultados. Acá no hay triunfadores, sí grandes derrotados. (...) Queda claro que los chilenos no están dispuestos a retroceder en derechos, en constitucionalizar el modelo neoliberal, en disminuir los derechos de las mujeres y desfinanciar a los municipios".

Pero más allá del rechazo a Republicanos, en el oficialismo también aseguran que las últimas elecciones dejan en claro que la ciudadanía no quiere un nuevo proceso. En sus propias palabras, el diputado Luis Cuello (PC) aseguró que "acá también se cierra un ciclo, se cierra un periodo, puesto que dentro de este gobierno, tal como comprometimos como Partido Comunista, no hay espacio alguno para iniciar un nuevo proceso de reforma para tener una Nueva Constitución". Agregando que "esto, a mi juicio, debe ser un punto de inflexión para impulsar una agenda económico y social que atienda las necesidades más urgentes de la ciudadanía".

agenda legislativa

A raíz de lo anterior, surge la pregunta sobre cuáles son los temas más urgentes para la ciudadanía. Para la diputada María Francisca Bello (CS), por ejemplo, "las pensiones son una prioridad para Chile. Es hoy día que los adultos mayores están pasando penurias, es hoy día que no les alcanza para sus remedios, es hoy día que no les alcanza para vivir bien".

En tanto, para el senador Juan Ignacio Latorre (RD) a partir de hoy "el sistema político debe buscar de manera urgente acuerdos transversales para dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía, en materia de reajuste del sector público, en materia de la crisis de salud, de la crisis de las Isapres, en materia de pensiones y en materia de seguridad".

Próximas elecciones

Por otro lado, los resultados de este domingo vuelven a poner sobre la mesa las interrogantes respecto de las próximas elecciones municipales y de gobernadores regionales. Esto, dado que muchos actores políticos esperaban este resultado para comenzar a dilucidar las alianzas y estrategias al respecto.

"Yo creo que hay un avance de la ultra derecha, pero después de este resultado creo que no es tan fuerte como lo veía", señaló María Francisca Bello, quien además es presidenta de CS en la región. Para la diputada es imprescindible "propiciar la unidad de la izquierda, para poder resguardar lo que se ha ganado". Idea en la que concuerda su par Carolina Marzán, presidenta del PPD en la región, quien señala que "nadie sobra, acá todos nos necesitamos, todos hacemos falta".

Un punto que es de gran relevancia considerando que aún no existe claridad respecto del candidato que la izquierda apoyará para las elecciones de la gobernación regional. Al respecto Tomás De Rementería (PS) señala que "tenemos que sumar a todas las fuerzas que estuvimos por el En Contra, incluso algunos que pueden haber sido más aspersores en el apoyo del gobierno", haciendo una referencia indirecta al Gobernador Rodrigo Mundaca.

"Hay que recibir con humildad este resultado. Acá no hay triunfadores, sí grandes derrotados".

Tomás de Rementería, Diputado PS (D7)

"No hay espacio alguno para iniciar un nuevo proceso de reforma para tener una Nueva Constitución".

Luis Cuello, Diputado PC (D7)

Es la ciudadanía, estúpido

Doctor en Comunicación, Director Escuela Periodismo PUCV
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Los recientes resultados no deben movernos a la extrañeza, ni a explicaciones rebuscadas o a ponerle rostros políticos a las opciones vencedoras. Lo que aconteció con el plebiscito constitucional, al igual que estos últimos cuatro años, es más de lo mismo. De hecho, el error en las lecturas o interpretaciones ha estado en la mirada de las fuerzas partidistas que se han arrogado los triunfos, hablando en nombre de una ciudadanía que frente a lo que implica un texto constitucional y sus consecuencias, en rigor, tiene un comportamiento autónomo, pragmático y de orden cultural.

El electorado le está dando señales extremadamente claras, a todo el espectro político, de lo que necesita para dar su consentimiento a un proyecto y de las formas de liderazgo que espera de los tomadores de decisión. Quiere cambiar cosas y mantener otras, si percibe amenazas a lo conquistado en sus derechos políticos, libertades individuales y seguridad material, descarta aquella propuesta de reformulación. Pero eso no significa, en lo más mínimo, que esté contento. Es más, la impaciencia es parte de su constante.

Lo de ayer, evidencia una gran premisa, nada nueva. La clase política está desconectada de la ciudadanía y si los dirigentes políticos consideran que las personas le están diciendo que quieren, como la principal señal, cerrar una discusión constitucional, también se equivocan. Esto, porque la política nacional sigue rehuyendo su propia responsabilidad en los dos procesos fallidos, que nos dejan las mismas lecciones que no se han querido asumir. Anoche, lo que se esperaba era pedir las excusas a todo un país, desde las vocerías de cada fuerza política que estuvo involucrada en un largo y fracasado camino constitucional. Las maneras en las que los partidos deambularon estos años por el trazado, incrementarán la pérdida en las confianzas públicas y democráticas, así como la polarización entre las élites. La desconexión seguirá mientras los partidos políticos, oficialistas y de oposición, no asuman su vulnerabilidad, pérdida de rumbo y escasas ideas. Por ejemplo, lo que apreciamos en la última campaña de este proceso, a nivel del debate de las propuestas y las maneras de comunicarlas, fue otro retroceso en la ya decadente realidad de la política.

Luego de lo experimentado en las últimas horas, los resultados electorales exhiben una tendencia que esperamos pueda resignificar, por el bien de la gestión política cotidiana, los siguientes puntos:

1. El electorado no pertenece a los partidos políticos que están de manera momentánea o circunstancial en la vereda del triunfo electoral. Esto, implica, que el accionar estratégico que esos liderazgos emprendan solos y ante sí mismos, tiene un ciclo de corto alcance que no logra sostenerse, dado los desafíos multidimensionales que nos afectan.

2. Por lo anterior, tampoco se avala la inexistencia de la fuerza vencida y se termina castigando en las urnas, a quienes no logran los acuerdos esperados y de los cuales hay plena identificación, a nivel de diagnósticos y estudios de especialistas, refrendados en la vida cotidiana de las personas.

3. Aunque los procesos inviertan un tiempo preciado para tutelarse como mesurados y confiables, por ejemplo, en bordes y expertos, si estos luego derivan en la inexistencia de consensos para la resolución de conflictos, el electorado los reprobará.

4. La ciudadanía sigue asumiendo el valor e incidencia de lo que significa su voto y evalúa su apoyo de acuerdo a cada proceso. Así, el gobierno fue duramente reprobado con el primer plebiscito constitucional. Ahora, el liderazgo de José Antonio Kast asumirá, fuertemente, el costo ciudadano.

Claudio Elórtegui