Presidente Piñera, deber cumplido
Exministra de Desarrollo Social
Hace algunas unas semanas, vivimos uno de los incendios más voraces del último tiempo, que quedará como una de la catástrofes más grandes de las últimas décadas por la dolorosa cifra de fallecidos y la gran devastación. A Chile entero se le partió el alma. Acto seguido, y casi al unísono, las chaquetas rojas volvieron a nuestras mentes, desempolvando la sana costumbre de un líder que ordenaba a su equipo casi sin hablar. Y fue así, como exactos 10 años después, las palabras del presidente post desafío de levantar a Chile del terremoto de 2010, resonaron más fuertes que nunca: "La reconstrucción fue gracias al esfuerzo de una Nación completa para levantarse a sí misma. Una historia que comienza con devastación y muerte y que termina como un ejemplo de lo que los chilenos podemos lograr trabajando unidos por un mismo fin".
Nadie dudó un segundo que el teléfono en esta emergencia sonaría otra vez, como tantas veces ocurrió para ponerse al servicio de la patria. El Presidente nos hablaba de nuevo y el equipo no titubeó.Su preocupación por la catástrofe en la región de Valparaíso y el dolor de las familias que lo perdieron todo, lo llevaron, una vez más, a conversar con el Presidente Boric y ofrecerle toda nuestra ayuda y experiencia para esta tragedia. No hubo colores políticos, rencores, ni intereses mezquinos. Sólo el deseo de estar presentes, entendiendo que Chile está por sobre cualquier diferencia. Así se gestó la que sería la última reunión que sostendríamos con él antes de su muerte.
El lamentable accidente del martes 6 de febrero no permitió que el Presidente Piñera pudiera entregar lo que nos encomendó en aquel zoom por todos conocido, pero acá había un equipo decidido a terminar su último encargo. No podíamos fallar. Y así lo hicimos. Con sentido de urgencia, con trabajo veinticuatro y siempre, como tantas veces nos dijo. Con un trabajo serio y detallado, presentamos un robusto plan de reconstrucción cuya alma estaba presente en cada letra escrita. Días y días de estrategia, nos permitieron entregar un documento que contempla costos, etapas, diseño y, por sobre todo, humanidad.
El 14 de febrero, día de girasoles y con la estrella multicolor en la mente, junto al equipo de excolaboradores (a quienes agradezco profundamente su compromiso y lealtad), acudimos al palacio de La Moneda para entregarle a la Ministra Toro -encargada del proceso de reconstrucción- una propuesta sólida, con el corazón puesto en miles de familias que lo perdieron todo. Nuestro plan puso el foco en las familias con recuperación de viviendas y en la prevención ante futuras emergencias. Planteamos lo imprescindible de reducir la burocracia, controlar la expectativas y tomar decisiones coordinadas, con potestad administrativa.
Con imágenes satelitales en tiempo real, tuvimos una aproximación de la tragedia, un orden de magnitud y una delimitación geográfica de las zonas más afectadas, diferenciadas por tipo asentamiento, entre poblaciones o villas urbanas consolidadas y campamentos.Insistimos que debían existir medidas transitorias (vivienda, estudio, salud y contencion emocional), mediante unidades modulares, provisorios o de emergencia, como también el despliegue de equipos para el apoyo de damnificados.
Para eso propusimos habilitar tres bases de coordinación. También planteamos que se debe trabajar en la radicación, para transformar campamentos históricos y nuevos en barrios de calidad, manteniendo su ubicación. Pero también en la relocalización de aquellos en zonas de riesgo donde no es conveniente levantar nuevos asentamientos si queremos no repetir la dolorosa experiencia.
No olvidamos por supuesto, el foco en las PYMES y cómo debemos trabajar en conjunto, con una colaboración público-privada relevante.
Propusimos entonces una reconstrucción sostenible en el tiempo y flexible, que permita entregar soluciones ya sea para familias vulnerables o de clase media con una mirada integral. No hay tiempo que perder. La magnitud del desafío requiere altura de miras y un compromiso donde no cabe el capricho ni esa mala costumbre de ver al adversario político como un enemigo.Pusimos el alma, el recuerdo, la sonrisa y el trabajo de alguien que hoy nos mira y vigila -esperamos- con orgullo.
Ahora, el gobierno del presidente Boric tiene la responsabilidad de hacer suyo el sentido de urgencia y acción que la ciudadania valora y reconoce y nos permitió volver a ponernos de pie juntos, después del devastador terremoto y tsunami del 2010.
Presidente Piñera, deber cumplido.
Karla Rubilar